Entrevista
Toni Valero: "Las políticas fascistas se están filtrando en las instituciones"
Toni Valero, de 37 años, profesor de Historia en Málaga, padre de dos hijas de 4 y 2 años, acaba de ser elegido coordinador de IU en Andalucía en sustitución de su amigo Antonio Maíllo, a cuya línea política pretende dar continuidad. Se sitúa al frente de una organización con 65 alcaldías, integrada junto a Podemos en el grupo parlamentario Adelante Andalucía, cuarta fuerza con 17 escaños, y que tiene en torno a los 8.000 militantes y 6.000 simpatizantes registrados, según los datos de la coalición. Se trata, de largo, de la mayor federación de IU.
Valero, militante comunista desde los 18 años, leal a su partido de una forma que ya no se estila en la nueva política, joven pero con trazas de veterano, ya ha quitado de su cuenta de Twitter la desenfadada foto del sacapuntas con la que antes se garantizaba cierto anonimato y ha puesto una de un acto de IU, más seria. Es un síntoma del inevitable abandono de su irónico registro personal y de su sujeción –qué remedio– a los códigos bastante más estrechos de la primera línea, a la que llega con el compromiso de sus compañeros de que lo dejarán vivir en Málaga y conciliar. Es decir, ver crecer a sus pequeñas. Se verá si acaba, o no, arrastrado por el torbellino de una dedicación, la política, en la que todo lo urgente parece importante.
Valero, que llega a la coordinación sin primarias de por medio y con cierto aire de interino, no aclara si optará a la plaza en la Asamblea, que se adelantará con respecto a lo previsto. Lo que sí tiene claro es que IU debe perseverar en la confluencia con Podemos. En un tiempo en que la política nacional lo devora todo, Valero acude una y otra vez a Andalucía. infoLibre lo entrevista durante 45 minutos en la sede andaluza de IU, en Sevilla Este, en una mañana de ajetreo de su nuevo coordinador, que aún anda haciéndose con las riendas pero al que no se le ve en absoluto pinta de recién llegado. Conoce la casa de arriba abajo, porque ha sido secretario de Organización.
PREGUNTA: Antonio Maíllo fue elegido coordinador en 2013. IU formaba parte del Gobierno andaluz y Podemos no existía. Hoy IU está integrada en Adelante Andalucía y gobiernan el PP y Cs con el apoyo de la ultraderecha. ¿Se atreve con un pronóstico de lo que usted se va a encontrar?
RESPUESTA: Hay una circunstancia que cambia. La extrema volatilidad del periodo anterior, fruto de una crisis de régimen con una expresión de crisis de los partidos tradicionales, ha pasado. Ahora izquierda y derecha se están reconfigurando. La izquierda lo viene haciendo bruscamente desde 15M y la derecha desde el 1 de octubre [referéndum catalán], con la irrupción de la ultraderecha y un debate nacionalista en torno a la crisis territorial. Estamos en el cierre de una crisis de régimen y eso va a suponer una mayor estabilización. Eso sí, ahora, aunque no va a haber tanta convulsión, va a haber muchos cambios en el espacio de la izquierda.
P: Ustedes no deseaban esta estabilización.
R: No, claro. Nosotros apostábamos por la ruptura democrática.
P: ¿La izquierda ha perdido la batalla política que se inició el 15M?
R: El 15M ha conseguido una victoria fundamental, que es marcar una trinchera democrática en un momento en que, con la excusa de la crisis económica, se estaban cuestionando derechos fundamentales y en el resto de Europa surgía la ultraderecha. El 15M consigue retrasar ese proceso. Ahora la fuerza del 15M se ha agotado y por eso la ultraderecha ha encontrado esa posibilidad de ocupar espacio, aunque también por la crisis territorial. Luego, respondiendo a la pregunta, por una parte el impulso del 15M está agotado, pero también es cierto que gracias a ese impulso hoy en día estamos disputando espacios en el ámbito cultural y electoral a la ultraderecha. Algo que en otros países no es posible.
