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El teatro palestino, guardián de la identidad cultural y arma para resistir bajo la ocupación

Estudiantes palestinas en una obra de teatro.

Amelia Cerdan Prados (UNRWA España)

El teatro palestino tiene una rica historia que se remonta a principios del siglo XX, cuando surgió de la necesidad de preservar y transmitir la cultura y la identidad palestinas frente a la colonización y la diáspora. Desde los años 70, el territorio palestino ha sido testigo de importantes movimientos de expresión artística. En Jenin, Ramallah, Belén, Gaza y más lugares, los palestinos se han reunido para mantener su cultura viva a través de la creación teatral. 

El teatro, una de las formas de arte más antiguas y poderosas, ha sido durante siglos un medio esencial para la transmisión de valores y culturas. Los palestinos lo han utilizado para narrar las historias de su pueblo de generación en generación. Estas historias no solo reflejan los desafíos y las luchas del pueblo palestino, sino también su resiliencia, creatividad y esperanza.  

La tradición oral en Palestina ha sido fundamental para la preservación de la identidad del pueblo palestino, especialmente en un contexto de ocupación y desplazamientos. A través de cuentos, poesías, canciones y relatos, los palestinos han mantenido viva su memoria colectiva. Las obras reflejan las experiencias vividas de los palestinos: la pérdida de la tierra, la lucha por la libertad, el dolor del exilio, y la esperanza de regreso. También reflejan los valores de su sociedad: la importancia de la familia, de compartir, de vivir en comunidad, de transmitir. El teatro ha jugado un papel clave en su transmisión, adaptando estas historias orales al escenario y permitiendo que las nuevas generaciones se conecten con su herencia cultural, asegurando que las historias y la cultura palestina no se olviden nunca, incluso en medio de la adversidad. 

En Cisjordania, el teatro enfrenta desafíos significativos debido a los ataques constantes. El Teatro de la Libertad en Jenin ha sufrido múltiples ataques desde el inicio de la ofensiva en Gaza. En diciembre de 2023 el teatro fue atacado por el ejército israelí, que arrestó a su director artístico, Ahmed Tobasi, al productor Mustafa Sheta y al actor Jamal Abu Joas. Ahmed y Jamal fueron liberados, pero Mustafa permanece en prisión sin juicio ni cargos. Tras estos ataques, El Teatro de la Libertad ha sido nominado al Premio Nobel de la Paz en febrero de 2024. 

En Gaza las oportunidades para la práctica y el desarrollo del teatro son muy limitadas debido a los ataques y al aislamiento extremo de la franja. Sin embargo, sigue siendo una forma crucial de resistencia cultural.

El teatro palestino es mucho más que una forma de arte: es un medio de resistencia, una herramienta educativa y un canal para la transmisión cultural

En la diáspora, el teatro se convierte en un puente entre las generaciones que han vivido el desarraigo y las nuevas generaciones que crecen en tierras extranjeras. Las producciones teatrales permiten que los jóvenes que no han vivido directamente la ocupación o la Nakba comprendan y se conecten con su historia y su identidad cultural. Este intercambio intergeneracional asegura que la historia palestina no solo se diluya, sino que se refuerce con las nuevas generaciones. 

Samaa Wakim, bailarina y coreógrafa en el teatro Khashabi está actualmente presentando su obra Losing it en Francia, junto con la música palestina Samar Haddad King. Samaa creció en Mhalia, un pequeño municipio árabe cristiano del norte de Israel, en una familia de activistas de derechos humanos. Su infancia estuvo marcada por el estruendo de los cohetes intercambiados entre ambos países. “Crecer en una zona de guerra significa vivir con un cuerpo que ha absorbido el miedo y el trauma”. 

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En su obra, Samaa cuestiona la forma en que todo lo que le ha tocado vivir ha influido en la construcción de su identidad, explorando cómo el trauma de generaciones pasadas se manifiesta en su propio cuerpo.

Además de su papel en la preservación de la memoria, el teatro palestino también es una herramienta educativa y de salud mental. Como Samaa, la infancia de miles de niños y niñas está marcada por violencia, dolor, miedo y múltiples traumas. En el marco de las actividades de verano para niños en Siria, Líbano, Jordania y Cisjordania, la Agencia de Naciones Unidas para las personas refugiadas de Palestina, UNRWA, organiza talleres de teatro e interpretación para fomentar la confianza y la creatividad de los niños y niñas refugiados de Palestina. En Gaza, UNRWA ha iniciado actividades recreativas y psicosociales, dando la oportunidad a los niños de socializar y olvidar los horrores de la ofensiva, aunque sea por un momento. En este contexto, el teatro se convierte en un espacio seguro para que los niños y jóvenes exploren su identidad, expresen sus emociones y aprendan sobre su herencia cultural. 

El teatro palestino es mucho más que una forma de arte: es un medio de resistencia, una herramienta educativa y un canal para la transmisión cultural. En un contexto donde la identidad y la memoria están constantemente amenazadas, el teatro ofrece un espacio donde las historias del pasado y del presente se entrelazan, formando un legado que las futuras generaciones continuarán. A través del teatro, los palestinos siguen manteniendo viva su historia, preservando su cultura y afirmando su derecho a existir y a contar sus propias historias, no solo para ellos mismos, sino también para el mundo entero. 

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