Sergio Ramírez Luis García Montero
¡Y a usted qué le importa el 'informe Draghi'!
Esta semana es de alto voltaje en la política europea. Conoceremos el contenido del informe Draghi y quizá a los comisarios y comisarias que gobernarán Europa junto a Von der Leyen. Pero a usted le da igual, y es normal.
Mario Draghi presidió el Consejo de Ministros de Italia desde 2021 hasta 2022, momento en que ganó Meloni. Previamente había presidido el Banco Central Europeo desde 2011 hasta 2019, cargo que ocupó tras haber sido gobernador del Banco de Italia. Llegó allí tras ostentar la vicepresidencia para Europa de Goldman Sachs, el cuarto banco de inversión del mundo y el encargado de asesorar a Grecia sobre cómo ocultar la dimensión de su deuda. Considerado un tecnócrata, él ha sido el autor del informe que puede marcar el futuro de la competitividad; es decir, de los fundamentos económicos que guiarán Europa.
Lo que ese informe afirme marcará el debate económico con el que Europa intentará encontrar un lugar en el mundo
La Presidenta de la Comisión, la conservadora alemana Ursula von der Leyen, solicitó a Draghi este informe ante la constatación de la pérdida de competitividad europea frente a EEUU y China. Un dato abre las discusiones: El PIB per cápita estadounidense creció un 60% en los últimos treinta años, el doble que el europeo. A otro italiano de referencia en asuntos europeos, Enrico Letta, le pidió otro reporte, en este caso sobre el mercado único europeo (puede leerse aquí). Letta constató fallos importantes en asuntos estratégicos como la energía, las telecomunicaciones y los servicios financieros. Pero insisto: ¿esto qué tiene que ver con nosotros? De hecho, ¿cuántas páginas de periódico o minutos de tertulia se le ha dedicado a todo esto? Si es así, será que no es tan importante, podría pensarse. En absoluto: aunque pueden parecer dos “informes” de los miles que se publican a diario, y sus recomendaciones han de someterse a los procedimientos y discusiones en las instituciones europeas, ahí está el germen de cómo viviremos en Europa en los próximos años. Casi nada.
Y sin embargo a usted esto no le quita el sueño. Porque Europa sigue siendo una entelequia lejana que no conseguimos integrar en nuestro día a día ni con fondos europeos, ni con cargadores unificados para los móviles, ni mandando a nuestros estudiantes de Erasmus. Entender sus procedimientos está al alcance sólo de especialistas, y personajes como Draghi se nos presentan como grandes ejecutivos internacionales que poco o nada tienen que ver con los salarios, las pensiones o la reducción de la jornada laboral. Sin embargo, sus palabras definirán el futuro.
Lo que ese informe afirme, que será reflejado por algunos periódicos, generalmente en sus páginas salmón, y poco o nada debatido en las tertulias televisivas, marcará el debate económico con el que Europa intentará encontrar un lugar en el mundo. Sobre él articularán sus políticas los conservadores y liberales, huérfanos de propuesta económica tras el fracaso del neoliberalismo; y contra él o alrededor de él tendrán que argumentar y presentar su programa las diversas izquierdas; también ante él reaccionarán las extremas derechas, pero en este caso hay poca duda de que se opondrán con todos los aspavientos que puedan para subrayar su perfil “antiglobalista”.
Mientras tanto, la Comisión Europea confirmará su organigrama con menos paridad de la que existía –ante las propuestas de los Estados de enviar mayoritariamente varones para su composición– y, si las cosas se confirman como pintan, Von der Leyen intentará dejar en segundo plano el Pacto Verde –como ya demostró en sus prioridades para los próximos cinco años, que puede consultar aquí– y hará énfasis en la “reindustrialización limpia”; veremos cómo.
Lo que Europa discute nos queda lejos, pero nos toca muy de cerca. Los debates, las tensiones y las dinámicas políticas de todos los Estados, cada uno con sus peculiaridades, están recorridas por corrientes de fondo comunes. De ahí que sea necesario articular políticas, no sólo institucionales, sino también sindicales, de movimientos sociales, culturales y ciudadanas que entren a este tipo de debates y muestren su posición. Atentos a los próximos días, porque se van a dibujar los caminos que luego habremos de recorrer.
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