Cultura
Un 2020 de regresos literarios
El primer trimestre del año no suele ofrecer grandes pescas literarias. Editoriales y librerías acaban de salir del maremágnum de la campaña navideña y guardan fuerzas para Sant Jordi y las ferias del libro, que se celebran a partir de abril. Pero en parte para aprovechar ese hueco, en parte para calentar motores de cara a la primavera, algunos sellos se han guardado para los primeros meses del año un par de ases en la manga y apuestan, sobre todo, por los regresos sonados: el de Almudena Grandes, Elvira Lindo, Bernardo Atxaga, Marta Sanz o Manuel Vicent. Esta es la lista siempre parcial de los títulos que mantendrán ocupados a lectores y críticos a partir de las próximas semanas.
Aires de familia
Quizás una de las vueltas más esperadas sea la de Almudena Grandes: La madre de Frankenstein (4 de febrero, Tusquets) es el quinto volumen de sus Episodios de una guerra interminable, serie narrativa centrada en la posguerra española e iniciada en 2010 con los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós como referencia. En este nuevo volumen, el penúltimo de la saga según los planteamientos hechos públicos por la propia autora, Grandes se fija en la figura de Aurora Rodríguez Carballeira, personaje real conocido a través de la historia de su hija Hildegart. Rodríguez Carballeira se decidió, desde el nacimiento de su hija en 1914, a darle la educación habitualmente reservada a los varones. La niña acabó convirtiéndose en la abogada más joven de España, activista de UGT y el PSOE, pero cuando comunicó a su madre su intención de irse de casa, esta no pudo hacer frente a la vida libre para la que la había preparado, y la asesinó en 1933. En esta "novela de ficción construida sobre hechos reales", Grandes se acerca también a la historia del exilio y a la psiquiatría como arma del régimen franquista, y lo hace después de haber recibido el Premio Nacional de Narrativa 2018 por la anterior entrega, Los pacientes del doctor García.
La nueva novela de Bernardo Atxaga, Casas y tumbas (febrero, Alfaguara) llega de igual forma con los galones de un gran galardón: el escritor vasco ganó el Premio Nacional de las Letras Españolas el año pasado por "su contribución fundamental a la modernización y a la proyección internacional de las lenguas vasca y castellana", según el fallo del jurado. Casas y tumbas es, así, la traducción al castellano de Etxeak eta Hilobiak, publicada en euskera el pasado otoño, un título que amenaza con ser la última novela de Atxaga. Él mismo aseguró en octubre que quería abandonar el género, por lo que, de cumplirse su propósito, sería su última incursión en una disciplina que le exige un trabajo "muy duro" y que abandonará en favor de la "miniatura": relato, poesía, ensayos breves.
A corazón abierto (3 de marzo, Seix Barral) supone el regreso a la novela de Elvira Lindo desde Lugares que no quiero compartir con nadie (2011), pero la sinopsis revela que la autora no se ha desviado mucho del camino de Noches sin dormir(2015), un libro de no ficción en el que Lindo daba cuenta de su día a día en Nueva York. A corazón abierto se define como novela, pero la pareja protagonista nace de los padres de la escritora, que asegura que ha recordado e inventado a partes iguales: "Contaba con tantas evidencias como misterios en torno a la historia de estos dos personajes de los que he acabado prendada". Y por la autoficción familiar ronda también Ricardo Menéndez Salmón, que con No entres dócilmente en esa noche quieta (16 de enero, Seix Barral) se acerca a la figura del padre, tras los pasos de Patrimonio, de Philip Roth, o Desgracia impeorable, de Peter Handke.
Aparentemente lejos del yo se encuentra esta vez Marta Sanz, que con pequeñas mujeres rojas (4 de marzo, Anagrama, las minúsculas son de la editorial) pone distancia con el relato autobiográfico de Clavícula y regresa al género negro y a los confines de Arturo Zarco, el investigador de Black, black, black y Un buen detective no se casa jamás. En la narración de Sanz se infiltra poderosamente la memoria: la colectiva, en forma de fosas de la Guerra Civil, y la familiar y vital. De memoria tira también Manuel Vicent con La noche olía a Ava Gardner (26 de marzo, Alfaguara), una novela protagonizada por un joven que abandona el Mediterráneo para abrazar Madrid, cuando esta era la capital del franquismo y también el refugio vacacional del Hollywood clásico.
