‘Silo’, la potente historia de un futuro sin pasado
El futuro es tan imprevisible, podría decantarse hacia tantas direcciones, que nos fascina imaginar alguna de sus posibilidades. Entre las cinco series mejor valoradas en lo que llevamos de 2023 según los colaboradores de Filmaffinity, tres especulan sobre la vida de los humanos que nos sucederán dentro de muchas generaciones. The last of us y The mandalorian son dos de ellas.
Se añade una recién llegada y aún sin concluir. Ya puede verse en Apple tv+ la primera mitad de los diez episodios del debut de Silo. Y puede confirmarse que se trata de una producción sobresaliente, cuidada con esmero, con una historia que atrapa y unos personajes interesantes al instante.
Generaciones viviendo en un refugio
La serie presenta un mundo en el que diez mil supervivientes se refugian en un silo subterráneo, ya que la superficie del planeta no resulta habitable. Forman una comunidad laboriosa, eminentemente pacífica, y obediente con las reglas.
Pero algunos se preguntan por qué las cosas son como son. No quedan registros históricos, ni siquiera se sabe cuándo se perdieron y además carecen de la posibilidad de salir a explorar.
La caverna de Platón en ciencia ficción
Así que una persona aquí, otra allá, sospechan que pueden estar viviendo en la caverna de Platón, viendo sombras y sin acceso al mundo real. De hecho, la comunidad de Silo se parece mucho a la que planteó el filósofo.
En su alegoría, una parte sustancial del engaño se basaba en que los prisioneros de la cueva habían vivido allí desde niños. No podían depender de su memoria para escapar, sino de su raciocinio.
Investigadores clandestinos
En la serie, una pequeña sospecha, una necesidad de saber más, desencadena los acontecimientos. La búsqueda de la verdad no despierta las simpatías del sistema, así que tiene que llevarse a cabo desde la clandestinidad.
Este sustrato clásico y humanista eleva la acción, también muy bien contada, a otra categoría. La de la ciencia ficción que alberga una visión filosófica del futuro o de los dilemas políticos eternos.
Dictaduras sin memoria histórica
En este caso, uno de los elementos clave que convierten en sugerente la serie es esa carencia de historia que caracteriza a las más largas dictaduras. Adam Johnson publicó en 2012, un año después de que se escribiera el cuento que dio origen a esta serie, su novela El huérfano.
Se hizo, entre otros, con el premio Pulitzer con una biografía desbordante ubicada en Corea del Norte. Como en Silo, allí se reproducía por altavoces la versión alternativa de la historia con la que los ciudadanos tenían que conformarse.
Un puñado de héroes y heroínas
Las posibilidades de desaprender en unos sistemas como estos son remotas y quienes emprenden la tarea, héroes. En estos cinco primeros episodios se presenta a un puñado de ellas y ellos. Resulta difícil no encariñarse con algunos de estos personajes, pero puede que no sea la mejor opción.
La serie toma sus riesgos al respecto. Mejor no contar mucho del reparto y verlo desenvolverse a medida que avanza el argumento. Silo cuenta, eso sí, con la carismática actriz sueca Rebecca Ferguson, con Tim Robbins, el rapero Common o Rashida Jones entre un elenco muy abierto.
Un mundo sucio y vertical
La recreación del silo desvela uno de esos mundos industriales y sucios que ya hemos visto en numerosas ocasiones. La arquitectura vertical del refugio añade atractivo al aspecto visual. Utiliza una gama cromática que hace que la monotonía parezca una virtud.
La cabecera de la serie es heredera de la que creó Angus Wall para Juego de tronos, que le ganó un Emmy y se ha convertido en objeto de versión recurrente. Recorre un mapa, plano en este caso, en el que se desarrolla la acción con primeros planos de maquetas y engranajes que van creando un clima propicio a la historia.
Un productor del máximo nivel
Liderando a todos los equipos involucrados se encuentra Graham Yost. El guionista y productor americano tiene una carrera poderosísima a sus espaldas, y ese buen hacer cristaliza en esta serie. Su primer gran éxito fue el guion de la película Speed y en los últimos años ha sido productor ejecutivo en The americans, Sneaky Pete o Slow Horses.
Por su parte, Hugh Howey, el autor de los libros que han inspirado la serie, esta temporada y las que vendrán, está disfrutando a tope la fabulosa experiencia de ver su mundo puesto en escena con este nivel de presupuesto y profesionalidad.
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Howey ni siguiera contaba con una editorial para el primer libro de su saga, que auto editó en 2011. Le costaba hacer que su familia y amigos leyeran el original para darle correcciones. Lógico que se manifieste sorprendido al verse convertido en el oráculo al que cientos de personas, guionistas, decoradores o realizadores miran buscando asistencia.
El novelista, que posteriormente convirtió su trilogía en un éxito, se ha convertido en consultor de la serie entendiendo que la adaptación tiene que tomarse libertades y explorar aspectos nuevos.
El comienzo de la serie ha mostrado pericia en la narración. Ya nos han reunido ante la hoguera a escuchar la historia. Solo queda la incógnita de saber si el guion conseguirá dar coherencia al mundo apetecible que han creado y responder a un número suficiente de interrogantes abiertos.