Las claves del derrocamiento de Morsi
Un país al borde del colapso económico con divisas tan sólo para cuatro meses, un ejército apoyado por una parte de la población pero que cada vez se concibe "más como golpe y menos revolución” y el devenir de los Hermanos Musulmanes, son algunas de las cuestiones a las que el país egipcio tendrá que hacer frente.
Dos analistas especializados en el mundo árabe y el cineasta egipcio Basel Ramsis explican a este diario cuáles fueron las claves que llevaron a Morsi a ser derrocado y el futuro más próximo que se aproxima a la orilla del Nilo.
Futuro político
El cineasta, documentalista y escritor Basel Ramsis está viviendo de primera mano la revolución en El Cairo. Descuelga el teléfono y su opinión es rotunda: “Se comenta que Mohamed Morsi sigue retenido, pero lo que puedo afirmar con seguridad es que no volverá a gobernar”.
Ramsis habla del nuevo primer ministro, Hazem al Beblawi, como una persona que tiene fama en el mundo de la economía, aunque su perfil político "se asemeja al de Mubarak" y no cree que si se presenta a unas elecciones obtenga el apoyo de la sociedad.
El Baradei, que sonaba con fuerza para proclamarse primer ministro pero que fue rechazado por Al Nur, el partido islamista que se rebeló contra Morsi, tampoco es a juicio de Ignacio Álvarez Ossorio, profesor titular de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad de Alicante, "el mejor visto por el pueblo".
En Egipto están prohibidas las encuestas por ley pero el profesor cree que aunque El Baradei sea bien visto en occidente, en el interior del país egipcio "es considerado por gran parte de la población rural, no olvidemos que son el 55%, como perteneciente a una élite y no tan cercano a la sociedad".
Para Álvarez-Ossorio una plataforma con opciones sería Egipto Fuerte, dirigida por Aboul Futoh, que ya se presentó a las elecciones presidenciales pasadas y obtuvo cerca de nueve millones de votos. "No es descabellado que una gran coalición islamista como Egipto Fuerte se imponga en las elecciones que se espera celebrar a principios de 2014".
El papel del ejército
Uno de los temas candentes estos últimos días en la actualidad egipcia es el papel que están jugando las fuerzas armadas, comandadas por Abdul Fatah al-Sisi. Helicópteros dibujando corazones en el cielo cairota, rosas como señal de paz decorando sus tanques y más de medio centenar de muertos sobre el tapete en los enfrentamientos con los seguidores de Morsi.
“El ejército tiene que velar por sus intereses. Hay que tener en cuenta que desde el año 1952, que accedieron al poder, el ejército ha controlado cerca del 35% de la economía egipcia y ha incurrido en un modo de gobierno autoritario atacando las libertades públicas y violando sistemáticamente derechos humanos y no están demasiado interesados en que Egipto avance hacía la democracia”, declara Ignacio Álvarez Ossorio.
La oportunidad histórica de Morsi
El investigador principal del Mediterráneo y el Mundo Árabe del Real Instituto Elcano achaca a Morsi y su partido Libertad y Justicia haber gobernado en base a las directrices del líder supremo con personas no elegidas democráticamente y excluyendo a gran parte de la sociedad.
“Morsi ha hecho más en un año por desacreditar a los Hermanos Musulmanes que durante décadas lo hicieron Mubarak, Sadat y Nasser. Han perdido una oportunidad histórica”, explica Amirah.
Álvarez-Ossorio da vital importancia a la situación económica por la que atraviesa Egipto como otro factor más para que estallara la revolución. "El país ahora sólo tiene divisas para afrontar cuatro meses y la tasa de empleo es muy baja, sobre todo afecta a ese medio millón de jóvenes que todos los años se quedan a las puertas de entrar en el mercado laboral. Han fallado en las tres promesas elementales: pan, libertad y justicia social”.
La cautela de occidente y la "victoria" de Israel
Barack Obama subrayó que se revisarían los acuerdos con Egipto tras la salida de Morsi del poder, pero al igual que Rusia y otros países europeos no condenó el golpe de estado. Incluso el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, decía esta semana que hubo "una interrupción del mandato" en vistas a la evolución del conflicto.
"La cautela es muy importante y la comunidad internacional no quiere pronunciarse o felicitarse por la salida de Morsi del poder. No es descartable que vuelvan a tener que pactar con ellos en un futuro", declara Álvarez Ossorio, que ve una "victoria" de Israel con la caída de los Hermanos Musulmanes.
No hay que olvidar que Egipto es el principal país árabe y el que mantiene un contacto fronterizo con la franja de Gaza gobernada por Hamás, y siempre ha sido importante para Israel y Estados Unidos garantizar la seguridad en la zona. "Gana Israel con la caída de Morsi porque Hamás, que es la rama palestina de los Hermanos Musulmanes, pierde un aliado estratégico".
No marginar a los Hermanos Musulmanes
Los tres entrevistados coinciden en algo: los Hermanos Musulmanes no pueden ser ilegalizados ni quedar excluidos. Según Haizam Amirah, lo que está claro es que “las juventudes de los partidos políticos y los movimientos sociales se tienen que dar cuenta de que el camino recorrido desde 2011 no les han llevado a mejores resultados, que la exclusión no garantiza una convivencia pacífica y que imponer unas opciones políticas ideológicas sobre una sociedad muy diversa no suele dar buenos resultados”.