P: Pone en valor que haya 42 diputados de Unidas Podemos, por ejemplo. Un grupo fuerte a la izquierda de la socialdemocracia.
R: Es que eso no lo encuentras en Europa, ¿eh?
P: Entonces, ¿toca ir a la ofensiva o a defender lo que se tiene?
R: Hemos pasado de la guerra de movimientos a la guerra de posiciones, que provoca mucho desgaste. Los frentes no se mueven mucho, y por lo tanto ya veremos que los movimientos serán, más que entre bloques, dentro de los bloques. Vamos a eso, a una reconfiguración en la izquierda. Y ahí nosotros tenemos una hoja de ruta, en la que queremos caminar con Podemos y otras fuerzas, siendo conscientes de que adonde lleguemos puede ser diferente a lo que hay ahora.
P: Luego volveremos a la reconfiguración de la izquierda. Pero, antes, ¿cuáles son sus primeras reuniones como coordinador?
R: El domingo fui a un encuentro de cuadros del PCE, activistas de distintas causas sociales, que me sirvió para hacerme la composición de cómo están las distintas luchas. Esta tarde [de martes], además de entrevistas, tengo dirección colegiada. Esta semana iré al Parlamento y me reuniré con el grupo [de Adelante Andalucía]. Y la semana que viene me reuniré con organizaciones sindicales.
P: ¿No llama al coordinador lo que solemos llamar "gente con poder"?
R: No es algo corriente que a IU la llame gente con poder.
P: ¿Indicaría eso que no es percibida como una fuerza amenazante?
Seguramente... Pero el poder no necesita llamar para amenazar. Se sirve de formas más sutiles. No sé si llaman a los líderes de las fuerzas mayoritarias, me da que no.
P: No me refería a amenazar, sino a reunirse, interesarse...
R: He conocido, como responsable de Organización, que a Antonio le sonaba el teléfono de gente importante del ámbito empresarial para cambiar impresiones de manera cordial sobre Andalucía. Y yo he estado como secretario de Organización. Más de eso con nosotros, poco, porque hablamos de posiciones contrarias. No sé si ahora pasará o no.
P: ¿Se reunirá con líderes del resto de partidos andaluces?
R: Haremos la ronda pertinente. Por ahora he recibido el saludo y la felicitación por parte de la líder del Partido Socialista, Susana Díaz, y obviamente de los compañeros de Podemos. Cuando vaya el jueves al Parlamento a lo mejor tengo la ocasión de saludar a otros líderes políticos. Pero no está en la agenda ahora mismo una reunión con el presidente de la Junta.
P: ¿Se reuniría con Vox?
R: No.
P: ¿Qué reflexión extrae de la despedida de Antonio Maíllo?
R: Antonio ha marcado la diferencia. No sólo por cómo ha estado en la política, sino por cómo se ha ido, con coherencia, regresando a sus quehaceres. Y ha entendido que la política tiene que ser compatible con el buen vivir. Esto es importante. Debemos concebir una militancia que nos haga felices con nuestra gente. Con política que no sea amable, con una militancia destructiva y agresiva cedemos espacio ante nuestros enemigos. A Antonio, por su situación personal [ha superado un cáncer de estómago], la política le podía estar haciendo un daño irreversible. Ha tomado una decisión difícil. Cuando responsables de otros partidos lo han despedido así [de manera elogiosa, en el caso de los líderes andaluces], se observa que Antonio no era sólo un representante de sus votantes, sino un referente. Antonio era una referencia moral y ética para gente que no lo iba a votar, pero que quería saber qué opinaba en cualquier debate. Se va una de las pocas personas que dignificaban el cargo público, en un momento de desprestigio de la vida política.
P: ¿Cabe esperar de usted una continuidad en la forma de hacer y decir de Maíllo?
