"¡No es un familiar, es el empleado del tanatorio!", el ataque de risa de Carolina Lapausa en pleno velatorio
El humor es una poderosa herramienta de comunicación que sirve para entretener y aliviar tensiones. Por esto mismo, Carolina Lapausa se describe como una persona que, “por suerte", se ríe mucho, "incluso en las situaciones más embarazosas”. Es "de risa fácil", especialmente en el trabajo, asegura a infoLibre. "Ahí tengo que hacer grandes esfuerzos, incluso morderme la lengua, para no estropear el trabajo”, reconoce divertida.
Como consecuencia de esto, es lógico que la actriz española considere que “el humor es uno de los recursos más importantes y necesarios en la vida". "No solo es el remedio más eficaz para combatir la crispación, sino que ser capaces de reírnos de nosotros mismos mejora nuestra calidad de vida y es un signo de inteligencia”, asegura la intérprete, a quien desde su debut televisivo allá por el cambio de siglo en Al salir de clase hemos podido ver en seres tan variadas como El comisario, Hospital Central, El internado, Cuéntame cómo pasó, La señora, 14 de abril. La República, Amar es para siempre o, más recientemente, en Sueños de libertad.
Una trayectoria profesional ya de más de dos décadas en las que ha constatado la rutinaria importancia del humor, y también donde ha aprendido a saber dónde están para ella ciertos límites: “No bromearía sobre algo que, a priori, sé que le va a doler a otra persona". "Pero es más importante saber disculparse cuando se hiere a alguien, aunque no haya sido con intención de ofender, que privarse de decir algo”, plantea en una reflexión que refleja su rechazo a la autocensura y, al mismo tiempo, la necesidad de considerar “otras sensibilidades” a la hora de hacer comedia.
La entrevista adopta un tono más desenfadado cuando comparte con alegría con nuestros lectores las vacaciones más divertidas de su vida: “Recuerdo un viaje que hicimos cuatro amigas por Islandia. Las cuatro nos separamos a la vez de nuestras parejas, así que alquilamos un coche y metimos la tienda de campaña para recorrer la isla. Es un viaje que me encantaría repetir tal cual porque fue divertidísimo, pero no puedo contar más. Lo que pasa en Islandia, se queda en Islandia”, destaca entre risas.
Cuando cogen confianza, los vascos y los catalanes tienen un humor finísimo
Lapausa admite que por supuesto que hay cosas que le hacen mucha gracia pero sabe que es mejor no reconocer. Y aunque no quiera desvelar exactamente a qué se refiere, nos da una de cal y otra de arena haciendo una pequeña confesión, no sin una pequeña reticencia igualmente: “En mi familia tenemos un humor muy ácido y esas bromas no las haría en público. Por otro lado, he descubierto en redes los vídeos de perritos haciendo tonterías y me da la risa moña… eso me da vergüenza reconocerlo porque yo quiero parecer intelectual”.
En la gran mayoría de las ocasiones, los momentos más divertidos y graciosos son aquellos en los que reírse está mal visto por el contexto de la situación, algo que puede llegar a resultar incómodo. Lapausa lo sabe de primera mano y nos lo explica así: “Hay una anécdota mítica en mi familia durante el velatorio de mi tío Pepín. Primero, tengo que explicar que en mi familia somos muy despistados. Enfermizamente despistados. El caso es que veíamos a mi madre abrazándose a un chico muy cariñosa, y charlando muy compungida con él. El resto de la familia (primos, tíos, mis hermanas, mi padre y yo) contemplábamos la escena extrañados, hasta que vino mi madre a contarnos lo afectado que estaba ese Alberto, ese-sobrino-de-mi-tío-por-la-otra-parte-de-la-familia y que hacía años que no veía. En ese momento, mi tía, la viuda, le dijo a mi madre: 'Chari, no es un familiar, es el empleado del tanatorio que ha venido a preguntarnos a qué hora nos vamos'. Creo que en la risa general que estalló también podemos incluir la de mi tío Pepín”.
Andrés Suárez: "El humor de Ferrol es selecto y humilde, te arranca la carcajada sin pretenderlo"
Ver más
Todavía controlando la risa al recordar semejante anécdota familiar, no duda en opinar sobre el humor en la esfera política y, de manera tajante, considera que a los políticos no se les da bien: “Creo que les falta mucho humor, reírse de ellos mismos y no creerse personalmente tan importantes, tal vez así, con un poco de distancia, podrían mirar más por el colectivo”. En cualquier caso, sin dar nombres, puntualiza que sí hay algunos que tienen sentido del humor: unos que se pasan de frenada y otros con "más ingenio y elegancia".
La geografía y el humor siempre han estado estrechamente ligados debido a las diferencias culturales de cada comunidad autónoma. Esto da lugar a una variedad de estilos humorísticos, como la ironía o la sátira, que reflejan las particularidades de cada región. Y la actriz lo tiene claro: “A mí me gusta el humor con retranca, por eso la gente que aparentemente parece más seria es la que me gana”. De ahí que seleccione el humor de Cataluña y Euskadi como ejemplos destacados. “Cuando cogen confianza, los vascos y los catalanes tienen un humor finísimo". Sin embargo, hay un popular pueblo de Huelva que se lleva (una vez más) la palma: "Haber soportado lo que soportó en los noventa sin crear un grupo terrorista para vengarse del resto, es señal de que en Lepe tienen un gran sentido del humor”.
Para finalizar, Lapausa recurre al séptimo arte (algo razonable puesto que es actriz) con el fin de sacar una sonrisa o carcajada a la persona más seria que conoce, y nos recomienda varias series de comedia: “Hay muchos títulos. Desde Zoolander a Friends pasando por Such Brave Girls o Autodefensa. Soy muy fan del humor inglés y hay una película con la que te partes: Un funeral de muerte”. Pero para ella, el máximo exponente del humor es un personaje de cómic: “La joya del humor para mí es Mafalda. Cuando era adolescente y tenía un día triste, leía uno de sus libritos y se me pasaban todos los males, me ayudaba a autorregularme”, concluye.