12-O

Illa culmina con la asistencia al 12-O la vuelta de Cataluña a la normalidad institucional

Salvador Illa,  este viernes en el Palau de la Generalitat.

Desde 2010, ningún presidente catalán pisaba Madrid un 12 de Octubre. La presencia de Salvador Illa en los actos con motivo de la Fiesta Nacional supone el culmen del regreso a la normalidad institucional en sus relaciones con Madrid después de años de choques por parte del Palau con la Moncloa y la Zarzuela.

Una de las obsesiones de Illa desde que se sentó en el Palau fue recuperar esos puentes rotos durante años, que se evidenciaban en la ausencia de los dirigentes de la Generalitat en los grandes actos institucionales en la capital o en las conferencias de presidentes. Por eso, ha decidido volver a ocupar su silla a pesar de la impopularidad que le pueda traer entre sectores de la sociedad catalana.

El 12-O es uno de los grandes días del poder en España, aunque en los últimos años está siendo cuestionado por parte de la izquierda por los ecos del pasado colonial español. La celebración tiene principalmente dos vertientes, siendo la primera un gran desfile militar en el centro de la capital, que en las últimas ediciones se ha llevado titulares por los gritos y los pitidos contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Y posteriormente las altas autoridades, los miembros del Gobierno, cargos militares, líderes autonómicos y representantes de la sociedad (desde empresarios a periodistas) se trasladan al Palacio Real, donde Felipe y Letizia son los anfitriones de una multitudinaria recepción. Allí se brinda, se come y, sobre todo, se hacen corrillos para tratar los temas de actualidad que dominan el país.

Un paso que no se da desde Montilla

Ni Artur Mas ni Quim Torra ni Carles Puigemont ni Pere Aragonès aceptaron las invitaciones para acudir a los actos en Madrid. De esta manera, Illa es el primer presidente de la Generalitat que lo hace desde José Montilla. Es un gesto claro de recuperar ese vínculo y enterrar los años de desafío independentista. Se suma de esta manera a otros pasos que ha dado como acudir a la audiencia en Zarzuela con el rey Felipe VI después de su investidura en verano.

El pasado 18 de septiembre Illa fue a palacio para verse con el rey en medio de una gran expectación. Hubo más fotógrafos que con otros líderes autonómicos: “Esto no es lo habitual”, llegó a decir el monarca. No había acudido ningún jefe de la Generalitat desde Artur Mas en 2015. En el entorno de Illa se remarcó que era un gran paso para la recuperación de esa normalidad institucional. “Muy contento de estar aquí”, dijo el también líder de los socialistas catalanes a los informadores convocados.

Illa retoma la relación con la casa real, una institución muy polémica en Cataluña y en horas bajas de valoración, especialmente por el punto de inflexión que supuso el discurso de Felipe VI el 3 de octubre de 2017. La institución apenas tiene una puntuación de dos sobre diez entre los ciudadanos en esa comunidad, a tenor de los datos del CEO catalán (una de las pocas instituciones públicas que pregunta demoscópicamente sobre la monarquía).

La encuesta deja claro que la mayoría de la sociedad catalana apuesta por el modelo republicano (72%) frente al monárquico (16%), en tanto que un 10% no sabe o no contesta y un 2% preferiría otro tipo de organización. Los más republicanos son los votantes de la CUP (100%), de Esquerra (98%), de Junts (93%) y de los comunes (91%). Pero también es abrumadora la mayoría a favor de esa opción por parte de los que apoyan al PSC (70%). Empatan los republicanos y los monárquicos entre el electorado de Ciudadanos en Cataluña, y en Vox están también muy divididos aunque ganan los que defienden a la Casa Real (45% frente a un 41%). El electorado más proclive a la realeza es el del PP (con un 61% a favor y un 29% en contra). Los que meten la papeleta de los populares son los únicos que aprueban a la familia real (5,2).

Críticas del independentismo: "Pleitesía al rey"

La decisión de Illa de acudir a los actos del 12-O han levantado a la vez críticas dentro del Parlament. Fuentes de ERC trasladan su impresión: “Nos parece un acto de pleitesía al rey y a una monarquía que no nos representa. De hecho, el rey abdicó de serlo de los catalanes el 2017 con su discurso del 3 de octubre que avaló la violencia policial contra la ciudadanía”. “Además, creemos que la Generalitat no debería asistir al acto del día de la Hispanidad, de hecho, el president Aragonès no lo hizo”, remachan desde la sala de máquinas de los republicanos. 

No obstante, los independentistas no han logrado durante esta semana sacar adelante sus propuestas de resolución presentadas a raíz del debate de política general en el Parlament.  JxCat y ERC habían presentado sendas resoluciones en las que pedían "no normalizar" las relaciones institucionales con la Casa Real, pero ambas han sido rechazadas. Esquerra perdió por un voto el texto que registró que constataba la "necesidad de no normalizar las relaciones institucionales de Cataluña con la Casa Real", teniendo en cuenta el "amplio rechazo que suscita la monarquía española en la sociedad catalana, que no reconoce al rey", así como su "papel parcial" el 3 de octubre de 2017, cuando "amparó una represión policial y judicial impropia en una democracia avanzada".

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Las críticas a la presencia de Illa en el 12-O llegan con fuerza desde Junts. Su presidenta, Laura Borràs, señaló que en el fondo es una “exaltación de una colonización”. “En realidad, es una anomalía democrática”, argumentó en declaraciones a la Cadena Ser, poniendo sobre la mesa que se trata de un “desfile militar de exaltación de la Hispanidad”. Para ella se abre también un “tripartito del PSC con PP y Vox”.

Los comunes, según fuentes consultadas, no tienen una postura oficial sobre la presencia de Salvador Illa. Esa formación es una de la que en los últimos años ha abierto el debate sobre el propio significado del 12-O, un simbolismo que ha pedido eliminar la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau. Llegó a decir sobre esta festividad: “Vergüenza de Estado aquel que celebra un genocidio”. Pero los representantes de Sumar y de los propios comunes en el Gobierno suelen acudir a la celebración, como sucedió el año pasado con Joan Subirats, entonces ministro de Universidades.

El paso de Illa refuerza su presencia en la capital. También acudió durante el mes de septiembre para protagonizar el acto de la Diada en los jardines de las oficinas de la Generalitat en la capital dando brío a una fiesta alicaída durante años fuera de Cataluña. Pero también está aprovechando estos desplazamientos para verse con importantes empresarios para recobrar el impulso de la comunidad. Asimismo, próximamente en su agenda tiene previsto acudir a la Conferencia de Presidentes que se celebrará en Cantabria, que todavía no tiene fecha pero que La Moncloa impulsa con la vivienda como la principal cuestión. No obstante, allí sabe que se encontrará con el gran fantasma que agita el PP: la supuesta desigualdad que va a generar la financiación singular para Cataluña que pactaron los socialistas con Esquerra.

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