R: Es lo que voy a intentar, ser coherente, basándome en lo que él llamaba ética de la convicción. Hasta ahora, en los papeles que he jugado [en IU], creo que lo he hecho. Veremos. No tiene por qué salir bien, pero voy a poner todo mi empeño.
P: ¿Cómo se encuentra IU? ¿Goza de buena salud?
R: Yo a IU de salud la veo bien pero en su estado físico la veo cansada. Ha sido un año muy difícil no sólo por afrontar procesos electorales, sino porque, en muchos casos, era la primera vez que se hacían en coalición con otra fuerza, con Podemos. Además, hemos pasado a un nuevo marco de debate. En lugar de hablar de los desmanes de la banca, hablamos de si hay más o menos inmigrantes, o se revisan las posiciones avanzadas en cuanto a violencia de género... Me he encontrado con una militancia con el cansancio por la batalla. Como aquel que viene del frente y dice: "Bueno, hemos mantenido la trinchera, pero no ha salido gratis".
P: ¿IU en Andalucía está controlada por el PCE?
R: Ahí hay un error [en que la mayoría piense eso]. El PCE tiene en Andalucía una trayectoria que le ha permitido forjar alianzas de mayorías dentro de IU y ser parte de la hegemonía, pero eso no es una cuestión cuantitativa, es dialéctica, es política. El PCE ha sido y es una organización que provee de cuadros a IU y a otros frentes sociales y políticos. Esa es su fortaleza, más que su peso cuantitativo en IU.
P: Maíllo destacó en su balance la mejora económica. ¿Está IU saneada?
R: Mucho más. Si bien es cierto que seguimos haciendo política desde la más extrema austeridad y con muchísimas limitaciones. Hemos resuelto muchísimas obligaciones, y si no las hemos resuelto aún, somos cumplidores. Somos buenos pagadores y hacemos política desde la austeridad. Claro, que eso tiene un impacto enorme entre los que están en nuestra organización... Pero bueno, es cierto que así está también nuestro pueblo, ¿no? Trabajando con lo que puede.
P: ¿Quién le convence para ser coordinador?
Me lo plantea Ernesto [Alba, secretario general del PCA] a raíz de conversaciones en el seno de la dirección y de la pluralidad de IU. No diría convencerme, porque no es la palabra. Yo tampoco intentaba convencer a nadie cuando me ha tocado ese papel. Daba información, aclaraba dudas. Mi duda era la conciliación. Y ahí se ha afrontado ese debate, y se ha decidido que se tiene que dar [la conciliación] porque es también parte de lo que queremos hacer en lo político. Si somos capaces de tener dirigencias que concilian, no sólo se lanza un mensaje, sino que se hace más amable la política. Además se me habría caído la cara de vergüenza si, a la hora de un relevo como era el de Antonio, en un momento convulso, hubiera dado un paso al lado cuando tenía resuelta mi cuestión profesional. La organización fue muy respetuosa cuando di un paso atrás [para preparar las oposiciones].
P: Usted accede al cargo elegido por la Coordinadora Andaluza, con un 88,05% de los votos, no por la Asamblea. ¿Está previsto adelantar la próxima Asamblea? ¿Cree que su forma de elección adolece de déficit democrático?
R: Empiezo por la segunda. Teníamos que resolver esto en un corto espacio de tiempo y en una coyuntura infernal que no sabemos cómo va a acabar. Podría haber elecciones en septiembre. Creemos que la mejor fórmula en este tipo de situaciones es el consenso político, porque en el consenso nadie pierde. Puedes hacer primarias, pero eso puede confrontar, dividir... Creo que la mejor fórmula era la que los estatutos nos ponían por delante: buscar por consenso una figura de entre los miembros de la Asamblea, que tenemos la legitimidad de las bases. Es para felicitarse cómo se ha hecho, sobre todo Ernesto, que ha pilotado el proceso.
