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Begoña Gómez cambia de estrategia en un caso con mil frentes abiertos que se van desinflando

brecha laboral

Solo el 35% de las empresas ha registrado planes de igualdad tres años después de que sea obligatorio

Pancarta de la manifestación del 8-M de 2021, en Pontevedra.

En este momento, miles de empresas están embarcadas en un proceso inédito: la elaboración de sus primeros planes de igualdad. Pero van tarde. Desde 2019 las empresas de más de 50 trabajadores están obligadas a ello. El objetivo es diagnosticar la situación de las asalariadas de las compañías respecto a sus compañeros varones en términos de condiciones de trabajo, retribuciones, formación y promoción profesional, entre otras medidas prioritarias, como la prevención del acoso sexual y por razón de sexo. De alrededor de 26.000 compañías, solo 9.616 los han registrado, el 35%.

“Esto indica que hemos de dedicar más recursos para que esos planes de igualdad se puedan negociar y registrar”, explica Antonia Morillas, directora del Instituto de las Mujeres. Pese a la lenta aprobación de estos planes de igualdad, la dirigente del organismo celebra el avance en términos normativos: “Aunque, por las cifras, estamos muy lejos de que todas las empresas obligadas lo cumplan, el hecho de haber conseguido incorporarlo dentro de la negociación colectiva es un éxito”, añade.  

La obligatoriedad entró en vigor el 7 de marzo de 2019. Se establecieron tres plazos: un año, para las empresas de entre 150 y 250 trabajadores. Dos años, para las que tengan una plantilla de entre 100 a 150. Y tres años, para las de entre 50 y 100. 

Las cifras evidencian que hay miles de empresas que están incumpliendo la ley. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, hay 26.369 empresas de más de 50 trabajadores. 9.616 planes de igualdad registrados implica que hay al menos 16.753 empresas que están incumpliendo la ley. 

Es posible que se trate de una cifra muy superior, dado que es posible que muchos de los planes de igualdad registrados sean de empresas de menos de 50 trabajadores, ya que, aún no están obligadas, se les anima a hacer sus propios planes. Por otro lado, es posible que una empresa haya crecido en este último año y haya superado la barrera de 50 trabajadores. En ese sentido, aún tiene un año para elaborar su plan de igualdad . 

Las empresas que incumplan la ley se enfrentan a sanciones de entre 626 a 6.250 en caso de que la inspección de Trabajo detecte que no tiene un plan de igualdad. La multa aumentaría a entre 6.251 y 187.515 euros, en caso de que la empresa ya cuente con una advertencia previa de las autoridades laborales y siga sin tenerlo. 

Planes de igualdad que no queden en papel mojado

Para garantizar que la aprobación del plan no suponga un mero trámite, la empresa debe convocar a un máximo de seis miembros que incluya a los sindicatos más representativos con legitimación para formar parte de la comisión negociadora del convenio colectivo. Esta obligación se estableció en un decreto aprobado en octubre de 2020, y la negociación entre la patronal y los sindicatos se topó con un escollo. La CEOE pedía un cambio en el artículo 5.3., que dice que en el caso de que la empresa no cuente con representación sindical, esta puede acudir a los sindicatos mayoritarios, como CCOO y UGT. 

La norma se aprobó sin el acuerdo de la patronal, que lo impugnó y lo llevó a los tribunales. En abril de este año, el Supremo le dio la razón a los sindicatos: CCOO y UGT estaban legitimados a negociar los planes de igualdad en las empresas sin representación sindical. 

Fuentes de la patronal han explicado a infoLibre que impugnaron la norma precisamente para evitar la lentitud con la que se están aprobando los planes: “Creíamos que los sindicatos no tendrían recursos suficientes para llegar a las 26.000 empresas que tienen que hacer los planes. No solo es elaborar un plan, es hacer un diagnóstico concreto y evaluar las medidas posibles. Al final la realidad es la que es”, explican fuentes de la patronal, en relación al bajo porcentaje de implementación. 

Begoña Marugán, adjunta a la Secretaría de Mujeres e Igualdad de CCOO, rechaza este extremo: “La CEOE lo impugnó porque estaban en contra de que los sindicatos mayoritarios representara a esas empresas. El decreto del Gobierno acaba con la posibilidad de que el empresario apruebe los planes de igualdad con comisiones creadas ad hoc, con trabajadores elegidos a dedo. La sentencia del Tribunal Supremo fue estupenda”, subraya la portavoz sindical. 

Sobre la supuesta falta de capacidad de los sindicatos para participar en la negociación de las 26.000 empresas, Marugán ironiza: “Me causa mucha extrañez que la patronal se preocupe de la situación de los sindicatos. Somos una organización de más de un millón de afiliados, tenemos 95.000 delegados y delegadas. Es cierto que habría que recordar que a los sindicatos, de repente, se nos ha dado una competencia nueva y no nuevos recursos para abordarla. Necesitamos más horas para hacer los diagnósticos en las empresas, para informar a las plantillas… Estamos trabajando mucho, la verdad”, apunta la representante de CCOO.

Pese a la lentitud, optimismo 

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Tanto sindicatos como la patronal valoran positivamente el avance de los últimos años. “Tanto los sindicatos como los empresarios han hecho un gran trabajo en elaborar herramientas para desarrollar estos planes de igualdad. Vamos despacio, pero lo estamos haciendo bien”, indican fuentes de la patronal. Begoña Marugán, de CCOO, valora positivamente el proceso: “Valoramos muy bien el decreto. Hay que tener en cuenta que el número de planes se ha multiplicado por cinco. Vemos que hay un 65% de las empresas sin planes de igualdad, pero eso no significa que en muchísimas de esta empresas no se estén negociando los planes. Ahora mismo hay muchísimas mesas de negociación abiertas”, señala Marugán. 

Antonia Morillas, directora del Instituto de las Mujeres, valora la implementación de algunas herramientas para elaborar el diagnóstico previo al plan de igualdad. Por ejemplo, la herramienta de igualdad retributiva. “Esta permite elaborar una auditoría retributiva que permita diagnosticar e intervenir. Por ejemplo, en las empresas donde las dependientas cobran menos que los mozos de almacén”, señala Morillas, en conversación con este periódico. 

Esta, por ejemplo, es una de las reivindicaciones de las dependientas de Inditex en La Coruña, que critican cobrar menos que sus compañeros de otros sectores que tildan de “masculinizados”, como el de Logística o Fábrica: “Se reparten los beneficios con todos los trabajadores, menos con las de las tiendas”, criticaba hace unos días a infoLibre Carmiña Naveiro, una portavoz de las trabajadoras del imperio textil. 

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