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Poema para no olvidar el árbol de caucho

El poeta Juan Felipe Robledo.

Juan Felipe Robledo

 

Poema para no olvidar el árbol de caucho

Las hormigas que conocen bien la sombra

no tienen ningún motivo de vergüenza,

no hay sitio que no conozcan  

ni dicha que no las llene en las mañanas frescas de la costa.

Los mangos que reposan en los senderos recorridos por su impudicia

son hoy ruinas de castillos, lejanos bastiones para dejar de lado y no lanzarse a conquistar.

Los cruzados jamás vendrían a esta tierra, los corceles no piafaron en ella bajo largos mediodías.

Son sus rutas poblados conciertos que cantan la espesura, tiempo callado que no dice vaguedades o intensifica los acentos que viven sobre sus cabezas.

Dioses que atravesaron el océano viven en esta tierra desde hace varios siglos

y los que habitan bajo el árbol no se han enterado

o si lo supieron un día no les importó.

No hay bajo el árbol de caucho plegarias, no hay consuelo,

todo es vida de esplendor para el olvido.

Y las hojas se mueven, el tiempo es eterno en los bordes,

los perros se persiguen desde siempre entre la arena,

festejan los loros y las guacamayas en el cielo delgado que abraza al árbol,

el día pasa con fuegos lejanos y la piedra canta para sí.

*Juan Felipe Robledo (Medellín, Colombia, 1968) es poeta. Su último libro, Juan Felipe RobledoDías de gratitud (Valparaíso, 2015). 

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