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Isabel San Sebastián: “'Chernobyl' debería ser de obligado visionado en todas las escuelas”
La periodista, ensayista y novelista Isabel San Sebastián recomienda vivamente la miniserie Chernobyl. Se trata de una historia cerrada de cinco episodios, que puede verse en HBO, sobre el catastrófico accidente de la central nuclear en la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1986. La serie fue un enorme éxito y ganó 10 de los 19 Emmy a los que estaba nominada, incluidas las principales categorías.
“Chernobyl es un pedazo de serie –comienza San Sebastián–. Yo la vi al poco de que apareciera, de hecho me suscribí a HBO con el único fin de hacerlo porque me llamaba mucho la atención el título. Y es que yo conocí el mundo soviético, ya en declive. Cubrí precisamente, para Abc, la caída del comunismo en Rumanía, en Hungría, en Checoslovaquia, en las repúblicas bálticas, en la propia Unión Soviética, en Bulgaria, y tuve ocasión de conocer ese mundo oscuro, aterrador, que la serie refleja de manera magistral. La ambientación, el gris, la oscuridad, esa sensación de opresión que tan bien refleja la serie Chernobyl Chernobyles exactamente el mundo que yo conocí cuando visité esos países. En ese sentido la verdad es que no me defraudó en absoluto”.
La serie está creada y escrita en solitario por Craig Mazin. El guionista tiene una buena carrera en la industria audiovisual americana, pero ha dado un giro total con esta producción. Sus trabajos más conocidos hasta ahora pertenecían al género de la gamberrada, con títulos como Scary movie 3 y 4 o las secuelas de Resacón en las VegasScary movie 3 4Resacón en las Vegas. Ha declarado que se preguntó qué había pasado en Chernóbil y, al ver que no tenía ni idea del porqué de la explosión, empezó a indagar. En el camino encontró a sus personajes, las víctimas del atroz suceso, en parte gracias al libro de la Premio Nobel bielorrusa Svetlana Alexiévich, Voces de Chernóbil.
Para San Sebastián, entre los logros conseguidos, la recreación y la puesta en escena del mundo soviético de aquellos años son modélicas: “Chernobyl refleja tan bien no solo el ambiente, no solo esa grisura que caracterizaba el panorama soviético y el vestuario y las casas espantosas, las viviendas levantadas para mayor gloria del socialismo real, refleja tan bien ese clima que parece un documental. Incluso la parte más de ficción, la parte rodada en Lituania si no estoy mal informada, la explosión, la evacuación en autobuses, todo me pareció más como estar viendo un documental que una serie de ficción, y sobre todo, me pareció estar viendo la Unión Soviética que había conocido. Un paisaje muy parecido podía verse en Bulgaria, por ejemplo, o en Polonia, no en el centro de Varsovia, pero sí en sus alrededores. Ese entorno comunista realmente deshumanizado, que se refleja y que yo misma vi, es una de las grandes aportaciones que la serie ha hecho, pero no es la única. Hay muchas más”.
“Todos los participantes en la serie bordan su papel”
Se refiere la periodista, por ejemplo, al elenco encabezado por Jared Harris: “Me parece un gran acierto de Mazin haber rodado Chernobyl con actores no muy conocidos. Únicamente al protagonista lo hemos visto más, en otras series, en mi caso en The crown. Es un actor magnífico, y borda el papel del científico abocado por el destino a afrontar una realidad terrorífica y a inmolarse en la asunción de esa realidad y en la búsqueda de una solución, o por lo menos de un paliativo al horror que se ha desatado en su entorno. Sin ser el culpable pero teniendo la responsabilidad de minimizar los daños. Junto a él, bordan el papel todos los participantes en la serie. Creo que es muy importante que sean actores poco conocidos, que no los podamos identificar con otros papeles, que los podamos ubicar en ese entorno tan concreto, de ese momento y esa situación aterradora que fue la explosión, el intento de ocultación que se hizo de ese terrible accidente y todo lo que aconteció en ese momento crucial para Europa y para el mundo. Son actores auténticos, personajes auténticos o por lo menos lo parecen, que es para lo que está el cine”.