P: ¿Y la próxima Asamblea?
R: Se adelantará. ¿Cuándo? En las mejores condiciones. Cuando esté resuelta la investidura, acompasándonos al proceso de IU federal. Si la Asamblea tocaba dentro de cerca de dos años, será antes, eligiendo el momento para que las bases participen de la mejor manera, sin estar en campañas que impidan pensar en clave estratégica y con luces largas. Lo mejor será empezar a hablar [de la fecha] después del verano.
P: En cualquier caso, su intención es salir como coordinador de esa Asamblea.
R: No, en cualquier caso, no. Los dirigentes tenemos que ser coherentes con unas ideas políticas, no valemos para todas. La lógica de pensar en un dirigente y hacer la asamblea en función del dirigente es perversa. Vamos a hacer la Asamblea, vamos a hacer la síntesis política, vamos a ver cuáles son los mejores perfiles para esa síntesis política. Yo no valgo para cualquier síntesis política, ni quiero valer. Ya veremos si estoy en el elenco de perfiles para representar la síntesis que salga de la Asamblea. Mi compromiso es hasta la Asamblea, que debe afrontar de forma definitiva la hoja de ruta de la reconstrucción de la izquierda y plantar cara a la hegemonía cultural de la que se está apropiando la ultraderecha. Después veremos qué política se hace y qué compañero, o compañera, puede representarla mejor.
P: Pero si el proyecto político y la síntesis política coinciden con su idea, ¿sí querrá ser coordinador?
R: ¿Sabe qué pasa? Vengo de una escuela, que es pequeña, de las Juventudes, en la que no nos proyectamos en ninguna tarea. Yo espero a que me den la tarea. Yo no digo qué voy a hacer en el futuro. Digo: "Estoy disponible para lo que colectivamente se decida". Ahora colectivamente se me ha planteado esto [ser coordinador andaluz], se ha resuelto en lo político y aquí estoy. Pero de aquí al futuro no me proyecto sobre ninguna tarea. El colectivo dirá.
P: ¿Tiene ya claras sus prioridades como coordinador?
R: La primera es poner la oreja y patearnos mucho los territorios. Hay una resaca electoral y quedarnos con lo que decimos en los órganos es insuficiente. Quiero que los análisis de cierre del ciclo político integren lo que dice la gente. Y tenemos que debatir el problema de la reconstrucción del espacio de la izquierda. Es un debate con muchas aristas. ¿Cómo concebimos la acción parlamentaria? ¿Cómo se da la batalla cultural? Hay que introducir la organización en el objetivo clave: reconstruir el espacio de la izquierda ante algo que podemos categorizar como neofascismo...
P: ¿El Gobierno andaluz es un gobierno neofascista?Gobierno andaluz
R: No, si dijese eso podría trivializar el neofascismo. Hay que tener cuidado. Podemos no estar en un régimen fascista, y no lo estamos, pero las políticas fascistas se están filtrando en las instituciones democráticas. El neofascismo no llega de golpe, va creando un caldo de cultivo. En El eclipse de la fraternidad, Antonio Domènech rescata la anécdota de cómo un Primero de Mayo el SPD concurre a la manifestación sin marginar al Partido Nazi... un poco antes de que el Partido Nazi se hiciese con el poder y los metiera a todos en la cárcel. Se está creando un caldo de cultivo para políticas autoritarias neofascistas. Se empieza por lo cultural, por cambiar los valores de la gente, los valores democráticos. Y después vienen las políticas. Mire cómo están en Hungría o en Polonia. O en Estados Unidos. Alexandria Ocassio-Cortez acaba de visitar los centros de internamiento del sur de Estados Unidos y lo ha dicho claramente: "Son campos de concentración". Por lo tanto, cuidado. En Andalucía y en España la derecha le ha abierto una puerta a la ultraderecha que está filtrando discursos fascistas, que van acompañados de políticas fascistas. Y a eso hay que hacerle frente sin llegar a decir que estamos en un régimen fascista, porque no es cierto y confunde a la gente.
