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El BBVA pagó a Villarejo 5,3 millones en "primas de éxito" por hallar bienes de morosos pero dice que no recuperó ni un euro

El comisario Villarejo en el programa Salvados de La Sexta.

Más de la mitad de los 10,28 millones que el BBVA pagó entre 2004 y 2017 al comisario José Manuel Villarejo se correspondía con "primas de éxito" por la localización de patrimonio o dinero en efectivo de tres grandes morosos. En total, y atendiendo al listado de facturas remitidas a la Audiencia Nacional, la entidad transfirió a la empresa Cenyt SL 5,36 millones por ese concepto. Pero lo que viene a sostener el banco en un documento remitido en julio a la Audiencia Nacional es que tal éxito no existió: "BBVA –dice el documento– no ha recuperado ninguna cantidad gracias a los informes elaborados por Cenyt en relación con estas investigaciones".

Los contratos para la búsqueda de bienes de los empresarios Fernando Martín (Martinsa), Luis Portillo (Colonial) y de la inmobiliaria Prasa –en ese no figura ningún nombre con apellidos–, todos ellos grandes deudores del BBVA, asignaban distintos porcentajes al apartado "prima de éxito" en función de lo que consiguiera Cenyt. Pero, como mínimo y aplicando la fórmula de cálculo de menor alcance, la firma de detectives del comisario localizó y trabó –embargar o inmovilizar legalmente por otra vía– bienes ocultos por más de 80 millones de euros. El escrito enviado en julio a la Audiencia no menciona la existencia de las citadas "primas" ni aborda qué factor explica semejante desfase entre el dinero que estas le costaron al banco y su proclamada ineficacia.

Los contratos incorporados al sumario de esta pieza de la conocida como Operación Tándem o caso Villarejo muestran que aquellos que se focalizaron en la investigación patrimonial de los morosos citados estipulaban una "provisión de fondos" –hasta más de medio millón de euros– e introducían una cláusula sobre primas de éxito adicionales. En los tres casos –los contratos sobre Fernando Martín, Luis Portillo y Prasa– la prima iba escalonada

Si Cenyt lograba localizar e identificar "plenamente" el bien, recibiría un porcentaje (el 1,5% en lo que concernía a Fernando Martín y Luis Portillo y el 2,5% en lo relativo a Prasa) del valor total de los bienes localizados tanto si se encuadraban en la categoría de patrimonio inmobiliario o mobiliario o si se trataba de dinero en efectivo. Si Cenyt triunfaba en el segundo paso y se trababan los bienes, Cenyt adquiría derecho a un segundo porcentaje: el 3,5% en las investigaciones sobre los dueños de Martinsa y Colonial y el 2,5% en la de Prasa. Y si la operación se cerraba de forma que el BBVA hiciese "efectivo su control" sobre el bien localizado, la firma del comisario obtenía un tercer porcentaje, este último el más alto de todos: el 7,5% en Fernando Martín y Portillo y el 5% en Prasa. Con los contratos que tenían por objeto investigar al dueño de Martinsa y para el de Colonial, Cenyt podía aspirar así al 12,5% del valor de los bienes. En el de Prasa, al 10%.

Según el banco, ninguno de los informes de Villarejo y su grupo permitieron recuperar ni un euro. Pero, incluso si no ya un euro sino un solo céntimo fue finalmente recuperado, lo sorprendente es el volumen de los bienes localizados por Cenyt. Si las facturas se corresponden de manera escrupulosa con la realidad y se ajustan a la letra de los contratos, la hipótesis de que en todos los casos hubiese logrado localizar y trabar los bienes, la cantidades cobradas del BBVA indicarían que el valor total de esos bienes se sitúa en 81 millones de euros. Pero si la mayor parte de los pagos se correspondiese en cambio solo con la primera fase escalonada de la "prima de éxito" –la localización e identificación de bienes, que daba a Cenyt derecho a un porcentaje muy inferior– el valor total del patrimonio aflorado se dispararía por encima de los 200 millones de euros.

Este martes, infoLibre preguntó a los portavoces del BBVA qué explicación hay para el dramático salto entre lo elevado de los pagos por "primas" y el absoluto fracaso de que habla el escrito que el 19 de julio de 2019 envió el banco al juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón, que investiga el caso. No hubo respuesta.

En ese escrito de julio, el banco expone que la suma de las facturas abonadas a Cenyt por los contratos de investigación patrimonial "alcanzan el 70% del total", lo que sería  "7,5 millones de euros" dado que a la prima de éxito hay que añadir las provisiones de fondos, aunque ese extremo no aparece mencionado. A renglón seguido, la entidad despliega su queja: "Habiendo desembolsado una suma tan relevante sería esperable que estos encargos hubieran servido para conseguir la recuperación de activos provenientes de los deudores investigados en favor del banco y lo cierto es que esto no ocurrió". "BBVA –y aquí aparece la almendra de sus afirmaciones– no ha recuperado ninguna cantidad gracias a los informes elaborados por Cenyt en relación con esas investigaciones patrimoniales de acreditados y clientes".

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Diez días después de la fecha en que aparece datado el documento, el juez dictó el auto por el que el BBVA quedó imputado en la causa por tres delitos: cohecho, revelación de secretos y corrupción en los negocios. La clave de esa triple imputación: haber recibido durante 13 años servicios privados de un policía en activo que, supuestamente, se valió de medios ilegales para espiar a políticos, empresarios y periodistas. En noviembre, la lista de imputados se amplió con quien presidió el banco durante toda la etapa en que Villarejo fue un proveedor habitual de la entidad: Francisco González, FG.

Firmados en febrero de 2010, los dos contratos sobre Fernando Martín y Luis Portillo fueron modificados en lo que respecta a la cláusula sobre las primas un año después de su firma. La primera versión resultaba menos ventajosa para Cenyt, por cuanto solo podría cobrar un porcentaje por éxito si cubría de manera inseparable el trámite de "localización e identificación" de bienes y el siguiente, es decir, su trabado para impedir que el dueño se lanzase a una operación meteórica de venta o camuflaje para volver a sumergirlo. La segunda versión, plasmada en sendos anexos idénticos y datados en marzo de 2011, fue la que abrió la puerta a Villarejo a cobrar por la simple localización de patrimonio o dinero oculto.

Esos dos contratos constituyen los cimientos de las dos facturas opacas que BBVA pagó al comisario en febrero de 2010 pese a que habían sido emitidas como si el beneficiario del contrato fuese un ente denominado V&V Development –una marca comercial del grupo de Villarejo y sin capacidad para operar por sí misma en el marco jurídico– y no Cenyt SL. Las dos facturas, cuyo importe suma 1,17 millones, se referían a la "provisión de fondos" de los dos contratos, firmados ambos el 5 de febrero de 2010 aunque una tercera factura abre la duda: la de si en realidad uno de ellos se firmó el día 16 de ese mes o si la aparición de esa fecha en una factura constituye otro eslabón en una larguísima cadena de errores inusual en empresas de la envergadura del BBVA, el segundo banco del país. En otro documento cursado a la Audiencia hace un año, la entidad financiera expone su creencia de que esa factura de 16 de febrero obedece a "un simple error material" y que en realidad se deriva de los ya referidos contratos del 5 de febrero.

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