Alcobendas: la insostenible Valgrande o la destrucción de un bosque sostenible
Al sobrevolar Madrid se observa una gran extensión verde, es el municipio de Alcobendas. Una riqueza natural que quieren ocupar y quitar unos constructores. Para convencer a los políticos locales repiten constantemente que se trata de un proyecto con un resultado “sostenible”. La prensa conservadora ya ha dado sus razones publicando reseñas y reportajes en los que todo parece perfecto, guay, estupendo y que proporcionará riqueza, puestos de trabajo y unos servicios magníficos. El punto clave está en ese municipio: Alcobendas tenía una población de 116.895 habitantes al comienzo de esta década. Pero, ¿qué significado tiene “sostenible”? [RAE: “que se puede mantener largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente”; Oxfam Intermón: “satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas, garantizando el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social”].
“El proyecto urbanístico Valgrande de Alcobendas avanza con nuevos objetivos en materia de sostenibilidad”, dicen en la promoción. Recojo un fragmento de prensa ya publicado: “De los 8.600 hogares contemplados, se construirán 860 chalés y algo más de 3.000 pisos con precios libres. Unas 4.730 viviendas tendrán algún grado de protección pública. La Junta de Compensación, promotora del desarrollo, calcula que Valgrande acogerá a 25.800 nuevos vecinos [compárese con su población actual] y su construcción generará 4.000 empleos. Habrá casi 600.000 m2 de zonas verdes”. Todo parece otro milagro de los panes y los peces. En este caso de los árboles y los pisos. Muchas viviendas donde había muchos árboles pero aumentan los árboles. Dice la promotora: “Los árboles que se vean afectados por las obras serán repuestos, de modo que la zona pasará de tener 2.555 árboles a más de 6.700. Según contempla el protocolo, se van a crear dos nuevos parques…”.
Alcobendas está considerada como la tercera ciudad de España en volumen de facturación empresarial, solo por detrás de Madrid y Barcelona. Su alcaldesa, la popular Rocía García, acaba de informar en los micrófonos de la Cadena Ser de la firma del protocolo que establece la sostenibilidad como pilar estratégico del futuro desarrollo urbanístico, en un municipio cuyo proyecto ha sido cuestionado por sus posibles implicaciones a nivel medioambiental, llegando incluso a ser paralizado por la Justicia por falta de estudio ambiental, tras la denuncia de los colectivos ecologistas.
La construcción de esa enorme urbanización “supondría la destrucción irreversible de este espacio natural y un serio impacto para el medio ambiente y la salud y el bienestar de las personas", asegura Salvemos los carriles
El “Plan Parcial de Los Carriles”, denominado desarrollo urbanístico Valgrande, “es una barbaridad contraria al equilibrio entre naturaleza y salud en tiempos de máxima sensibilidad ante el cambio climático y calentamiento global que estamos sufriendo”, señalan en una carta dirigida a la primera edil tres eurodiputados de The Left, grupo de la izquierda en el Parlamento europeo. La carta alude a que el proyecto Valgrande/Los Carriles fue “paralizado por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM)” y propone tomar en consideración que el espacio es “según diversos informes científicos, un lugar de extraordinaria biodiversidad de flora y fauna, reserva mundial de mariposas y zona de caza y alimentación de aves rapaces” (apuntan que el terreno albergaría casi tantos tipos de lepidópteros, necesarios para la polinización de las plantas, como el Reino Unido).
Por su parte, la Plataforma Salvemos los Carriles, resalta “su función como pulmón y refrigerante natural para el municipio y sumidero de contaminación. Un espacio que aporta, por tanto, enormes beneficios a la ciudad, mitigando las causas y consecuencias del cambio climático y proporcionando un entorno saludable para el deporte, el ocio y un contacto cercano con la naturaleza para sus habitantes”. La construcción de esa enorme urbanización (además de un gran bloque de cemento que rompería un bello paisaje boscoso), indican, “supondría la destrucción irreversible de este espacio natural y un serio impacto para el medio ambiente y la salud y el bienestar de las personas debido a: incremento de la contaminación del aire, ruido, aumento de la temperatura (`isla de calor´ urbana), atascos, colapso de la ciudad, desaparición de especies de flora y fauna y un grave deterioro para el Monte Valdelatas por la presión a la que se vería sometido” el apreciado paraje “fuente de aire limpio, sumidero de carbono, regulador de temperaturas… hábitat regulador hídrico (recarga de acuíferos, mitigador de los efectos de las sequías e inundaciones). Por no hablar de lo que supondrían 25.800 nuevos vecinos en una población con 116.895 habitantes.
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Fernando Granda es socio de infoLibre.