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La industria española consume un 20% menos de gas que antes de la guerra pese a la caída de los precios

Vista de la planta regasificadora de la Bahía de Bizkaia Gas (BBG), en Bizkaia.

El precio del gas natural se ha estabilizado esta primavera y se sitúa ya en cifras similares a las que había antes de la guerra de Ucrania, el acontecimiento que dio un vuelco al mercado energético de la Unión Europea. Sin embargo, el abaratamiento del combustible no ha sido suficiente para impulsar de nuevo a la industria española, que en mayo consumió un 18,3% menos de gas natural que en el mismo mes de 2021 debido la caída de la producción y a que parte de los contratos energéticos aún no se han actualizado. Los hogares y las pymes también redujeron su consumo de gas un 26% el mes pasado, respecto a 2021, pese a que las temperaturas no fueron más cálidas de lo normal.

El encarecimiento brutal del gas durante la segunda mitad de 2022 llevó a buena parte de la industria española a recortar su consumo: el precio medio del gas se situó de media el año pasado en los 98 euros por megavatio hora (€/MWh) y llegó a tocar los 240 €/MWh en verano. Ese mismo combustible cuesta hoy 27 €/MWh, pero las fábricas españolas no pueden aprovechar el descuento para comprar más gas y recuperar la producción habitual. De hecho, el Índice de Producción Industrial del INE de Abril, el último dato disponible, registra una caída del 1,8%, la mayor desde marzo de 2022, y es especialmente grande en bienes de consumo duradero (-4,9%), donde se incluye la fabricación de electrodomésticos, muebles y aparatos electrónicos.

"Los precios del gas natural en los mercados mayoristas son una referencia muy importante, pero los precios a los que accede la industria pueden ser diferentes a los reflejados en estos mercados por diferentes motivos. Las negociaciones contractuales anteriores, ayudas directas o subvenciones de los Estados suelen tener también impacto en los precios finales", explica Pedro Cantuel, analista de mercados de gas de la firma Ignis Energía. 

Según cifras de Enagás, la industria española consumió en mayo 14,7 teravatios hora (TWh) de gas natural para generar calor en sus fábricas, frente a los 18,1 TWh que usó en mayo de 2021, un 18,3% menos, pese a que hace dos años el precio de este combustible era de 29 €/MWh, prácticamente el mismo que el actual. La demanda de gas industrial del mes pasado fue incluso un 4,5% menor que la de mayo de 2022, cuando la guerra de Ucrania ya había comenzado y este combustible ya se situaba en los 77 €/MWh. 

Uno de los motivos principales de que la industria siga atascada es que aún es pronto para que la bajada de precios se traduzca en facturas energéticas más baratas para las empresas, según Pedro Fresco, especialista en mercados energéticos. Según cuenta, hay compañías que tienen buena parte de sus facturas de gas en contratos fijos que no cambian por mucho que suba o baje el mercado. Otros negocios tienen sus recibos ligados a otras materias primas, como el barril de petróleo brent, y si ese combustible no se abarata seguirán pagando lo mismo que en el pasado. "Por eso, las fuertes bajadas de precio como las de ahora no se traducen en facturas más económicas hasta que no pasa un ciclo de facturación completo", concreta Fresco. 

La industria también hace frente en este momento a una caída de la demanda de productos por la ralentización económica de la eurozona, lo que conlleva que este no sea un momento propicio para aventurarse a comprar más gas. Al mismo tiempo, las energías renovables cada vez tienen más peso en el mix energético y más empresas apuestan por el autoconsumo o firman contratos bilaterales con plantas fotovoltaicas para alimentarse de energía limpia, asequible y a un precio fijo. El problema no solo afecta a España: la demanda de gas industrial de las cinco mayores economías de Europa cayó el mes pasado un 9,7%, según la consultora S&P Global.  

El Banco de España ya avisó en abril de que la crisis energética derivada de la guerra llevó a sustituir a fabricantes europeos por productores asiáticos y de otras regiones que eran más baratos porque tenían acceso a un gas más económico, especialmente en la industria química, la fabricación de productos metálicos y la de minerales. "En España, si bien la dependencia energética de Rusia era relativamente menor que la de otros países europeos, la escalada a nivel global de los precios de la energía habría perjudicado igualmente a la competitividad de las empresas españolas frente a otros países no europeos menos dependientes de las importaciones energéticas", dejaron por escrito los técnicos de este organismo. 

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Verónica Rivière, presidenta de Gasindustrial, la patronal de las empresas consumidoras de gas, añade que también hay una deslocalización de empresas hacia otros países de la Unión Europea debido a que "Alemania, Francia e Italia tienen una política de ayudas muy extensa y sus precios están dopados". "Esta diferencia desplaza la producción nacional", añade la portavoz. 

Dentro del sector secundario, las que más sufren la caída de la demanda de gas son las llamadas industrias gasintensivas, las que emplean enormes cantidades de gas para generar calor en las plantas. Respecto a 2021, la industria química redujo en mayo el consumo de este combustible un 25%; la metalurgia y la construcción un 21,4%; y el refino de petróleo un 20%.

Sobre la caída del consumo de gas en los hogares y pymes, los analistas lo achacan principalmente a las temperaturas más suaves de esta primavera, lo que ha llevado a no encender tanto la calefacción. "Además, es muy posible que los hogares hayan tenido mayor conciencia a la hora de consumir gas por la coyuntura actual de precios más elevados", añade Pedro Cantuel. Al fin y al cabo, de los casi ocho millones de consumidores minoristas de gas natural en España, tres cuartas partes tienen contratos en el mercado libre que se renuevan una vez al año, por lo que muchos aún no disfrutan de la rebaja de precio. 

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