Ayuso da la espalda a la salud y pretende atajar la contaminación con ayudas para coches de gas licuado

Isabel Díaz Ayuso, a 25 de mayo de 2023, en Tres Cantos, Madrid.

La ciudad de Madrid logró en 2022 por primera vez cumplir con la directiva de contaminación atmosférica europea y el Ayuntamiento sacó pecho el pasado enero con el lema Madrid por fin respira. "Nosotros matizamos esa campaña, porque estamos cumpliendo valores que fijó la UE en 1999 y que tenían que haberse cumplido en 2010. Llegamos tan tarde que este año hay que endurecer los baremos", explica Juan Bárcena, responsable de calidad del aire de Ecologistas en Acción. 

La situación de la capital es extrapolable al resto de municipios de la Comunidad, donde los baremos europeos se han cumplido con el paso de los años, pero donde los ciudadanos continúan respirando niveles de polución perjudiciales. La Organización Mundial de la Salud establece que la media anual máxima recomendada de dióxido de nitrógeno (NO2) en un año en 10 microgramos (μg) por litro de aire en las ciudades, mientras que Madrid capital registró en 2022 de media 28 μg, casi tres veces más. En Leganés, la media fueron 32 μg; en Coslada, 29 μg; y en Móstoles, 24 μg, entre otros. Solo se salvaron algunos municipios de la sierra o los ubicados junto a la frontera con Extremadura.

Esta situación explica que la Comunidad de Madrid, junto a Cataluña, traten ahora de presionar en Bruselas de suavizar la actualización de la directiva de calidad de aire comunitaria, ya que cuando la capital acaba de cumplir con los umbrales máximos volvería a incumplirlos de nuevo de manera tajante. La Comisión propuso en octubre rebajar el tope de NO2 hasta los 20 microgramos por litro de aire de media al año, de manera que la gran mayoría de estaciones en estas comunidades darían valores superiores, salvo que implanten medidas para reducir el tráfico.

El impacto del NO2 en la salud está ampliamente estudiado y la exposición a él provoca a la larga diferentes cánceres y enfermedades respiratorias y circulatorias. Afecta incluso al embarazo y se relaciona con partos prematuros; también con el desarrollo de demencia en la población anciana. Los niveles de otros contaminantes presentes en la atmósfera de la Comunidad también sobrepasan los recomendados por la OMS, como es el caso de las partículas finas, especialmente las partículas finas de 2,5 micras, las llamadas PM2.5, que afectan a los pulmones y a tejidos de otros órganos, como el corazón, el cerebro o el páncreas. 

"La exposición a las NO2 matan cada año en España a 6.200 personas, las PM2.5 a 2.600 y el ozono a 400. Ya no necesitamos más evidencias sobre su impacto, es hora de actuar", explicó a infoLibre en un reportaje reciente José Antonio Plaza, codirector de la Unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III. Un estudio del Instituto de Salud Global de 2021 situó a Madrid y su área metropolitana como la ciudad europea con mayor carga de mortalidad relacionada con el NO2. La fuente principal de estas partículas es el tráfico rodado, que desprende carboncillo por el tubo de escape, y metales pesados y otros polvos microscópicos desde los frenos y los neumáticos.  

La urgencia para atajar la situación contrasta con las propuestas de la presidenta Isabel Díaz Ayuso para las elecciones autonómicas de este domingo, que se basan en medidas superficiales o continuistas. La medida estrella son ayudas directas para la conversión de un vehículo de gasolina y diésel por uno de gas licuado de petróleo (GLP) con matrícula ECO, los mismos que la Unión Europea prohibirá vender a partir de 2035 porque también son contaminantes. 

Sus otras ideas para reducir la contaminación atmosférica, según el programa electoral, son el fomento de la instalación de electrolineras para incentivar el uso del coche eléctrico y una línea de ayudas "para que los madrileños disfruten de la naturaleza en su casa, aprovechando las azoteas y patios". 

Enrique Villalobos es presidente de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) y conoce al detalle cómo el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha evadido sus competencias de medioambiente durante la última legislatura de Díaz Ayuso. Opina que la consejera de Medioambiente de la región ha delegado en los ayuntamientos las políticas de calidad del aire y no ha promovido que los municipios del extrarradio, donde viven más de tres millones de habitantes, implementasen zonas de bajas emisiones para combatir la contaminación. 

"La política medioambiental de la Comunidad de Madrid ha sido cumplir por la mínima las normas ambientales, porque entiende que actuar sobre la calidad del aire limita la actividad económica", explica Villalobos.  

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La Ley 34/2007, que regula la calidad del aire, establece que las comunidades autónomas tienen la competencia para elaborar planes y programas para la mejora de la contaminación atmosférica que velen con el cumplimiento de la normativa nacional y europea. En este sentido, la Comunidad de Madrid aprobó en 2017 un protocolo que se extiende a ciudades de hasta 50.000 habitantes con medidas para reducir el tráfico cuando se superan niveles elevados de NO2, pero no de otros contaminantes. 

Las comunidades también tienen la competencia sobre la evaluación de la calidad del aire, por lo que la instalación de medidores de emisiones corre a cuenta del consistorio madrileño. Sin embargo, apenas hay en la región 24 estaciones para 179 municipios –sin contar con las 24 que tiene la ciudad de Madrid–.  

Juan Bárcena, de Ecologistas en Acción, también critica que la Comunidad de Madrid no haya impulsado los planes municipales para crear zonas de bajas emisiones, que debían estar implementados el pasado 1 de enero en todos todos los municipios con más de 50.000 habitantes, o con más de 20.000 si tienen niveles altos de polución. Sobre el ayuntamiento de la capital, el que más trabajo tiene por delante en materia de calidad del aire, opina que dio un paso atrás cuando el equipo de José Luis Martínez -Almeida (PP) trató de deshacer el plan de Madrid Central, que terminó rebautizando como Madrid 360. “Es una oportunidad perdida porque Madrid Central dejó a la sociedad preparada para seguir haciendo cosas. Debía haberse ampliado a otros barrios porque tuvo muy buena acogida”, opina.

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