Espadas de hierro
Que las agencias de inteligencia, contrainteligencia e investigación del Estado de Israel, o lo que viene siendo: la Shin Bet (inteligencia nacional) la Aman (inteligencia militar de las Fuerzas Armadas) y el Mossad (agencia de inteligencia externa de contraterrorismo a nivel mundial) no detectaran el agujero kilométrico de sus defensas, da que pensar. Tal vez dejaron la puerta abierta aposta, deliberadamente o ex profeso, la que más les guste. Si a la corriente de aire de la puertecita sumamos que Benjamín “Bibi” Netanyahu tenía una guerra civil en ciernes, debido a la ley de reforma judicial, del más puro carácter ultraderechista o nazi, lo que ustedes prefieran, en la que restaba prerrogativas al Supremo, amputando la revisión o revocación de decisiones gubernamentales, en base a si estas son razonables o no, hete aquí el coctel que más une a un pueblo: la guerra. Agitar antes de servir.
Una vez más el siglo XXI escupe guerra y devastación. Es la fucking condición humana. En esta ocasión es el pueblo Palestino el que padecerá. La ciudadanía, el pueblo literalmente.
El ejército israelí lanza hoy domingo, 8 de octubre, ataques contra objetivos de Hamàs en la franja de Gaza, como respuesta y por haberse tragado el anzuelo, a la ofensiva del sábado. La instantánea que publicaba hoy un medio digital, de palestinos buscando supervivientes entre los escombros tras el bombardeo israelí, mostraba la cara cruenta y despiadada de la llamada operación Espada de Hierro que lleva tras de sí la connotación estúpida y religiosa, cómo no, de herreros artesanos y orfebres forjando espadas en la reconstrucción de Jerusalén, a la vuelta del exilio. Siglo V a.c. Agítese antes de servir.
Los telediarios nos mostrarán día tras día, entre la ensalada y la tortilla de patatas, imágenes de una guerra en la que en ocasiones los freelancers son los mismos ciudadanos.
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Pako Martí es socio de infoLibre.