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CRISIS AGRÍCOLA

El veto ruso bloquea 300 millones de kilos de fruta en cámaras y en el campo

El veto ruso bloquea 300 millones de kilos de fruta en cámaras frigoríficas y en el campo

Villa del Prado, al sur de la provincia de Madrid, cuenta con unas 200 hectáreas de invernaderos dedicados en un 80% al cultivo del pepino. Produce entre 100.000 y 150.000 kilos diarios, de los que estas últimas semanas se han tirado hasta 40.000 kilos. Las hortalizas terminan formando parte de la dieta de los animales salvajes del cercano Safari Madrid o “alimentando a las ovejas”, asegura Francisco González, agricultor de Villa del Prado. No le queda otra: una caja de 10 kilos de pepinos la vende por dos euros en Mercamadrid, cuando sólo la caja y el transporte le cuesta 1,20 euros y con los otros 80 céntimos tiene que pagar “jornales, abono…”. Sólo el sueldo de un peón le sale por 50 o 60 euros diarios. “En Marruecos, les pagan cinco”. Competencia imposible. González dice que otro tanto ocurre con la acelga: 25 céntimos el kilo en origen. El tomate, este año, se ha librado aunque también se paga por debajo de costes: 50 o 60 céntimos.

“Los precios de las hortalizas llevan hundidos mucho, mucho tiempo”, corrobora Lorenzo Ramos, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). Los de la fruta de hueso, melocotón y nectarina, no tanto, pero el veto ruso a las exportaciones europeas les ha dado “la puntilla”, destaca. El buen tiempo adelantó la cosecha de ciertas variedades, con lo que han coincidido en el mercado los melocotones extremeños con los murcianos, y los españoles con los franceses o los griegos. El mercado se ha colapsado, resume Lorenzo Ramos, que posee una explotación de este tipo. Para entonces la Comisión Europea ya había aprobado la retirada de un 5% de la producción con destino a organizaciones benéficas, a fin de impedir el hundimiento de los precios.

Luego llegó el bloqueo ruso. Y la cifra se ha ampliado al 10%. Una cantidad que los agricultores consideran insuficiente: exigen el 30%. Tanto UPA como COAG cifran en 300 millones de kilos la cantidad de fruta de hueso española que ahora mismo permanece bloqueada en el campo y en cámaras frigoríficas. El secretario de Agricultura de UPA, Ignacio Senovilla, habla de 1.500 camiones cargados de fruta “dando vueltas” por las carreteras europeas y sin destino. Aunque se retire un porcentaje de la producción de frutas y hortalizas que se ha quedado sin comprador ruso y otro se destine a la industria conservera o a la alimentación del ganado, “buena parte habrá de ser destruida”, concede Lorenzo Ramos. Coincide con él Miguel Blanco, secretario general de COAG: “Por desgracia habrá que hacerlo”.

Hay un precedente próximo: en 2011 se retiraron, y destruyeron, 18.115 toneladas de hortalizas españolas después de que Alemania denunciara una partida de pepinos almerienses infectados con la bacteria E.coli. Los pepinos no eran los responsables de la contaminación, pero el daño ya estaba hecho.

Cámaras abarrotadas

Tres años después, no hay alerta sanitaria, pero sí de precios. El melocotón y la nectarina se están pagando a 15 céntimos el kilo, cuando los costes de producción alcanzan los 30 céntimos, se lamenta Miguel Blanco. Con la agravante, apunta Lorenzo Ramos, de que por culpa de un “sistema de funcionamiento perverso”, el agricultor entrega ahora la fruta “pero hasta noviembre no sabe a cuánto la va a cobrar”. Mientras se decide su destino, los melocotones aguardan en el árbol a ser recogidos, o llenan las cámaras frigoríficas. Si no salen de allí pronto, no habrá dónde almacenar la siguiente cosecha: peras y manzanas. “El precio de la pera ya ha empezado a caer un 40% respecto al año pasado”, avisa el responsable de COAG. También peligran el tomate y el pepino, advierte UPA.

De ahí que Blanco exija, al Ministerio de Agricultura y a Bruselas, la salida “inmediata” de toda la fruta almacenada en esas cámaras “para que deje hueco a otras producciones”, y que aquélla “no sea considerada cosecha; eso ya tendría un efecto en el mercado”. El problema es que, desde el anuncio del veto, han transcurrido 12 días y, por el momento, “no existe ni un reglamento ni un borrador, ni garantías, ni cifras concretas para la retirada de la fruta”, protesta Miguel Blanco. Los sindicatos agrarios echan en falta un “plan de choque”. “Ya vamos tarde, debería comenzarse hoy mismo [a retirar la fruta]”, apremia. Pero no parece probable: hasta el viernes no se reunirá un comité de expertos en Bruselas y Agricultura ha emplazado a las organizaciones agrarias para una nueva cita el próximo lunes. Si la espera llega a los 20 días, los 125 millones de euros anunciados ayer por la Comisión Europea no serán suficientes, recalca el responsable de COAG.

Además, la retirada de la producción no es gratis. La mitad tendrá que pagarla el agricultor. Para convertir la fruta en ayuda alimentaria, conservas, compost o alimento para el ganado, hay que implicar a la industria. Y eso tiene un precio. Lo más barato, resalta Miguel Blanco, es no recoger la fruta del árbol. A su juicio, la mejor opción. Los sindicatos piden que se compensen al 100%, a todos los agricultores, los costes de producción, y que se cree un fondo de crisis específico para solucionar un problema que “no ha creado el sector, sino que es fruto de una decisión política”.

Protección frente a terceros países y grandes superficies

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También reclaman que se aplique el principio de preferencia comunitaria, una de las bases de la Política Agraria Común (PAC). “Francia lo hace ya con sus productos”, recuerda Lorenzo Ramos, aludiendo a los ataques contra camiones españoles de hace sólo unas semanas. En una situación de “emergencia” como la que a su juicio vive el sector primario europeo, deberían ponerse en marcha las medidas protectoras previstas frente a la competencia de frutas y hortalizas procedentes de terceros países, explica.

Y el frente final: la gran distribución, protestan los sindicatos agrarios, está aprovechando la crisis rusa para “hacer su agosto” particular. “Las cadenas de supermercados ya han ordenado bajar las liquidaciones a sus proveedores”, revela UPA, pero mantienen los precios al consumidor. Un kilo de melocotones se acerca a los dos euros en cualquier tienda de Madrid, por ejemplo.

Entre enero y mayo de este año, España exportó a Rusia productos agrícolas y ganaderos por importe de 201,63 millones de euros, según datos de Comercio Exterior. La cifra se refiere sólo a exportaciones directas. Indirectamente, a través de comercializadores holandeses y alemanes, el volumen aumenta hasta los 2.000 millones de euros, precisa Miguel Blanco. De esas ventas directas, la mitad, 101,43 millones, corresponde a frutas –57,64 millones– y verduras –43,78 millones–. Precisando un poco más, en los primeros cinco meses del año, España vendió a los rusos 11.821 toneladas de melocotones y nectarinas, 47.699 de mandarinas y 70.331 de tomates. “Todo lo vetado”, reclama Miguel Blanco, “tiene que ser retirado”.

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