Unión Europea

España cede el testigo en la presidencia de la UE con cinco éxitos notables y tres grandes asuntos pendientes

Charles Michel, Pedro Sánchez y Ursula von del Leyen pasan para los fotógrafos al término del Consejo Europeo.

Un buen indicador del éxito de la presidencia española de turno del Consejo de la Unión Europea, que está a punto de terminar, es lo poco que el PP se ha ocupado de ella. Alberto Núñez Feijóo y los suyos, siempre dispuestos a poner la lupa sobre lo que el presidente Pedro Sánchez hace o deja de hacer, apenas han dicho nada sobre el semestre europeo.

Todo lo más, han intentado ensombrecerlo sembrando dudas sobre el cumplimiento de las reglas del Estado de derecho en España, afirmando que el Gobierno de Pedro Sánchez está tratando de aprobar una ley inconstitucional para perdonar delitos de corrupción y terrorismo y denunciando que está tratando de poner en marcha comisiones dirigidas a investigar a los jueces que juzgaron el procés.

De hecho, el PP europeo, con Manfred Weber a la cabeza, pasó de puntillas sobre la presidencia española del Consejo en el reciente debate celebrado en el Parlamento de Estrasburgo y se centró en la política interior española descalificando a Sánchez y elogiando a Feijóo.

Lo cierto es que el semestre está a punto de terminar —el 31 de diciembre Sánchez cede la presidencia al primer ministro belga, el liberal Alexander de Croo—, con muchas más luces que sombras. Y aún tiene unos días de margen para intentar redondear el balance, anotándose acuerdos en asuntos de enorme relevancia para la Unión. Así lo destacaron este viernes el presidente del Consejo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, al término de la cumbre europea celebrada en Bruselas.

Elogios a la presidencia española

Michel felicitó al Gobierno español por el “enorme esfuerzo” realizado, que ha dado lugar a una “presidencia estupenda. ¡Es impresionante lo que habéis logrado!”, exclamó. Von der Leyen elogió también a Sánchez y a su equipo: “Ha trabajado sin descanso en esta excelente presidencia durante seis meses. Gracias a su dedicación y compromiso hemos conseguido que un número importante de expedientes esenciales” salieran adelante. En concreto, más de un medio centenar, una cifra muy destacada, según los máximos responsables de la Unión.

En el haber, Sánchez pasa el testigo orgulloso de haber logrado cerrar varios hitos: la reforma del mercado eléctrico, la aprobación de una ley pionera para regular la inteligencia artificial, la ley de restauración de la naturaleza y la que regula las materias primas críticas para garantizar el abastecimiento del continente.

La reforma del mercado eléctrico tiene dos grandes objetivos: evitar la volatilidad en los precios de la luz que se solidificó en la convulsión energética provocada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia, y aumentar la protección a los consumidores, en especial a los más vulnerables. Y ha servido, de paso, para abrir la puerta a que el Consejo de la Unión, a propuesta de la Comisión, pueda declarar una crisis energética, en un contexto geopolítico y económico con cada vez más situaciones impredecibles.

La nueva ley sobre inteligencia artificial supuso también “un acuerdo histórico, porque fija las primeras reglas con las que limitar los riesgos de esta tecnología”. La de restauración de la naturaleza, a su vez, recoge que en 2030 el 20% de la superficie terrestre y marina del continente tendrá que tener planes para recuperar su estado original, y llegar al 100% en 2050. Y la de materias primas críticas, que busca garantizar que el bloque europeo sea capaz para 2030 de extraer de su propio territorio el 10% de las que consume al año, procesar el 40% de esa demanda y reciclar el 25% de minerales y sustancias estratégicas para el desarrollo de energías limpias y completar la transición digital.

En materia de política exterior común, la presidencia de Sánchez se despide habiendo alcanzado un acuerdo a 26 —todos los países menos Hungría— que ha hecho posible la apertura formal de negociaciones para el ingreso de Ucrania en la Unión. Aunque el éxito no ha sido completo: la oposición de Viktor Orbán, contrario a que la UE siga ayudando a los ucranianos a repeler la invasión rusa, ha hecho imposible aprobar el nuevo marco financiero plurianual. 

Las prioridades de la Unión

De este marco depende la aportación de cada país al presupuesto comunitario, así como las prioridades de la Unión para los próximos años, que la Comisión quiere ampliar para poder ayudar a Ucrania con 50.000 millones de euros, dar soporte financiero a las políticas migratorias, fomentar la competitividad de las empresas del continente, luchar contra la inflación y hacer frente a las cada vez más frecuentes crisis humanitarias y los desastres naturales.

Orbán trata de bloquear el presupuesto, que tanto urge a Ucrania, para obligar a Bruselas a liberar los fondos de recuperación que Hungría no está recibiendo por estar incumpliendo todavía las reglas del Estado de derecho.

España consiguió hilar el acuerdo a 26, un “encaje de bolillos”, en palabras del propio Sánchez, aunque no logró convencer a Hungría. Será ahora Bélgica quien asuma el reto de convencer a Orbán.

Con todo, la apertura de negociaciones para el ingreso de Ucrania en la UE, algo que Sánchez se había comprometido a impulsar cuando llegó a la presidencia de turno, el 1 de julio, durante una visita a Kiev, marca también un hito en la Unión, porque reabre la ampliación hacia el este. La negociación se amplía a Moldavia, mientras que se da a Georgia (también en la frontera rusa) el estatus de país candidato y se avanza en el diálogo con los Balcanes occidentales —entre ellos Bosnia— de cara a su integración. El mensaje a Rusia es más que nítido.

En materia exterior, España tampoco ha conseguido cerrar el semestre con un plan claro y compartido para resolver la crisis abierta entre Israel y Palestina. Sánchez no ha logrado que fragüe una posición común en defensa de un alto el fuego, pero sí a favor de la apertura de corredores humanitarios. Gracias al empeño español, Europa ya debate cómo debe ser el futuro en la zona y asume la solución de dos estados como la única viable. 

Los asuntos pendientes

En el capítulo del debe, hay asuntos importantes pendientes, pero Sánchez confía en anotarse todavía algún tanto en los próximos días. Este mismo lunes tendrá lugar una reunión entre la Comisión, el Parlamento y el Consejo para intentar sacar adelante el pacto europeo de inmigración y asilo, un proyecto clave para impulsar una verdadera política europea en la materia. Y en los próximos días los ministros y ministras de finanzas y de economía de la Unión intentarán también lograr un acuerdo sobre la gobernanza económica, del que depende que Europa empiece el año nuevo con nuevas reglas fiscales (las anteriores fueron suspendidas con la pandemia).

La propuesta que hay sobre la mesa incluye una reducción anual del 1% del PIB para los países con una deuda por encima del 90%, como es el caso de España, mientras que plantea un ajuste del 0,5% anual para los Estados miembros con una deuda entre el 60% y el 90%.

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También introduce un colchón fiscal para los países con bajo déficit, pero una alta deuda, a los que pedirá reducir el déficit para tener un margen entre el 2% y el 1,5% por debajo del límite del 3% para tener espacio para responder a posibles dificultades económicas.

Al mismo tiempo, pide a los países que superen el valor de referencia del 3% de déficit, a los que se abrirá un procedimiento de déficit excesivo, una senda de gasto neto corrector coherente con un ajuste anual mínimo de, al menos, el 0,5% del PIB.

Sánchez quiere, además, conseguir antes de fin de año un tercer objetivo: cerrar la incorporación de Rumanía y Bulgaria al espacio Schengen, una decisión especialmente relevante para España, con una numerosa comunidad rumana.

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