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21A | Elecciones en el País Vasco

Las elecciones vascas se convierten en un esprint por los indecisos, Álava y por erosionar a EH Bildu

El candidato a lehendakari del PNV, Imanol Pradales participa en un mitin electoral

La campaña entra en su recta final en Euskadi entre nervios y empujones para movilizar votos. Y es que el 21 de abril se ha convertido en la batalla electoral más abierta en el País Vasco desde hace décadas con el horizonte de una primera victoria histórica de la izquierda abertzale. En todas las formaciones se abre la idea de que cuenta hasta el último suspiro y que una papeleta puede hacer cambiar el resultado final. Estas son las claves que determinan esta photo finish.

El sorpaso de EH Bildu. A la candidatura de Pello Otxandiano le ha sentado bien la campaña y ha logrado cambiar ese empate técnico con el que arrancaba la disputa por un sorpaso al PNV, el partido hegemónico en las urnas vascas. Esta tendencia se ha visto reflejada en el sondeo de 40dB para El País y la Cadena Ser publicado este lunes, que pronostica el siguiente resultado: EH Bildu (30 diputados), PNV (28), PSE-EE (10), PP (6) y Vox (1).

Este tirón final de la izquierda abertzale se evidencia también en el sondeo de El Correo publicado este domingo, que hace esta predicción: EH Bildu (28-27), PNV (27), PSE-EE (10-11), PP (7-6), Sumar (3) y Vox (0-1). Una imagen que se parece también a la dada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en su estudio preelectoral, dando la victoria a EH Bildu, con un porcentaje de voto entre el 34,2 y 35,1, superando a los de Imanol Pradales (32,6%-33,5%). Luego estarían: PSE-EE (13,3%-14,1%), PP (6,7%-7%), Sumar (3,1%-3,6%), Elkarrekin-Podemos (3,1%-3,2%) y Vox (2,7%-3%).

Transferencia de voto hacia la izquierda abertzale. En esta fase final se está comprobando, a tenor de las encuestas, que EH Bildu es el partido que más sube gracias a nuevos apoyos, nutriéndose especialmente del espacio de la izquierda de Podemos y de Sumar. Por ejemplo, el 27,4% de los que cogieron la papeleta morada en 2020 ahora se han pasado a la formación de la izquierda abertzale, según la encuesta de 40dB. Además, Otxandiano logra darle un bocado al PNV, ya que el 8,5% de los que apoyaron a los nacionalistas vascos ahora sustentan a su gran rival. Con otro punto muy importante: el partido ahora favorito es el que tiene la tasa más alta de fidelidad (87,2%).

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El “mercado persa” de Álava. En los cuarteles generales siempre sale al final una conclusión: la llave estará en esa provincia. El PNV sigue teniendo como principal bastión a Bizkaia, mientras que EH Bildu se agarra fuerte en Gipuzkoa. La competición más reñida está en la tercera provincia, la menos poblada aunque reparte el mismo número de escaños en el Parlamento (25). Tradicionalmente ha sido donde más fuerza ha logrado el nacionalismo español, pero en esta cita se ve la irrupción de la izquierda abertzale que se beneficia del desgaste de los de Pradales. Según la última encuesta de la EITB, así quedaría esta circunscripción: EH Bildu (9 escaños), PNV (8), PP (4) y PSE-EE (4). Hace cuatro años el mapa fue el siguiente: PNV (9), EH Bildu (6), PSE-EE (4), PP+Cs (3), Podemos (2) y Vox (1). La emoción será máxima esa noche porque un escaño de diferencia puede marcar el resultado electoral, por eso en Ferraz califican esta zona como el “mercado persa”.

