LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
La “contienda atronadora” es más ruido que parálisis: cinco acuerdos entre PSOE y PP en la España de 2024

‘Los fontaneros de la Casa Blanca’, la chapuza total del Watergate

Cartel de la serie 'Los fontaneros de la Casa Blanca'.

Con lo desasosegante y vertiginosa que se ha vuelto la política en los últimos años volver al caso Watergate puede parecer redundante. Se trata de uno de los escándalos más analizados y recreados por la ficción y queda lejano en el tiempo. A pesar de ello, HBO Max dio el visto bueno a la serie corta Los fontaneros de la Casa Blanca, cuyos cinco episodios ya pueden verse en la plataforma. Woody Harrelson da vida al antiguo agente de la CIA Howard Hunt y Justin Theroux a Gordon Liddy, ex agente del FBI.  

Una pareja estrambótica

Ambos, formando una estrambótica pareja, fueron los organizadores del asalto a la sede del Partido Demócrata cuyo cincuenta aniversario se celebró en 2022. Un equipo reclutado por ellos instaló micrófonos en el complejo de oficinas con la intención de obtener información que ayudase en la campaña electoral del rival republicano, Richard Nixon.

Los creadores de la serie, Alex Gregory y Peter Huyck, autores del guion, conocieron testimonios de primera mano de miembros del equipo culpable y descubrieron que todo el asunto estaba lleno de chapuzas, personajes chuscos y situaciones lamentables y decidieron recrearlo en la ficción.

En clave de comedia

HBO no quería una serie política pomposa que se tomase muy en serio. Así que el enfoque fue más bien el de una comedia basada en las propias situaciones y en las psicologías y relaciones de los implicados. Aunque los hechos de fondo sigan siendo graves.

Gregory y Huyck han colaborado juntos casi toda su carrera y acumulan una larga experiencia en guiones de comedias televisivas, tanto el programa de David Letterman como en numerosas series, desde Frasier a Veep, lo que les hacía buenos candidatos para desarrollar el proyecto.

Han reunido un reparto muy vistoso en el que los protagonistas se completan con Lena Headey, la Cersei de Juego de tronos. Encarna aquí a la esposa de Howard Hunt, Dorothy, quien también había sido espía antes de convertirse en ama de casa. En medio de una panda de tontos muy tontos se erige como el único personaje de la serie al que se atribuye inteligencia.

Más allá de la chapuza

Y es que la apuesta de esta serie corta se basa en desvelar hasta qué punto lo que siempre se consideró una torpeza que le costó la presidencia a Nixon fue un disparate aún mayor de principio a fin.

A lo largo de las secuencias se desvelan datos interesantes sobre el origen de los participantes. Howard Hunt, Harrelson en la ficción, había participado en el fiasco de Bahía Cochinos. La invasión de exiliados cubanos auspiciados por Estados Unidos pretendió derrocar a Fidel Castro y terminó con cien de sus integrantes muertos y 1.200 detenidos.

Espías pillados in fraganti

Algunos de los supervivientes de la maniobra fueron reclutados para perpetrar la incursión en la sede demócrata y plantar micrófonos. Cuatro intentos les costó llegar a sus oficinas. Con una cinta adhesiva se aseguraron de que una puerta de acceso al edificio quedase abierta. Pero al repetir la maniobra, un vigilante de seguridad lo descubrió, llamó a la policía y los asaltantes fueron detenidos.

El encubrimiento del equipo presidencial a los hechos no hizo más que empeorar las cosas. La acumulación de acciones estúpidas o atolondradas fue proporcional al número de implicados y a su descoordinación.

Varios escándalos más

En torno al célebre caso en la serie se insinúan varios escándalos mucho mayores. Howard Hunt parece relacionado con el asesinato de Kennedy, no se sabe si como forma de fanfarronear entre sus amigos radicales o no.

Por otro lado, un misterioso accidente de avión termina con uno de los protagonistas y fue objeto de intensas teorías conspirativas al creerse incluso que fue provocado para deshacerse de las pruebas sobre el Watergate.

Muy americano y muy nazi

Por su parte, Gordon Liddy, el otro líder de la operación para escuchar a los demócratas se tenía por el mejor patriota, pero era un devoto admirador de Hitler y sus nazis.

En definitiva, los autores han encontrado material y enfoque para hacer que volver a unos acontecimientos ya examinados por la prensa y abordados por la ficción merezcan la pena revisitarse.

Un tono fallido

Pero el tono del conjunto no termina de cuajar. Los hechos se cuentan creando situaciones que parecen encaminarse a unos clímax que nunca llegan. La comedia no encuentra tampoco su lenguaje y termina quedándose a medias, aunque tiene momentos notables.

Si Justin Theroux ha logrado una caracterización divertida, a Woody Harrelson se le ha escapado del todo su personaje. Con una mandíbula desencajada que no se sabe que busca pero que parece más bien un sketch, en algunos momentos resulta más irritante que creíble.

‘Silo’, la potente historia de un futuro sin pasado

‘Silo’, la potente historia de un futuro sin pasado

Los demás actores se ciñen a una clave más naturalista, con lo cual parece que cada uno ha tirado en el sentido que ha querido sin que David Mandel, el director, haya conseguido dar coherencia al conjunto.

Las cloacas del Estado como material dramático

Los fontaneros de la Casa Blanca termina siendo una serie menor, lastrada por algunos defectos de forma. Pese a ello, al tratarse de una propuesta breve permite refrescar unos hechos históricos y recordar que en cualquier momento las cloacas de un Estado pueden volverse contra sí mismo. No solo de forma dañina, también calamitosa.

Y aunque el Watergate sea un episodio emblemático, hoy en día sería más apasionante ver una serie española sobre el caso Kitchen. Nuestra “policía patriótica”, el cura secuestrador de la familia de Bárcenas, los espionajes a rivales políticos, el ministro del Interior Fernández Díaz o el comisario Villarejo son ingredientes más actuales que merecerían un relato a la altura.

Más sobre este tema
stats