El juez Peinado y el ‘Me Too’: una cuestión de confianza

La esperanza es lo último que se pierde. La confianza, lo primero. Es tan frágil que cuando se rompe, en la mayoría de las ocasiones, no hay vuelta atrás. Ocurre en la amistad, en la pareja, en el trabajo, en la vida pública. Porque, a nivel político, todo se basa en una cuestión de confianza. En nuestras instituciones, en el sistema democrático y en el Estado de derecho que nos ampara, nos protege y nos da garantías.

Esta semana, unos audios publicados por Televisión Española evidenciaban cómo el juez Juan Carlos Peinado, que investiga a la mujer de Pedro Sánchez por corrupción, había supuestamente tergiversado la declaración de una testigo para poder imputar al vicepresidente del Instituto de Empresa Juan José Güemes. Otra herida más en la confianza hacia los jueces en este proceso judicial que está sentando precedentes peligrosos. ¿Cómo puede ser que un juez cometa este tipo de irregularidades?.

En estos últimos meses, el Me Too español no acaba de despegar porque todo se reduce a un aluvión de mensajes en redes sociales liderado por Cristina Fallarás

En una época en la que una ola populista se extiende por Occidente, el sentimiento de desconfianza que afecta a la política y a la justicia no deja de crecer. Son dos profesiones importantísimas que están viviendo una crisis de identidad y legitimidad que las separa de la ciudadanía, pero que con actuaciones como la del juez Peinado, se están devorando a sí mismas. 

Hace unos meses, el caso Errejón fue tan impactante porque atacaba directamente a la confianza del electorado de izquierdas en sus líderes. Y a una máxima clave en comunicación política: la coherencia entre lo que un político dice y lo que hace. ¿Cómo podía ser que un hombre progresista, que siempre se había manifestado contra cualquier tipo de violencia contra las mujeres actuase supuestamente así en su vida privada? ¿Por qué su partido no tomó ninguna medida?.

En estos últimos meses, el Me Too español no acaba de despegar porque todo se reduce a un aluvión de mensajes en redes sociales, liderado por Cristina Fallarás. Se pide a las víctimas de violencia que utilicen los cauces oficiales para denunciar y que confíen en la Justicia. Pero estas víctimas también son testigo de cómo a otras mujeres no se las ha protegido lo suficiente, cómo se construyen montajes judiciales como el caso Neurona o cómo se hace política en los tribunales como en el caso Begoña Gómez. Otra vez, todo es cuestión de confianza.

Como periodista, hay una pregunta que le haría a Errejón y a Peinado. ¿Creen que han contribuido a dañar la confianza hacia sus profesiones? La confianza en la justicia y en la política es un pegamento que genera cohesión social. Así que debemos ser responsables y no dudar de nuestros políticos y jueces. Seguir confiando en la democracia por muchos Peinados y Errejones que haya por ahí sueltos. Aunque lo fácil sea no hacerlo.

Más sobre este tema
stats