La clave de los “indecisos”. Cuando llegan unas elecciones, siempre se tira del manido recurso de que los indecisos decidirán. Pero esta vez sí que es una realidad palmaria en los comicios del 21A. En la encuesta de El Correo se indica que casi uno de cada cuatro electores no sabe todavía qué papeleta cogerá el próximo domingo. Esa sensación también se transmite a través del barómetro realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas, ya que el 19,3% duda sobre el color de la plancha y el 7% no contesta (por lo tanto no se puede estimar la votación de más del 26% del censo). El estudio refleja que hasta un 16,9% decide en esta última semana, un 5,1% lo hace en la jornada de reflexión y hasta un 6,9% concreta en el mismo colegio electoral. Como segunda opción en la mayoría de casos, contiene el estudio, se sitúan el PNV y el PSE-EE, que son los que se lanzan en estos momentos a por una mayor movilización del electorado.

El PNV no oculta que su estrategia pasa por aquí en esos momentos y apela en público a esos votantes dudosos. El presidente del partido, Andoni Ortuzar, decía este mismo fin de semana que “todo está en manos de los indecisos” y los emplazaba a apoyar el “programón” del nacionalismo: “Una tabla de relanzamiento de nuestro país para el futuro y con gente solvente”. Una llamada que está haciendo también de manera constante durante las últimas horas el aspirante del PNV tirando del argumento de que “Euskadi no está para caer en experimentos”. Dentro del nacionalismo vasco existe la esperanza de que muchos votantes al ver el ascenso de EH Bildu salgan a frenarlo con un voto práctico como pasó en Galicia ante la posibilidad de que el BNG se hiciera con la Xunta.

Los pactos post 21A. El día después será tan importante como la propia jornada de votación. Los sondeos también marcan un futuro incierto porque ya no está asegurada la mayoría absoluta de la suma del PNV y del PSE-EE que sostiene al actual Gobierno vasco. Este es el tándem que más probabilidades tiene, una experiencia positiva para los dos partidos que ha funcionado en el Ejecutivo autonómico como en las diputaciones forales y en los principales ayuntamientos. Y los dos han dado muestras de que quieren seguir con la alianza pero siembran dudas sobre lo que haría su actual compañero.

Bildu o el éxito de la estrategia del Sinn Féin

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El sistema de elección del lehendakari garantiza con muchas posibilidades una investidura. Según el reglamento del Parlamento, un candidato logra ser presidente si obtienen mayoría absoluta en la primera votación, pero puede lograrlo en una votación posterior con una mayoría simple. Ahí se allana mucho el camino porque sólo se permiten votos a favor o abstenciones (por lo tanto no emerge esa posibilidad de investiduras fallidas por mayorías de 'noes' como sucede en el Congreso de los Diputados).

Los socialistas, en este sentido, están desplegando en las últimas horas la estrategia de que ellos son la llave y han prometido no hacer lehendakari al aspirante de EH Bildu. Pero ponen sobre la mesa ahora las dudas de que el PNV, al que no ven claro durante la campaña, termine apostando por pactar con la izquierda abertzale. De esta manera, los de Eneko Andueza aspiran a captar apoyos de los que se quieren garantizar una coalición sin la presencia de la izquierda abertzale. También intentan aprovechar esos posibles pactos desde Podemos y Sumar que quieren frenar la sangría de votos hacia Ochandiano poniendo el foco en que EH Bildu podría acabar de la mano del nacionalismo vasco de derechas. Y en esa carambola aritmética también espera lograr su objetivo el PP: que su voto sea necesario para la gobernabilidad de Euskadi con el PNV y el PSE-EE, lo que podría llevar a un acercamiento con los de Aitor Esteban en el Congreso de cara a futuras citas electorales a nivel general.

La opción favorita de los vascos, según la encuesta de 40dB, sigue siendo la coalición entre el PNV y los socialistas al tener un respaldo del 28% de los sondeados (una opción que tiene más apoyos entre los votantes del PSE-EE que entre los seguidores de Pradales). La siguiente preferencia es la de un Ejecutivo con componentes del PNV y de EH Bildu (que aglutina a un 24,2%), con más respaldo entre los seguidores de la izquierda abertzale que de los peneuvistas. La tercera posibilidad es la de un acuerdo entre EH Bildu y los socialistas, que tiene el respaldo del 16,1%.

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