De viva voz
Ficción autobiográfica
Ficción autobiográfica
Esta tarde, a la hora en que la luz es bodegón
de luces candeales, yo dejaría, sobre el sillón
de mi despacho, la redecilla que recoge mi pelo
y lo anuda. Yo dejaría, al sol como los cuerpos
en verano, el uniforme militar de entre semana,
los cuellos rectos, el Mein Kampf, el cuero largo
con que ajusto mis modales.
Yo dejaría, para mañana, la vara fina
que en mi espalda forma un ángulo recto,
que nunca tiembla y que me trae ante los ojos
la niña de posguerra que no fui: las manos
ofreciéndose al maestro, el latigazo del castigo
inmerecido.
Yo dejaría, digo, sobre la mesa, el hermetismo,
el cónclave, los versos, el símbolo, la cruz,
las dos orillas.
Si lo encontrara, yo cruzaría sin pensármelo siquiera
un puente destructible hacia la humanitate sapiencia.
Y flotaría, haciendo el muerto sobre Jung y el inconsciente
en el remanso ideal y remoto de una piscina de barrio.
*Ana Rodríguez Callealta es poeta. Su último libro es Ana Rodríguez CallealtaVértigo (Diputación de Cádiz, 2010).