La serie es corta incluso para las series de historia cerrada. El autor fusionó dos episodios de los seis previstos, y eso le proporciona una densidad que otros títulos no tienen: “Desde mi punto de vista, a la serie Chernobyl no le sobra ni le falta nada –señala San Sebastián–. Es cierto que es corta. En mi caso la vi en una sesión, del tirón, porque estaba completamente enganchada y no la podía dejar. Por esa sensación de realidad que transmite, esa combinación perfecta entre la ficción, la historia de los personajes y la realidad de un suceso aterrador, el clima de terrible opresión política. ¡Qué bien está reflejado ese miedo, ese silencio, ese terror reverencial a contravenir las consignas del poder! En definitiva, lo que es el totalitarismo, que es exactamente lo que se refleja en Chernobyl, las consecuencias de haber utilizado criterios políticos y medios totalitarios para gestionar una formidable herramienta nuclear que podía ser una forma de obtener energía o una bomba. Eso es en lo que se convirtió, de alguna forma desactivada, o minimizada gracias al sacrificio terrorífico que tuvieron que hacer bomberos, científicos, militares, todas las personas que participaron en la extinción de ese fuego. Por cierto, todavía no está extinguido. Unas plataformas de cemento han sepultado la central, pero ese núcleo sigue ardiendo y seguirá ardiendo durante muchos años”.
El creador de la serie alerta sobre el coste de las mentiras, que pueden ocurrir en cualquier momento
Mazin escribió en Twitter que la lección de su obra es que “la mentira, la arrogancia y la supresión de las críticas son peligrosas”. E incluso ha explicado en Los Angeles Times que vio paralelismos entre las mentiras de la campaña electoral americana de 2016 y las mentiras soviéticas. Opina que el pueblo americano corre más peligro con las mentiras del poder porque los ciudadanos de la URSS las daban por descontadas. Para San Sebastián, está muy clara la intención extraíble: “Recomiendo vivamente su visionado a cualquiera que pueda añorar o defender cualquier tipo de proyecto totalitario. Chernobyl es una crítica certera, verdaderamente magistral al totalitarismo. En este caso al totalitarismo comunista que rigió durante mucho tiempo en la Unión Soviética y que provocó matanzas indescriptibles y desastres como precisamente este. Chernóbil sólo podría ocurrir en un país totalitario, no tiene parangón con nada que haya ocurrido o pueda ocurrir en un entorno democrático porque lo que se critica en Chernobyl es el miedo reverencial que provoca el comunismo, el totalitarismo, el silencio, las consecuencias de liquidar la libertad de expresión, la libertad de información, de someter al pueblo, a los ciudadanos a un régimen de terror y de opresión en el cual lo único que cuenta es lo que manda el poder y no hay forma de oponerse a ese poder y no hay forma de cuestionarlo, ni siquiera desde la ciencia, que es el caso en Chernobyl. El totalitarismo llevó al estallido de la central nuclear, a silenciar lo que había ocurrido y perder un tiempo precioso que podía haber servido para paliar las desastrosas consecuencias de ese accidente nuclear. Es una crítica muy fundamentada, tan implacable como certera”.
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La polémica con Díaz Ayuso
San Sebastián disfruta especialmente de la ficción histórica: “Me parece que las series de televisión son una gran herramienta y que lo que hay que pedir a un guionista o productor o director de una serie es lo mismo que hay que pedir a un periodista, que sea honesto. Evidentemente, va a reflejar su mirada y no la de ninguna otra persona, en ese sentido la objetividad no existe, pero si existe la honestidad. Informarse bien, documentarse bien, buscar la verdad e intentar reflejarla de la mejor manera posible, cada uno con su lenguaje, su herramienta y su mejor saber. Me parece que, en este sentido, Chernobyl lo ha clavado. Es una serie que debería ser de obligado visionado en todas las escuelas. Es muy ilustrativa y es un resumen perfecto de lo que fue el comunismo, de lo que es el comunismo, de lo que es el totalitarismo y de las consecuencias desastrosas que puede llegar a acarrear”.
Como apostilla, la serie ha sido objeto de una pequeña polémica reciente que involucra a Isabel Díaz Ayuso, a Más Madrid y al propio Craig Mazin. El portavoz del grupo parlamentario de la Asamblea madrileña Más Madrid, Pablo Gómez Perpinyá, recriminó a la presidenta de la comunidad autónoma que la Puerta del Sol era “el Chernóbil de Europa” a lo que la presidenta respondió que “Chernóbil no sucedió en la Comunidad de Madrid, sucedió gobernada por ustedes”. Alguien remitió esta reflexión al guionista por Twitter y este respondió que ella no "había entendido la serie". La historia siempre será interpretable, y a menudo sesgadamente.