La presidenta del Supremo propone al conservador Berberoff como número dos del alto tribunal
El principal obstáculo para la designación del número dos de Isabel Perelló en el Supremo se ha superado. La presidenta del Consejo General del Poder Judicial, de la progresista y minoritaria Juezas y Jueces para la Democracia, ha propuesto al Pleno el nombramiento del magistrado de la Sala de lo Contencioso del alto tribunal Dimitry Berberoff como vicepresidente de la más alta instancia judicial del país. La proposición llega después de que Berberoff se haya comprometido a abandonar su cargo de vicepresidente de la conservadora y mayoritaria Asociación Profesional de la Magistratura, de la que dejará de ocupar puestos directivos durante su mandato. Los vocales tendrán que aprobar la elección por mayoría de tres quintos en el próximo Pleno, que se celebrará el 25 de septiembre. Si sale adelante, algo que se da por seguro, la cúpula del más alto órgano jurisdiccional español quedará controlada por los colectivos de los que los dos principales partidos PP y PSOE escogen a los miembros del órgano de gobierno de los jueces.
El sector conservador de esta última institución propuso a la presidenta el nombre de Berberoff. Sus 10 vocales argumentaban que si la presidencia -también propuesta por los consejeros a propuesta del PP- había quedado en manos de una afiliada a JJpD, la vicepresidencia debía corresponder a su asociación de referencia, la APM. Sin embargo, los vocales a propuesta del PSOE y Sumar bloquearon la propuesta debido a que se trataba de un alto cargo de la asociación conservadora, su vicepresidente. Tras aparecer su designación sobre la mesa, los progresistas recordaron que los vocales a propuesta del PP vetaron previamente a la magistrada de la Sala de lo Penal del Supremo Ana Ferrer para la presidencia por considerarla un "miembro destacado" de la asociación progresista. La elección final por parte de Perelló de Berberoff busca el consenso entre ambas sensibilidades al haberse comprometido este a dejar su puesto en la asociación. Pero lo cierto es que tanto la designación de Perelló como ahora la proposición de Berberoff han salido de las filas del sector conservador.
Con la elección de Berberoff, según la nota oficial del Consejo, Perelló pretende reforzar la dimensión europea del Tribunal Supremo. El magistrado de lo Contencioso fue letrado del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) entre 2007 y 2010 y miembro de la Red de Expertos en Derecho de la Unión Europea (REDUE) del CGPJ y autor de numerosas publicaciones sobre esta materia. Además, según fuentes del órgano de gobierno de los jueces, posee un profundo conocimiento del funcionamiento del alto tribunal al haber sido director de su Gabinete Técnico entre 2014 y 2018; desde 2019 es miembro electo de su Sala Gobierno.
La Ley Orgánica del Poder Judicial establece para poder acceder al cargo tener la categoría de magistrado del Tribunal Supremo con una antigüedad de al menos tres años y estar en servicio activo. Berberoff es magistrado de la Sala Tercera desde septiembre de 2018 y está adscrito a la sección primera, que se encarga de la admisión de los recursos. Previamente lo estuvo a la segunda, la que analiza los asuntos relacionados con los impuestos y tributos. Previamente pasó por los juzgados de Villena y Xátiva para después dar el salto a la Sala de lo Contencioso del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
Fuentes del órgano de gobierno de los jueces dan por segura la aprobación de la propuesta en el Pleno del próximo 25 de septiembre. En ese mismo acto se aprobarán los integrantes de las diferentes comisiones del órgano, entre ellas la de calificación, que tendrá que examinar los expedientes de los candidatos a las 98 plazas vacantes que quedaron tras el bloqueo de la renovación del CGPJ por el PP. También la de estudios e informes, que tendrá como principal encargo en los próximos meses elaborar una propuesta de nuevo sistema de elección de los vocales, tal y como pactaron PSOE y PP al renovar los integrantes de la institución tras más de cinco años de parálisis.
