La excusa de la falsa juventud

Con 30 años no sois demasiado jóvenes, por favor, que no os engañen con frases de libro barato de autoayuda como esta: “Eres demasiado joven, no tengas prisa”. ¿Prisa de qué? ¿Qué es ser demasiado joven? 

Detrás de la excusa de la falsa juventud se esconden trampas que fomentan la discriminación y normalizan la precariedad, la engañosa cultura de la meritocracia o la infantilización de varias generaciones de adultos.

“No es por maquillajes baratos de aliade, pero tú, como mujer joven, todavía lo tienes más jodido que yo”, me dijo el otro día un compañero de profesión, un par de años mayor. El machismo, si os parece, lo dejo para otro día. Porque antes hay mucho que comentar.

Este sábado hubo, una vez más, una gran manifestación por la vivienda. El principal problema que congela la vida de muchos adultos en un limbo que hace que, profesionalmente, se les tome menos en serio por las apariencias. Profesionales valiosísimos y preparadísimos de 35 años obligados a compartir piso, como si fuesen universitarios con edad de padres. 

A esto se añade la inexistencia de una carrera laboral en la mayoría de las empresas. Muchas son incapaces de valorar y promocionar el talento y pagar bien. Viven en un status quo con una estructura piramidal, en la que unos pocos viven increíblemente a costa del bienestar de una base en constante renovación, ya que nadie aguanta tanto tiempo en esas condiciones.

Ser joven ha dejado de ser un número objetivo y se ha convertido en una cuestión de clase. Muchos se siguen escudando en la excusa de la falsa juventud para mantener sus privilegios

Otro factor de discriminación es la engañosa cultura de la meritocracia. Da igual la experiencia, el esfuerzo, el currículum, el conocimiento, los méritos académicos, las estancias en el extranjero, las buenas ideas, empezar a trabajar en lo tuyo con 18. En muchas ocasiones, se valora y juzga a los más jóvenes por los prejuicios de la edad. Si eres o pareces joven, vales menos. 

El problema hoy es que ser joven ha dejado de ser un número objetivo y se ha convertido en una cuestión de clase. Puedes ser joven a cualquier edad. Ser joven es igual a ser precario o inestable. También, en lo emocional. Así que un chico de 28 casado que vive solo en su casa en propiedad siempre va a parecer más mayor y experimentado que una chica de 35 que sigue compartiendo piso con sus amigas. 

Muchos se siguen escudando en la falsa juventud para mantener sus privilegios. Una pescadilla que se muerde la cola. Porque cuanta más precariedad, más apariencia de falsa juventud y menos oportunidades. Curiosamente, quienes suelen esgrimir este argumento, a su misma edad, tenían ya un sueldazo y una posición poderosísima. A esos sí que habría que ponerles un 20% de aranceles.

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