No tan nuevas voces
Estos primeros meses del año traen consigo también el regreso de quienes no llegaron hace mucho. Eva Baltasar, una de las revelaciones de 2018 con Permagel/Permafrost, regresa con la segunda entrega de su trilogía, Boulder (12 de marzo, Literatura Random House), un relato independiente de aquella primera novela con la que arrasó hace dos años. Si aquel volumen se asomaba al deseo y la misantropía, este segundo se centra en los conflictos de la maternidad. De igual forma, la editorial Anagrama aprovecha el Premio Nacional de Narrativa a Cristina Morales por Lectura fácil para reeditar dos de sus novelas anteriores, que permanecieron en su momento más lejos del público: son Los combatientes (antes en Caballo de Troya) e Introducción a Teresa de Jesús (publicada en Lumen bajo el título de Malas palabras). Ambas regresan el 18 de marzo.
Parece que el mundo editorial español está cada vez más pendiente de la narrativa latinoamericana. Lo evidencian triunfos como el de Mariana Enriquez con su Premio Herralde para Nuestra parte de noche, como el de Valeria Luiselli con Desierto sonoro, uno de los libros más señalados del pasado año. En 2020, Literatura Random House publica Sinfín, el nuevo libro de Martín Caparrós, una de las figuras centrales de la crónica latinoamericana (marzo), que en este volumen apuesta por la ficción radical a través de una distopía sobre el deseo de inmortalidad. En la misma editorial publica César Aira su Fulgentius, una mirada a la novela de romanos a través de un general que cree haber revolucionado la literatura. Y allí reside también Voyager, de la chilena Nona Fernández (13 de febrero), ensayo memorialístico de una escritora aún no tan conocida por el público español, autora de títulos como Chilean electric y ganadora en 2017 del Premio Sor Juana Inés de la Cruz. Mucho más célebre es la periodista Alma Guillermoprieto, Princesa de Asturias de la Comunicación 2018, que con ¿Será que soy feminista? (también en Literatura Random House, febrero) se atreve a preguntarse sobre su lugar en el movimiento social.
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Algunos de los volúmenes más esperados de estos meses llegan sin la compañía de sus autores. Sucede con La fuente de la autoestima, de la Nobel Toni Morrison (5 de marzo, Lumen), el último libro que publicó la autora estadounidense, y que se traduce al español tras su muerte el pasado agosto. En esta colección de ensayos, la autora de títulos como Ojos azules o Beloved miraba a temas candentes como la inmigración, el movimiento Black Lives Matters, el feminismo, a través de una reflexión sobre los atentados del 11S, y las figuras de Martin Luther King Jr. y James Baldwin. El pasado verano falleció también el escritor italiano Andrea Camilleri, creador del comisario Montalbano, y la editorial destino publica en enero su última novela, Km 123 (21 de enero), un thriller en el que el inspector Attilio Bongioanni deberá discernir si un accidente de tráfico es en realidad un intento de asesinato.
Algo más de tiempo hace que Ursula K. Le Guin abandonó a sus lectores , y por algunas estrategias comerciales algunos de sus principales títulos no están todavía en las librerías españolas. Para amenizar la espera, Alpha Decay publica Conversaciones sobre la escritura(20 de enero), un volumen que recoge las charlas entre la autora estadounidense y su emigo el periodista David Naimon, mantenidas poco antes de morir en enero de 2018. Las entrevistas abarcan desde su relación con la narrativa y la ficción hasta el uso de la poesía y la alegoría en su literatura y su faceta como crítica; Le Guin acompañó, además, buena parte del proceso de edición del libro. Este año estará disponible también la correspondencia privada de Jaime Salinas, editor de Seix Barral, publicada bajo el título de Cuando editar era una fiesta (18 de febrero, Tusquets), un volumen que funciona como memorias personales y como relato del mundo literario de los años cincuenta y sesenta. Habrá que compararñas con Confesiones de una editora poco mentirosa, de Esther Tusquets (enero, Lumen), editora de Lumen, que el sello recupera para celebrar su 60º aniversario.