‘Clark’, la pasmosa historia del atracador que dio nombre al síndrome de Estocolmo

Cartel oficial de 'Clark'.

Netflix ofrece una miniserie con un ritmo que no da tregua durante sus seis episodios. Se centra en la vida del más famoso delincuente sueco, Clark Olofsson. El ladrón, traficante y atracador de bancos está en el origen del síndrome de Estocolmo.

Esa anécdota, dentro de su exuberante biografía, es también rocambolesca, pues en ese atraco concreto, el de Norrmalmstorg, en 1973, Olofsson no era el asaltante. Un antiguo compañero de prisión fue quien tomó el banco por las armas. Cuando las cosas se torcieron exigió que le trajeran a Olofsson, que seguía encarcelado. Sí, pidió dinero, un vehículo para escapar y la presencia de su amigo de la cárcel.

Un atracador fiable

Olofsson, el protagonista de esta serie, entró en el banco de mano de la policía que, de alguna manera, confiaba en él. Calmó la situación y pasó seis días con los cuatro cautivos y el atracador. La televisión retransmitió el asalto en vivo y las declaraciones de dos de las rehenes causaron asombro a los suecos.

Una de ellas dijo sentirse segura con el asaltante y con Olofsson y tener miedo de la policía. Se lo confirmó incluso al primer ministro, Olof Palme. Otra rehén, Kristin Enmark, afirmó que confiaba plenamente en Olofsson y viajaría por el mundo con él. Fue a visitarle a la cárcel y aún se escriben cartas.

A raíz del atraco, el psiquiatra y criminalista sueco, Nils Bejerot, acuñó la expresión síndrome de Estocolmo. De esta manera explicaba la vinculación de algunas víctimas con sus secuestradores, con quienes se sienten más seguros que con las autoridades. En la serie aparece el Bejerot real explicándolo en imágenes de archivo. El síndrome no está reconocido en la actualidad por los principales manuales psiquiátricos.

Ritmo, estilo visual y riqueza de recursos

Pero esto es solo un capítulo en la fabulosa historia de Clark. Con algunas verdades y muchas mentiras, como aclara antes de cada episodio, esta biografía libérrima rebosa hechos extraordinarios, ritmo, estilo visual y riqueza de recursos narrativos.

La consigna de su creador, Jonas Akerlund, fue que nunca resultase aburrida y ese cometido se cumple con creces. El relato está constantemente enriquecido con sorpresas y cambios que mantienen todo el tiempo la variedad y la innovación.

Espectadores con síndrome de Estocolmo

Sin embargo, al verla, al disfrutarla, puede sentirse la desasosegante sensación de ser también víctima del síndrome de Estocolmo. El personaje de Clark es impulsivo, sus hechos objetivamente reprobables, pero es tan simpático. Conviene perdonarse pronto esa mala conciencia, no pasarlo bien cuando se puede sí que es un crimen.

A ojos de algunos espectadores toda la serie puede parecer una glorificación de la violencia, o al menos su frivolización. Desde luego, Clark no parece una propuesta muy interesada en el aspecto moral del asunto.

Vibrante estudio de un personaje

Su intención va en otra dirección. Los seis episodios componen un vibrante estudio de personaje. Narcisista, posiblemente sociópata y a veces atolondrado, Clark también es audaz, cordial, carismático y con una enorme capacidad de disfrute.

La serie no se detiene a juzgar su comportamiento, lo muestra y trata de explicarlo con numerosas referencias a su difícil infancia. Pero esta no justifica todo. Si como afirmó Heráclito, el carácter de una persona es su destino, la serie sobresale relacionando ambos en la vida de Olafsson.

A parte de los hechos documentados ampliamente, la ficción también se inspira libremente en las memorias que escribió el propio Clark Olofsson, Vafan. En la serie es él quien cuenta la historia, dirigiéndose a la audiencia. Como espectadores debemos entender que va a mentir, a fabular y salir favorecido en su versión de los hechos.

