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‘La maravillosa señora Maisel’ y ‘Hacks’, cómicas y empoderadas perdidas

Imagen de la serie 'La maravillosa Sra Maisel'.

Han terminado de subirse los episodios de la primera temporada de Hacks al almacén de HBO Max y ya se están emitiendo los de la nueva entrega de La maravillosa señora Maisel en Prime Vídeo. En ambas, las protagonistas se empoderan que da gusto gracias a su ingenio y a pelear denodadamente para conseguir vivir de él a través de un micrófono.

Los dos personajes difieren en muchos aspectos, claro, pero se parecen en algunos sustanciales. Se trata de dos cómicas que se despiertan y se acuestan pensando en su profesión. Dos mujeres brillantes, ambiciosas, dispuestas a hacer los sacrificios necesarios para poner sus carreras en primer lugar.

Cómicas y guerreras

En ambos casos lo hacen dando la cara, solas en el escenario, con el valor que requiere ser monologuista. Lo hacen escribiendo lo que dicen, y contándolo con su propia voz. Buscan el éxito, y a la vez, buscan rabiosamente hacerse oír.

Se trata de dos propuestas ilusionantes, en las que el movimiento se demuestra andando. Con dos cabezas de cartel seductoras, imperfectas y muy valientes. La señora Maisel cuenta los comienzos de una mujer en el final de los años cincuenta, destinada a ser ama de casa hasta que el genio de cómica que recorre sus venas sale de la botella y no habrá quien lo vuelva a encerrar.

Hacks presenta una protagonista veterana, una cómica con un espectáculo fijo en Las Vegas. Bien podría retirarse y descansar plácidamente, pero se resiste con todas sus fuerzas. Todo menos ser aparcada como una vieja gloria y quedarse callada en un rincón cuando su renovación peligra.

Colegas, cómplices en el trabajo, amigas

Ambas protagonistas tienen en su colega más cercana a una escudera. La señora Maisel a su agente, Susie Myer. Deborah Vance, la protagonista de Hacks, al personaje que se incorpora dando inicio a la serie, Ava Daniels. Una humorista joven, desterrada temporalmente a su lado hasta que se olvide un chiste inoportuno, como no, en Twitter.

En ambos casos, junto a la estrella, que brilla y que quema, aparece otra mujer que no aspira a la gloria, que no tiene esa fe ciega en sí misma, que no desborda talento natural. Mujeres que tienen que remangarse y lidiar con sus inseguridades. Se alimentan en parte de la fuerza de las protagonistas y acaban construyendo también sus propias carreras profesionales.

Las relaciones de estas parejas laborales son conflictivas, con roces, pero basadas en el respeto profesional. Un respeto que no es gratis, se gana con sudor, y es puesto a prueba. Estas relaciones son medulares en ambas series, constituyen el filón inagotable.

Compañerismo por encima del amor

Se alzan por encima de las clásicas relaciones amorosas, que siguen apareciendo y teniendo su importancia, pero no son nucleares. El eje se desplaza a la búsqueda constante de la superación personal y profesional, a la necesidad y el orgullo de dar lo mejor de sí mismas.

Para Deborah Vance, el asunto amoroso es solo un eco. Miriam Maisel deja a sus hijos en casa para trabajar, como han hecho toda la vida los y las artistas que van de gira. Con mayor motivo recela de las relaciones que puedan suponer un ancla. Podemos ver cómo descarta la tentación de embarcarse en amoríos que se interpongan en su desarrollo.

Cuarta temporada de ‘La maravillosa señora Maisel’

Acerca de La maravillosa señora Maisel, está ofreciendo actualmente, a razón de dos episodios semanales, su cuarta temporada. Se ha anunciado que concluirá con una quinta.

El argumento comenzó con el momento clave en la vida de su protagonista, interpretada a la perfección por Rachel Brosnaham. Como recordamos, se trata de cuando descubre que no se quedará en casa como parecía inevitable. Será cómica. Para una mujer judía de clase alta de los años cincuenta, todo un viaje.

Desde el primer minuto cuenta con una cómplice. Alex Borstein interpreta a la entrañable Susie Myer, underground en todos los sentidos, pues trabaja y vive bajo tierra. Irá aprendiendo a ser mánager al tiempo que su protegida aprende a ser artista.

Universos diferentes, la comedia como unión

Pertenecientes a universos que no se rozan, ninguna entiende mínimamente el de la otra, pero coinciden en su forma de entender la comedia. Su relación es siempre interesante, creativa, divertida. Entre las líneas principales de la serie, la principal.