P: ¿Toca dar la batalla cultural, entonces?
R: Está clarísimo. La ultraderecha bien que la está dando.
P: ¿Y la está ganando?
R: Yo creo que sí. Pero se están encontrando con dos vectores de resistencia muy potentes: el ecologismo y el feminismo. Esta gente que niega el calentamiento global se ha encontrado que gran parte de la ciudadanía está concienciada de que es necesario un cambio en el modelo de vida y de producción. En cuanto al feminismo, además de lucha por la igualdad, supone un cambio civilizatorio y cultural. Son dos diques de la batalla cultural contra la ultraderecha. Y tiene que haber otro más: la fraternidad entre trabajadores y trabajadoras, recuperar el hilo rojo. Hay una alianza en las élites para acabar con los espacios de soberanía popular e instituir un autoritarismo neoliberal que se está abriendo paso en Europa, y en Andalucía tiene su eco en el Parlamento, una caja de resonancia del trumpismo. Los desposeídos, que somos la inmensa mayoría, los que dependemos de nuestras manos y nuestro cerebro para alimentarnos cada día, estamos ante un ataque de las élites. Tenemos que tejer una identidad común.
P: ¿La identidad obrera?
R: La identidad de clase, que es más compleja que la obrera.
P: ¿Las otras identidades han distraído a la izquierda de la identidad de clase? Es un debate que se recrudece en la izquierda.
R: Mmm, depende de cómo se edifiquen estas identidades. En una sociedad compleja como la nuestra emergen identidades complejas. La cuestión está en si son capturadas por el capitalismo. La identidad obrera ha sido capturada por el capitalismo en diferentes momentos y lo está siendo ahora en gran medida. No hay que centrar el debate en si la multiplicidad de identidades debilita o no. Tenemos que ver si somos capaces, a partir de las múltiples identidades que genera el sistema capitalista por sus distintas discriminaciones, de encontrar un soporte común. Tenemos que orientar la diversidad hacia un objetivo común: responder a un sistema capitalista que es depredador en lo ecológico y desigual en lo social.
P: La complejidad social dificulta la tarea, ¿no? Es decir, y por poner un ejemplo, ¿hasta qué punto dificulta este objetivo que el votante de IU se desplace en Uber o se vaya de vacaciones con Airbnb?se desplace en Uber o se vaya de vacaciones con Airbnb
R: Tenemos un discurso que implica un cambio en la manera de vivir. Pero no es nuevo. Enrico Berlinguer ya reivindicaba la austeridad, no como se entiende ahora, sino destacando lo común frente al consumismo depredador y exacerbado. ¿Qué le decimos a la gente? El modo de vida que tenemos es insostenible en lo social y en lo ecológico. Ahora bien, nuestros votantes, nosotros mismos, vivimos en situaciones concretas sometidos a situaciones concretas. El que coge un Uber coge un Uber porque a lo mejor no tiene para un taxi. Lo que tenemos que hacer es evitar la uberización de la economía, y que el trabajador de Uber no esté sobreexplotado y trabaje dignamente. No voy a meter a la gente en esas contradicciones. Son otros los que se enriquecen con eso.
P: ¿Un dirigente de izquierdas sí está sujeto a esa obligación de coherencia?
R: Creo que sí.
P: ¿Usted no se sube un Uber?
R: No me subo en un Uber, nunca me he subido.
P: Pero no es su mensaje al electorado.
R: No, mi electorado ya tiene bastante con tirar palante y mantener la conciencia crítica. A nuestro electorado, gracias. A ver, yo no estoy exento de contradicciones. Mi vida no es distinta de la mayoría, aunque tengo pautas de comportamiento diferentes de la mayoría. No cojo un Uber; ahora, ¿tengo un comportamiento exquisito en el consumo? Pues no. Intento mirar la etiqueta, consumir en mi barrio... Pero no paso el filtro si me miran todas las etiquetas (se ríe), o cojo el coche cuando podría evitarlo. Contradicciones tengo para parar un tren.
