Teatro y alegría, los elementos vitales de Carme Portaceli: "Reír es muy importante para sobrevivir"

La directora artística Carme Portaceli, posa durante la presentación de la temporada 2024-2025 del Teatre Nacional de Catalunya

Es ampliamente reconocido que la comedia y el humor han ocupado un lugar fundamental en la evolución del teatro como arte escénico. Un contexto en el que en nuestro país destaca la figura de Carme Portaceli, directora artística del Teatre Nacional de Catalunya (TNC) desde septiembre de 2021 (antes dirigió el Teatro Español), marcando un hito al ser la primera mujer en dirigir esta institución teatral.

La dramaturga valenciana se describe en conversación con infoLibre como alguien que ríe "muy a menudo", pues considera que "reír es muy importante para sobrevivir porque te da una visión tolerante de la vida". "Me río bastante en casa, reímos mucho con mi super team del TNC", resalta, por lo que no es de extrañar, así las cosas, que destaque la relevancia del humor y, sobre todo, de la alegría, ya que "son armas de lucha muy potentes" en estos tiempos de "crispación" que para ella son "mucho más que eso", pues directamente habla de un intento desde la derecha de "golpe de Estado que a veces requeriría más compromiso por parte de la ciudadanía".

Jamás bromearía sobre la lucha de las mujeres por nuestros derechos, los abusos de cualquier tipo, especialmente los sexuales, la guerra o la falta de respeto a las instituciones", afirma tajante, estableciendo así una línea roja en el recurrente debate sobre los límites del humor: "Me gustaría dejar claro que lo políticamente correcto hoy es diferente. La filosofía woke ha hecho muchísimo daño en eso. Parece que la falta de respeto y lo que a veces sería un delito fuera ahora 'lo normal' y no pasa nada a quien lo hace. Esa máxima importancia de la sinceridad, de la propia opinión, me parece un horror y no es cierto. Nuestra opinión no es tan importante. Los hechos lo son mucho más. Y las normas de convivencia, mucho más".

Cambia de tono entonces Portaceli para contarnos un chiste malo, una práctica que siempre resulta la mar de útil para restar solemnidad a las cosas, por muy importantes que sean. Allá va: "Se encuentran dos amigos vascos que no se han visto desde hace mucho. Hombre, Joseba, ¿cómo estás, pues? Pues muy bien, Koldo. Y tú, ¿cómo va la vida? Me va bien, me casé y tengo una hija. ¿Y cómo se llama? Rocío. ¿Cómo, Rocío una niña vasca? Sí, ¡pero la llamamos Escartxa!"

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A pesar de habernos contado un chiste tan malo (en realidad es buenísimo), confiesa que no suele reírse por obligación cuando algo no le hace gracia a no ser, quizás, "que no sea una persona de un poco de confianza". "Entonces sonreiría un poquito. O incluso podría decirle, con cariño, que es muy malo el chiste", añade divertida. Y recuerda un caso contrario, un ataque de risa que no se le olvida: "Fue una vez en una reunión de personas que acababa de conocer, en la que una suiza nos explicaba, en catalán, que ella siempre iba en tren de Barcelona a Génova y que siempre cogía un cotxe... un cotxe... ¡un cotxe cuixa! ¡En lugar de coche cama! –un malentendido idiomático porque en catalán 'cama' significa 'pierna' y 'cuixa' quiere decir 'muslo', de manera que al liarse con las partes del cuerpo la protagonista de esta anécdota terminó diciendo 'coche muslo'–. Fue tremendo. Fuimos al baño como cinco veces para poder llorar a gusto y no se pasaba nunca".

Algunas caídas son tremendas, la verdad, y no te quieres reír pero te puedes morir de risa

Acostumbrada como está a tratar a representantes de la política de todo pelaje por razones laborales, nos da Portaceli tres nombres de políticos a los que conoce personalmente y que tienen un excelente sentido del humor: la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; el portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, y el Ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente. Seguro que juntando a los tres, cada cual de una procedencia diferente, sale un rato gracioso. Porque en esto del humor la tierra también tiene su influencia, y por eso asegura que la gente del País Valencià es la más divertida, mientras en el extremo opuesto señala a Castilla y León.

Para terminar, ¿alguna recomendación cultural para pasar un rato divertido en estas semanas de canícula y asueto? Series "llenas de humor y con gran discurso", nos propone la dramaturga: Fleabag, This is going to hurt y Això no és Suècia. Y todavía termina confesándonos una suerte de placer culpable que está más extendido de lo que muchas veces queremos reconocer y que siempre nos provoca carcajadas instantáneas. También a ella: "Algunas caídas son tremendas, la verdad, y no te quieres reír pero te puedes morir de risa".

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