Por ello resulta una pena que en esta cuarta temporada haya sido claramente desplazada. El matrimonio de Amy Sherman-Palladino y su esposo Daniel, creadores de la serie, parecen haberse cansado un poco de la pelea por abrirse un hueco de Miriam Maisel. La acción había quedado en un punto perfecto para el personaje a final de la tercera temporada. Tras un periodo de bonanza, un palo que le obliga a volver a empezar desde abajo como artista del mundo del espectáculo.

Y los retos de la nueva situación funcionan, el problema es la dosis. Esta trama queda demasiado diluida entre las demás. Si los padres y suegros de Miriam siempre han sido un deleite, ahora su protagonismo resulta pesado. La sal da sabor al guiso, pero no puede haber más sal que guiso. Por su constante presencia casi se pierde el hilo de la trama irresistible de esta historia, la capacidad de esta pareja única para sobreponerse a los obstáculos y conseguir imponer su visión en el gremio de la comedia.

'Hacks', carta de amor a las cómicas

Por otro lado, Hacks ha sido la última propuesta aparecida protagonizada por una cómica especialista en monólogos. El éxito de esta primera entrega, que cosechó también numerosos premios de comedia, garantizó su renovación. Ya ha terminado de rodarse la segunda tanda de episodios.

La temporada no para de mejorar en cada uno de ellos. Sus personajes no enamoran al instante, descifrarlos entraña alguna dificultad. Merece la espera, poco a poco se desvelan las motivaciones clave de sus comportamientos.

Está serie nace de una autoría compartida entre Jen Staski, Lucia Anielo, también directora, y Paul W. Downs, quien además interpreta un papel en la historia, el paciente representante de ambas cómicas.

Anielo confiesa que la ficción es un homenaje a las mujeres que han tenido que trabajar diez veces más duro que sus contrapartes en la profesión. La define como una carta de amor a esas mujeres.

Dos generaciones ante el humor

Otro de los elementos centrales del guion gira en torno a la fractura generacional que se ha creado en el humor, el lenguaje o el feminismo en unas décadas. Parte de la generación nacida en los años cincuenta o antes considera mojigata, inmadura y victimizada a parte de la generación de los millennials.

Algunas de las menores de treinta años con conciencia feminista levantan incesantemente la ceja en señal de desaprobación ante sus mayores. Sienten escalofríos con el humor sobre minorías, a pesar de que la joven Ava fue cancelada por ello. Se quedan estupefactas ante la alienación de mujeres que tiraban para adelante como podían sin mirar atrás en un entorno de abusos machistas sistemáticos.

Con este subtexto, la actriz Jean Smart, como Deborah, se impone desde el primer momento en el duelo. La intérprete está imponente en sus últimos trabajos. Tras su brillante actuación como madre de Kate Winslet en Mare of Easttown, se sale con esta protagonista absoluta inspirada en cómicas como Joan Rivers.

Mucho más difícil es el papel que le han adjudicado a la cómica sin experiencia como actriz Hannah Einbinder. Pasiva, incapaz de aportar algo valioso profesionalmente, el arco de construcción de su personaje, Ava, avanza mucho más despacio. Por otro lado, sus rasgos autodestructivos resultan absolutamente reconocibles. 

Poco a poco, ambas protagonistas comienzan a escucharse. Empiezan a entender la posibilidad que se abre al humor desde nuevos puntos de vista, perspectivas diferentes. Tras sus enfrentamientos, la admiración y el respeto les van llevando a la conclusión de que se han ido convirtiendo en un equipo.

Humor autobiográfico

Y aún hay otro ejemplo reciente del poder del micrófono para ofrecer un discurso personal con nitidez y sin intermediarios. La secuela de Sexo en Nueva York, And just like that, (HBO Max) no solo ocupa a su protagonista Carrie Bradshaw, participando en un podcast sobre los hábitos sexuales actuales.

Una de las principales líneas de la temporada se ha centrado, con fuerte controversia entre espectadores y crítica, en el nuevo personaje de Che Díaz, encarnado por Sara Elena Ramírez Vargas, intérprete méxicoestadounidense que se ha declarado persona no binaria y bisexual. En la serie, monologuista con el foco en estas nuevas identidades.

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En Hacks se aborda el debate del humor autobiográfico, que puede provocar menos carcajadas, pero cubre una necesidad expresiva. Los monólogos de Che tienen algo de Club de la Comedia, pero también de charla TED y de sermón identitario. A mucha gente le han provocado sarpullidos.

Podría ser porque sus comentarios tocan una fibra que no tenemos resuelta en la actualidad. Puede ser simplemente porque los guionistas no hayan conseguido hacerlo lo suficientemente gracioso como para desmontar esos prejuicios.

En cualquier caso, estas series reivindican el poder de dirigir el discurso propio, de buscar el hueco profesional, de trabajar codo con codo con otras mujeres, de pelear por mejores salarios y de conseguirlo con la inteligencia y haciendo reír. Casi nada. 

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