P: ¿Ha faltado oposición al Gobierno PP-Cs con tanta campaña?
R: Han tenido dos ventajas y un hándicap. El hándicap es que, lejos de proyectar una imagen de gobierno, han tenido que tapar continuamente las vías de agua de Vox, que ha hegemonizado el debate parlamentario. Como ventajas, el PSOE está a por uvas, sigue en tiempo pretérito, no se da cuenta de que está en la oposición. Y además, y aquí tenemos responsabilidad, no hay tensión en la calle. Hemos tenido un ciclo electoral largo. Hace falta más movilización social. Aunque sí creo que hemos sido capaces de liderar los debates de oposición desde Adelante Andalucía.
P: ¿Ve una legislatura de cuatro años?
R: Por una parte, es un gobierno débil, que depende de la ultraderecha. Por otra, las sintonías económicas entre PP, Cs y Vox son profundas. Dudo que rompan.
P: No es descartable que la crisis en Cs la mueva de sus posiciones actuales. ¿Apoyaría una moción de censura de PSOE, Cs y Adelante contra el presidente Juanma Moreno (PP)?
R: Pero, ¿qué PSOE? ¿Qué Ciudadanos? Expulsar a la ultraderecha de los espacios de poder institucional es una prioridad para nosotros, todo sería considerado. Dicho esto, Cs, aunque con un poco de teatro, ha seguido hasta ahora lo que ha ido exigiendo Vox. Y el PSOE tiene que decidir qué políticas quiere hacer. En Andalucía estamos escarmentados [de su pacto con Ciudadanos].
P: ¿El proyecto de confluencia de Adelante es irreversible?
R: Pues, irreversible, sí, vale, es una palabra que... Yo diría que es una decisión honesta, tomada con convicción y con voluntad de que prospere y vaya a más.
P: ¿Teme que lo que ha pasado en Podemos en Madrid pase aquí?
R: No me parece correcto opinar sobre lo que le pueda pasar a Podemos aquí o allá. Podemos está cómodo en Adelante Andalucía, tiene una hoja de ruta que es coadyuvante con la de IU. Y creo que eso tiene que ver con su estabilidad interna.
P: Siempre se ha destacado que la sintonía de Maíllo y Teresa Rodríguez era clave para la confluencia. Ahora Maíllo no está y Rodríguez, en teoría, está de salida. ¿Eso pone a prueba si hay cohesión profunda o era cosa de líderes?Teresa Rodríguez
R: Si alguien pensaba que esto tenía que ver con simpatías personales, que siempre ayudan, va a ver que hay un acuerdo político profundo, honesto y coherente entre dos fuerzas políticas. Detrás hay personas que nos entendemos. Cuando en un momento de envite electoral, IU y Podemos se ponen espalda con espalda capean el temporal; cuando no, lo tienen más complicado. Eso se ha visto. Por supuesto, no es que no se pueda cuestionar nada de la confluencia. Todo se puede cuestionar, pero los datos nos dicen que aguantamos mejor donde vamos juntos.
P: Y si hay confluencia política y de proyecto, ¿no tendría sentido una confluencia organizativa? Es decir, un solo partido.
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R: IU no es un solo partido.
P: Creo que se entiende lo que quiero decir.
R: Lo que hay es que preservar los espacios de unidad, que pueden encontrar muchísimas formas organizativas. Las fórmulas organizativas nos vendrán dadas por la propia dialéctica de la lucha. Y por nuestra propia gente, que es la que nos tiene que orientar. ¿Qué quiere nuestra gente? ¿Qué quiere nuestra clase? ¿Qué quiere nuestro pueblo?