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Del caso Villarejo al caso Ausbanc

Luis Pineda, abogado acusador por la mañana, acusado en el banquillo por la tarde

El presidente de Ausbanc, Luis Pineda, a su salida de la sede de la organización tras su detención.

A las cuatro de la tarde, juicio. A las 10 de la mañana, interrogatorio a un testigo del caso Villarejo/BBVA. Leído así, lo anterior parecen simples anotaciones en la agenda de un abogado. Pero ese abogado es Luis Pineda, fundador de la durante años conocida asociación de usuarios de banca Ausbanc. El lunes por la tarde tomará parte en un juicio que se reanuda tras el parón por el estado de alarma, pero lo hará desde el banquillo. Exactamente, como acusado por extorsión y organización criminal. Y es ese mismo Luis Pineda quien horas antes se estrenará interrogando como acusación particular a un testigo de gran relevancia para desbrozar la jungla en que se ha convertido la pieza del caso del comisarioVillarejo sobre sus trabajos para el BBVA. La madeja se enreda aún más con otro cabo: el proceso donde Pineda se enfrenta a una petición de 119 años de cárcel es fruto de una investigación que comenzó en 2015 con una denuncia anónima como base. Ahora, el BBVA reconoce su autoría

La secuencia arriba descrita –Pineda como abogado de una acusación particular que ya ha comunicado al juzgado su asistencia al interrogatorio y Pineda como acusado en el banquillo por la tarde– se repetirá salvo imprevistos el martes. Porque los dos primeros días de la próxima semana están citados a testificar ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón dos altos responsables en España de la consultora PwC (Price Waterhouse) en el área de lo que se conoce como análisis forensic. Es decir, de investigaciones internas encargadas por empresas a expertos independientes para averiguar qué, cómo, cuándo y en qué condiciones ocurrieron hechos irregulares o directamente delictivos. En el caso del BBVA, el forensic de PwC para averiguar qué y cómo y a petición de quién hizo Villarejo para el BBVA a cambio de 10,28 millones aparece plagado de dudas y agujeros negros desde el punto de vista de la instrucción judicial. A tenor de lo que ya ha declarado la consultora, sus expertos seguían en el forensic la ruta marcada por Garrigues Walker. Y Garrigues es el bufete que desde el inicio del caso asumió la defensa de la segunda entidad financiera del país, sobre la que pesa una imputación penal desde julio de 2019.

Sin precedente conocido, el doble papel de Pineda como acusador y acusado ilustra la complejidad de dos causas cada vez más entrelazadas: la Operación Tándem, cuyo protagonista principal es Villarejo; y la Operación Nelson, donde el jefe de Ausbanc ocupa el centro del escenario con el líder del seudosindicato ultra Manos Limpias, Miguel Bernad,  como principal copartícipe.  Una fuente que conoce muy de cerca la evolución del caso Villarejo definía este jueves la situación de Pineda con tres palabras: "Un poco freudiana". ¿Terminará la pieza del BBVA, la 9 de Tándem, por disolver como un azucarillo la Operación Nelson? En eso confía el creador de Ausbanc, que pasó tres años en prisión preventiva y a quien defiende el bufete de Miguel Durán. 

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Con nada menos que 25 piezas que brotan del mismo tronco, la Operación Tándem gira en torno a la frenética actividad privada y supuestamente delictiva del comisario Villarejo mientras continuaba ejerciendo como policía sin obstáculos oficiales. Comunicador de relieve como demuestran los audios incorporados a la causa, auténtico filón informativo para múltiples periodistas y mayorista de secretos ajenos  –los archivos incautados suman "cientos de miles", dice el sumario–, Villarejo se dedicó durante al menos dos décadas a espiar, extorsionar, usar ilegalmente medios policiales y parapoliciales y a afianzar un imperio económico floreciente con ramificaciones en paraísos fiscales. Luis Pineda figura en la lista de espiados por encargo del BBVA. El policía permanece encarcelado, como preso preventivo, desde noviembre de 2017.

Aunque de menor envergadura, también Pineda construyó un sólido patrimonio. Y los asemeja otro elemento: Villarejo se proclama víctima de una cacería y de sus enfrentamientos con altas instancias como el ex director del CNI Félix Sanz Roldán, que le costará en septiembre su primer juicio, este por calumnias y denuncia falsa; Pineda se declara igualmente objeto de una persecución cimentada sobre mentiras. Esa es su tesis de defensa. Una conspiración –continúa su tesis– urdida por el BBVA y canalizada a través de Villarejo para aniquilar a Ausbanc por los constantes golpes que infligía en los tribunales al banquero Francisco González y su equipo. De momento, sigue sentado en el banquillo por una acusación que cabe resumir así: que durante años su asociación colocó a bancos y empresas ante el dilema de firmar jugosos convenios publicitarios o ver sus reputaciones destruidas con denuncias en los tribunales y campañas de desprestigio.

En la relación de supuestos chantajeados figuran el BBVA pero el entorno de Cristina de Borbón, a quien la Fiscalía nunca acusó por delito fiscal en el caso Urdangarin y que acabó en el banquillo con Manos Limpias como única acusación: el supuesto chantaje planteaba de nuevo un dilema, o dinero o la acusación contra la infanta sigue adelante.  Ni el BBVA, que dio un paso atrás, ni el entorno empresarial –la Caixa– o más personal de la infanta –el bufete de Miquel Roca– ejercen la acusación en Nelson. Sí lo hace Unidas Podemos. Personada en la pieza del BBVA y salvo viraje de última hora, su abogado coincidirá el lunes con Pineda.

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