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El complicado desenlace del 'efecto Ayuso'

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Isabel Díaz Ayuso va a ser la candidata más votada en las próximas elecciones madrileñas. Quedan aún dudas de si podrá gobernar. Necesitará el apoyo de Vox o Ciudadanos para conseguirlo. La izquierda va a apretar en estas dos semanas y va a intentar levantar a su electorado hasta el último momento. El resultado que va a obtener el Partido Popular en estas elecciones se cree que rebasará el 40%. En la última contienda electoral, la de las generales de 2019, el PP alcanzó, con Pablo Casado como cabeza de lista, un 25,1%. Hace una década, Esperanza Aguirre ganó la cita en las urnas con el 51,7% de los votos. El efecto Ayuso hay que acotarloefecto Ayuso, por tanto, en su justa medida.

El reparto por bloques sigue igual

La Comunidad de Madrid se lleva moviendo desde hace años en un reparto bastante estable. La derecha suele ganar como bloque con una significativa diferencia. En la última cita de las generales, el bloque conservador lo conformaron el PP con Pablo Casado, Ciudadanos con Inés Arrimadas y Vox con Santiago Abascal. Sumaron unos siete puntos de diferencia sobre la izquierda (53% contra 46%). El bloque progresista lo compusieron Pedro Sánchez en el PSOE, Pablo Iglesias en UP e Íñigo Errejón en Más País.

La media de los sondeos al inicio de esta campaña parece aventurar una posible ventaja de los partidos conservadores de nueve puntos (54% frente 45%). La izquierda tiene el reto de intentar movilizar aún a la parte de sus votantes que parecen aún remisos a tomar la decisión de acudir a las urnas. Quedan diez días. Hay tiempo para conseguir aún modificar estas previsiones. "En principio, no parece que vaya a haber mucho trasvase de votos entre bloques, pero cuidado porque los debates y las estrategias de estos últimos días pueden tener efectos impredecibles", explica el profesor de Comunicación Política de la Universidad de Navarra Jordi Rodríguez Virgili.

Los votos llegan de Vox y Ciudadanos

La mejora de los resultados del PP respecto a la anterior cita electoral resulta fácil de explicar cuantitativamente a la vista de los datos que aportan las encuestas. Díaz Ayuso se puede aprovechar del previsible descenso que puede padecer Ciudadanos (se calcula que será alrededor de la mitad de sus últimos electores) y también de lo que pueda arrebatar a Vox (se calcula que la mitad de sus últimos votantes).

Cabe entender que el crecimiento de Díaz Ayuso vive de una doble modificación del mapa electoral madrileño, por acción y por omisión. Parece claro que la manifiesta apuesta de este PP por invadir el espacio de la ultraderecha va a dar sus frutos. Han conseguido recuperar una buena parte de los votantes que Vox les había robado en los últimos tiempos. Esta estrategia cabía pensar que planteaba un peligro añadido, el de perder apoyo en el centro derecha.

Sin embargo, en esta ocasión, el hundimiento de Ciudadanos ha evitado que esa consecuencia tuviera lugar. Según Virgili, "la victoria y la formación de gobierno con Vox no es incompatible con la estrategia de perseguir el voto de Ciudadanos, otra cosa es cuando llegue el momento de la acción de gobierno. Ahí entra en juego cuánto podría llegar a tensionar Vox y cuánto va a arrastrar a la derecha Vox al PP".

En realidad, según los datos adelantados por los sondeos, en estas elecciones se van a obtener en términos de bloque unos resultados prácticamente iguales a los de anteriores comicios. En los comicios catalanes, Salvador Illa consiguió recuperar para el PSC el voto que anteriormente se había ido a Ciudadanos, que sufrió un grave retroceso. En Madrid, esa caída de Ciudadanos parece que se va a dirigir hacia el Partido Popular.

La encrucijada de Casado

El resultado que obtenga Díaz Ayuso va a abrir un interesante debate dentro del Partido Popular sobre cuál debe ser la estrategia a seguir como partido nacional. El importante crecimiento en votos puede reflejar alguna imagen engañosa. Si el PP decide apostar por amplificar el estilo Ayuso puede correr algún riesgoestilo Ayuso. Apostar por un discurso más agresivo, descarado y populista puede chocar con el camino seguido en otras importantes comunidades como Galicia o Andalucía.

Una intensa campaña con dos bloques inalterables

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Es difícil determinar si podría despertar el voto nacional de los populares. Lo que es seguro es que entraría en contradicción con la estrategia seguida en importantes comunidades con fuerte implantación del PP. Tal y como apunta el profesor de la Universitat Abat Oliba CEU Joan López Alegre, "la estrategia que siguió Casado en la moción de censura de Vox tiene su lógica ante una potencial caída de Ciudadanos y un intento de ocupar el centro, pero esto choca con la necesidad que tienen de Vox para poder ganar en Madrid y con el mantenimiento de un discurso duro".

Otro problema al que puede enfrentarse Pablo Casado, si decide implementar el estilo Ayuso, es el de tener en cuenta que el trasvase de votos desde Ciudadanos ya se hizo efectivo en las generales de 2019. Es complicado que pueda ganar mucho más en ese espacio electoral. Eso les podría llevar a caer en la tentación de entrar a competir con la ultraderecha y a endurecer mucho más su discurso. Las consecuencias de ese proceso son difíciles de medir a estas alturas.

El modelo madrileño tiene muy poco que ver con el mapa nacional. Se va a producir inevitablemente un encendido interés en querer trasladar el resultado de estas elecciones a nivel nacional. Sin embargo, puede situar al Partido Popular en una complicada situación interna, ya que cualquier giro que pretenda marcar Pablo Casado puede tener consecuencias complejas.

Isabel Díaz Ayuso va a ser la candidata más votada en las próximas elecciones madrileñas. Quedan aún dudas de si podrá gobernar. Necesitará el apoyo de Vox o Ciudadanos para conseguirlo. La izquierda va a apretar en estas dos semanas y va a intentar levantar a su electorado hasta el último momento. El resultado que va a obtener el Partido Popular en estas elecciones se cree que rebasará el 40%. En la última contienda electoral, la de las generales de 2019, el PP alcanzó, con Pablo Casado como cabeza de lista, un 25,1%. Hace una década, Esperanza Aguirre ganó la cita en las urnas con el 51,7% de los votos. El efecto Ayuso hay que acotarloefecto Ayuso, por tanto, en su justa medida.

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