Clark Olofsson tiene hoy 75 años y vive en Bélgica. Ha pasado la vida delinquiendo, encarcelado, fugándose hasta 17 veces, y viviendo romances. Se ha licenciado, se ha casado, divorciado y ha tenido seis hijos.

Celebridad criminal

Durante gran parte de su carrera criminal ha sido una celebridad. Ya con 18 años estuvo involucrado en el tiroteo a un policía y su persecución contribuyo al auge del periodismo sensacionalista con la difusión de su imagen como peligroso y muy atractivo criminal.

Antes incluso había protagonizado un reportaje televisivo cuando trabajaba en un barco. Aquella noticia no trataba sobre él, pero los periodistas, al conocerle, sucumbieron a su encanto y lo introdujeron en el montaje final.

Según ha declarado al Dagensjuridik, Clark Olofsson no ha visto la serie. Tampoco Tommy Lindstrom, el policía que le persiguió con mayor ahínco y que en la ficción es retratado de forma burlona y combinando los hechos de forma que aparezca en más momentos de la vida del criminal.

Brillante actor protagonista

Toda la propuesta funciona por el acierto en la elección de su protagonista absoluto. Bill Skarsgard combina perfectamente la picardía, la inagotable energía y el carisma que busca el creador la serie.

El actor explica en RadioTimes su visión del efecto que su personaje causa en los demás: “Pienso en él como esos personajes excéntricos que mucha gente tiene en sus familias. Esas personas que lo hacen todo mal, pero a las que de algún modo no puedes evitar perdonar por como retuercen la realidad”.

Confiesa que a veces incluso le daba vergüenza interpretar a un personaje que piensa exclusivamente en la diversión, como si viviera en un juego, sin importarle las consecuencias de sus actos.

Obra de un autor cumbre de vídeos musicales

Sobre todo, el actor destaca la personal y potente visión de la serie que tiene su creador, Jonas Akerlund, al que califica como “probablemente el director de vídeos musicales más icónico de todos los tiempos”.

Sin poder determinar este extremo, lo cierto es que el guionista y director de este proyecto ha realizado vídeos para Madonna, Beyoncé, Lady Gaga o para los Rolling Stones entre un enorme abanico de representantes de la élite del pop y el rock. Por su labor ha ganado tres premios Grammy.

Akerlund ha dirigido además dos películas. Señores del caos, sobre la escabrosa historia del grupo de black metal Mayhem y la adaptación del cómic de un autor español. Polar, basada en la novela gráfica de Víctor Santos fue el segundo film de Akerlund, quien ya anda embarcado en otra película de la saga del historietista valenciano.

Una salsa reducida con sabor intenso

El autor no ha dado muchas explicaciones de sus decisiones en la serie, pero su intérprete principal desvela que la prioridad de la producción era no quedarse nunca corta. Si pecaba de algo, que fuera de exceso. Nunca podía ser plana. Tenía que ser como una salsa que ha sido reducida y logra su sabor a plena potencia.

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Akerlund está en las antípodas del tópico de los nórdicos. Según Bill Skarsgard: “Los suecos somos famosos por ser sutiles, tímidos, minimalistas y eso es lo que se nos da bien. Todo es discreto. Jonas es un estallido. No se parece a nada que hayas visto antes”.

Por tanto, opina que era el director perfecto para contar la historia de un delincuente escandaloso: “Sus estilos encajan muy bien juntos. No deberías creer todo lo que cuenta una persona enloquecida. Lo cuenta de forma muy exagerada, muy subjetiva”.

La de Clark Olofsson es una historia de excesos que merece conocerse. La Suecia de los años sesenta y setenta aparecen como un entorno muy interesante. Y esta breve propuesta de seis episodios, sin los cada vez más frecuentes rellenos de las miniseries, es una opción fantástica para aproximarse a ambos.

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