Tribunales
La derecha mediática lava la imagen a Aldama en su intento de venderse como empresario ejemplar
Seis días después de su salida de Soto del Real, donde estaba en prisión provisional en relación a un supuesto fraude de 180 millones de euros relacionado con los hidrocarburos, Víctor de Aldama ha vuelto a marcar parte de la agenda política nacional. El empresario, una de las piezas centrales de la trama Koldo, ha reaparecido este miércoles públicamente para intentar lavar una imagen salpicada por la corrupción. Y, para ello, ha elegido uno de los principales terminales de la derecha mediática: la cadena Cope. Una entrevista de cuarenta minutos que ha utilizado para venderse como una suerte de empresario ejemplar que cometió un error cuando solo buscaba ayudar a los suyos.
El paso de Aldama por un programa con más de 2,6 millones de oyentes diarios no ha servido más que para reiterar el relato que dio la pasada semana en la Audiencia Nacional y que derivó en su inmediata puesta en libertad. Algo que aderezó con comentarios sobre su relación con Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, o sobre la salida de Ábalos del Gobierno. Es más, algunas de sus respuestas, incluso, han restado apariencia delictiva a determinadas cuestiones. Así, ha dicho que no tiene claro que la relación con Gómez "sirviera" para acelerar la ayuda. Y en cuanto a las reuniones con la exministra Teresa Ribera, ha dicho que nunca llevaron a cabo el proyecto que con ella trataron.
El considerado "nexo corruptor" en la trama que afecta tanto al exministro José Luis Ábalos como a su exasesor, Koldo García, ha utilizado más bien la entrevista en clave política. "Me llama delincuente un señor que tiene a su mujer imputada, a su hermano imputado y no dimite", ha lanzado. Una conversación que ha arrancado y ha finalizado con lo mismo: poniendo en duda su seguridad. "¿Teme por su seguridad personal? Su coche fue tiroteado, tengo entendido que recibió amenazas en la cárcel...", lanzó Carlos Herrera. Y él, emulando a Corinna o Barbara Rey, soltó: "Cualquier cosa que me pueda pasar va a apuntar al Gobierno y al presidente". Y añadió: "Les veo capaces de cualquier barbaridad".
Para entonces, la conspiranoia ya había anidado en el chat de YouTube ligado a la emisión en directo de la entrevista en la radio de la Conferencia Episcopal. "Que le consigan protección privada", escribe un usuario. "Cuidado no te peguen de tiros al salir", suelta otro. Mientras tanto, él iba lavando como podía su imagen. "El corrupto no soy yo, el corrupto es el político", decía, mientras se vendía como un simple "empresario" que "en ese momento quería hacer un negocio" para tener "una vida mejor". "Al final yo tengo una serie de gastos, de estructura, manejo una serie de gente", sostenía al micrófono.
En esta reconstrucción de su imagen pública, el comisionista se esforzaba por colocar el mensaje de que todo lo que ha ido ganando lo ha utilizado siempre en beneficio de la gente. Así, ha mencionado el Zamora Club de Fútbol: "Todos los años he metido dinero para que el club no despareciera y para mantener a aquellos empleados y lo que es la ciudad de Zamora". Por eso, no entiende que "ahora se le vea" como el "corrupto o el sobornador" después de "todo" lo que dice haber hecho "por el país", aunque reconozca a renglón seguido haber "pagado" a "funcionarios" y haber hecho cosas "para seguir manteniendo" sus contratos.
"Yo si te creo", escribían algunos en el chat. Y es ahí, en esa pugna por la credibilidad, donde la derecha mediática lleva días empleándose a fondo. Saben que no hay nada, por el momento, en la investigación que apunte hacia las supuestas mordidas que dice haber pagado al número tres de los socialistas, Santos Cerdán, o al jefe de gabinete de la ministra de Hacienda. O que el comisionista no aportó prueba alguna al respecto durante su declaración en sede judicial. Ahora bien, si hay que elegir a quien otorgar mayor credibilidad, si al Gobierno o al empresario investigado, ellos tienen claro que al segundo. Y así lo están repitiendo algunos popes de la derecha mediática.
Aldama gana “por goleada”
"En la pugna de credibilidades entre las acusaciones de Aldama y los desmentidos del Gobierno, Aldama va ganando por goleada", señalaba Carlos Herrera este miércoles en su monólogo. Algo que justifica poniendo sobre la mesa dos informaciones del diario El Mundo que no vienen a probar los pagos de mordidas, sino que solo confirman que la Guardia Civil condecoró al empresario y que éste último asistió a una montería con dos miembros del FBI y la CIA y un coronel del Instituto Armado. "Por tanto, las risitas de los Bolaños, los Lópeces y todos los que se burlaron de Aldama, están fuera de lugar porque no es el pequeño Nicolás, sino un señor que estaba en los despachos de la mitad del Consejo de Ministros", lanzó Herrera.
Luego, era Jorge Bustos, subdirector editorial de El Mundo, quien reforzaba ese mismo mensaje tanto en las páginas de su diario como en las ondas de dicha emisora. "Entre acudir al Congreso, un miércoles más, para escuchar a Pedro Sánchez o acudir a la Cope para asistir a la entrevista de Carlos Herrera con Víctor de Aldama, elegí a aquel que me merece mayor credibilidad, que es Aldama, naturalmente", comenzaba. En su columna, hablaba del investigado como un "conseguidor" con "porte de empresario de provincias" que la cárcel "le ha arrebatado". Decía que había conseguido con la entrevista "reforzar la credibilidad de su testimonio". Y sentenciaba: "La verdad nos hace libres y la mentira crea esclavos. Por eso unos colaboran con la Fiscalía o van al notario y otros financian la propaganda o purgan a los herejes".
También siguieron de cerca al empresario en esRadio. "He de decir que es una persona aparentemente reposada, tranquila, educada, no un chulángano de turno", deslizaban en la tertulia. Pero rápidamente intervino Federico Jiménez Losantos: "Conviene no olvidar que estamos hablando de un gánster profesional que trabaja para Delcy, la genocida". "No vayamos a santificarlo", insiste otro de los tertulianos. Sin embargo, y a pesar de todo, él también se ha encargado ya de dejar claro, como el resto de medios de la derecha, que es el comisionista quien goza de una mayor credibilidad en este asunto.
"Cuando Amedo y Domínguez empezaron a hablar sobre los GAL, el PSOE felipista hacía la misma pregunta retórica que Sánchez ayer: ¿quién puede creer a un delincuente que sólo busca aliviar su situación judicial? Y los agradaores de ayer, palmeros hoy, precisaban: "¿A quién creer, a un delincuente o al presidente del Gobierno?". La respuesta, en ambos casos, es la misma: al delincuente, si confiesa delitos a la sombra del presidente. Aldama se incrimina a sí mismo, Sánchez intenta no ser incriminado", escribía este fin de semana en el diario El Mundo.