Memoria democrática
"La guerra civil fue un golpe de Estado": cuando a Feijóo no le daba "pereza" condenar el franquismo
Este 2025 se cumple medio siglo de una muerte que marcó un antes y un después en la historia reciente de España, la del dictador Francisco Franco. Y el Gobierno liderado por Pedro Sánchez ya prepara más de un centenar de actos para conmemorar el fin de la dictadura. Bajo el lema 50 años de España en libertad este 8 de enero tendrá lugar el acto inaugural en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en el que no solo destacará la ausencia del rey Felipe VI por "razones de agenda" sino también la del principal partido de la oposición, cuya dirección nacional ha dado la orden de no acudir.
El PP de Alberto Núñez Feijóo aboga por "ensalzar el encuentro civil entre españoles" y "los actos políticos que nos unen" frente a la "etapa oscura y en blanco y negro de nuestra historia". en palabras de su portavoz nacional, Borja Sémper. Hace solo unas semanas el propio líder del partido se pronunciaba en esa línea y criticaba al Gobierno por "desenterrar a Franco cien veces y actuar como nostálgico del enfrentamiento entre españoles", pero que eso, a su juicio, no iba a "evitar" que el resto construyera "un porvenir juntos". "Ellos, con su amargura a volver a los años cuarenta, cincuenta, sesenta y los setenta... ¡Qué pereza dan!", señalaba Feijóo ante la plana mayor del PP madrileño.
Unas palabras que contrastan con lo que defendía cuando era presidente de la Xunta de Galicia, hace solo cuatro años. Entonces, no tenía inconveniente en discrepar del líder del PP en ese momento, Pablo Casado, después de que este describiera, en junio de 2021, la guerra civil como un "enfrentamiento" entre "quienes querían la democracia sin ley y quienes querían la ley sin democracia". "La Guerra Civil", señalaba entonces Feijóo ante los micrófonos de la Cadena Ser, "fue un golpe de Estado con independencia de que el Gobierno de la época estaba en una situación de desgobierno", añadía, criticando que las palabras de Casado eran una "manera resumida e incompleta de explicar las cosas".
No fue la única vez que el PP gallego se alejó de la línea tradicional marcada desde Génova en relación a la Guerra Civil y la dictadura. En el verano de 2016, cuando Feijóo contaba con mayoría absoluta en la Xunta, el PP votó a votar a favor de una declaración institucional que condenaba el golpe de Estado perpetrado por Franco el 18 de julio de 1936, el régimen dictatorial resultante y los crímenes y la represión cometidos contra los perdedores de la guerra. El documento también recordaba a los republicanos deportados a campos de concentración, donde miles de españoles fueron abandonados a su suerte.
Tanto con Feijóo como presidente como durante el actual mandato de Alfonso Rueda, la Xunta de Galicia ha realizado la exhumación de víctimas del golpe y de la dictadura cuyos restos permanecen en fosas comunes —financiado por el Gobierno central cumpliendo así con la Ley de Memoria Democrática— aunque con un bajo perfil público.
Una "pelea entre abuelos"
Todo cambió desde que Feijóo llegó a Génova. Atrás ha quedado la imagen que había cultivado durante más de una década y que se remontaba a octubre de 2008, cuando el PP gallego que él lideraba en la oposición sorprendió al votar a favor de una resolución en el Parlamento autonómico impulsada por socialistas y nacionalistas en la que se condenaba enfáticamente el franquismo, a diferencia de lo que hacía el PP nacional.
Para Feijóo, lo que que antes era considerado un golpe de Estado contra un Gobierno legítimo, rápidamente se convirtió en una simple disputa entre antepasados. En noviembre de 2022, describió la guerra así: "Hace ochenta años, nuestros abuelos, nuestros bisabuelos, se pelearon y no tiene sentido vivir de los réditos de lo que hicieron. Nos habíamos dado la mano. Y un Gobierno que reabre el rencor y no siembra la concordia es un Gobierno que no respeta la Constitución y la Transición", añadió reprochando la legislación de memoria democrática impulsada por el Gobierno.
Para el líder del PP, la condena de la dictadura ya no es un asunto sobre el que pronunciarse en el Parlamento, sino que se trata de "un comodín" del PSOE para tapar otros asuntos que le son incómodos. Una línea ya dibujada por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ha bautizado 2025 como “Francaño": "Como su gobierno está en sus últimas horas, ha decidido quemar las calles y provocar violencia con grupos muy minoritarios, que últimamente salen justo cuando él lo pasa mal", dijo al tiempo que acusaba a Sánchez de fomentar el "guerracivilismo", en la misma línea que Vox.
Desde el cambio de ciclo que trajeron consigo las elecciones autonómicas del 28M, la derecha dejó claro que la memoria sería –otra vez más– pieza de caza mayor de eso que han llamado guerra cultural. La dirección nacional del PP no defiende abiertamente el legado del dictador como sí lo hace la extrema derecha con posturas revisionistas que aseguran que Franco salvó a España de caer en las manos del marxismo, pero evita deliberadamente conmemorar su muerte y muestra su ambigüedad a la hora de condenarlo. "No sé qué se celebra el 8 de enero del 2025. Supongo que la flebitis que padecía el dictador", dijo la pasada semana el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado.
La dirección del PP no acudirá a ningún acto del Gobierno
Una línea que siguió Borja Sémper este martes en la rueda de prensa celebrada en la sede de Génova tras la reunión del comité de dirección: "Mañana Sánchez va a comenzar una andadura para hacer oposición a un dictador muerto, nosotros creemos que es mucho más relevante, que es capital, hacer oposición y rechazar a los dictadores vivos", señalaba, en referencia al presidente venezolano Nicolás Maduro. El dirigente del PP insistía en que es "mentira" y "un bulo" que en 1975 hubiera democracia en España.
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El portavoz del PP llegó incluso a afirmar que el presidente del Gobierno tiene que "buscar efemérides raras" para buscar foco político. Según Sémper, el Gobierno debería haberse esperado al año 2027 para celebrar el inicio de la democracia ya que fue el año en el que tuvieron lugar las primeras elecciones tras la muerte del dictador. "Probablemente, Sánchez sabe que en el 27 no va a ser presidente del Gobierno y tiene que buscar efemérides raras para protagonizarlas él. No tiene nada que ver con Franco, tiene que ver con Sánchez y su manera de interpretar la realidad, de desviar la atención", prosiguió.
Fuentes de Génova confirmaban después que nadie de la dirección del PP acudirá al acto de este miércoles ni al resto de los eventos previstos por el Gobierno, si bien dejaban en el aire la participación de otros dirigentes territoriales del partido. Algunos de ellos, como el andaluz Juanma Moreno, sí han abogado abiertamente por celebrar "la concordia, el consenso y el proyecto común que nos une en el 50 aniversario del fin de la dictadura".
Las palabras de Moreno las podría haber ratificado Feijóo cuando presidía la Xunta de Galicia, pero ahora el líder del PP ya no parece tener interés en cerrar uno de los capítulos más sangrientos de la historia reciente de España y respaldar a las víctimas. "España no vive de lo que ocurrió hace 80 años", alega ahora, al tiempo al que se compromete a derogar la Ley de Memoria Democrática aprobada por el Gobierno de Sánchez.