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La rabia en las zonas devastadas y una gran riada de solidaridad sustituyen a la bronca política

Palestina sí tiene futuro

Danaé Fonseca

Palestina: Heredar el Futuro

Luz Gómez

Catarata (2024)

Hemos de amar y pensar en el futuro si queremos llevar a término la revolución

Leila Khaled

Layla Martínez ya nos advirtió hace tiempo en Utopía no es una isla (Episkaia, 2020) sobre cómo se nos ha hecho más fácil pensar en la distopía y el fin del mundo que imaginar futuros posibles. Este sigue siendo el caso hoy: ante un genocidio que se desarrolla frente a nuestros ojos cada día, parece difícil para el mundo concebir un futuro para Palestina. Ante la frustración e impotencia que sienten frente al genocidio israelí quienes aún tienen un poco de humanidad, Luz Gómez nos invita a imaginar un futuro posible. Palestina: Heredar el futuro nos trae esperanza a pesar de que Israel haga todo lo posible e imposible por evitarlo.

El libro, en formato de ensayo, nos sumerge en los conceptos fundamentales para comprender la situación actual en Palestina y cómo funciona la máquina de destrucción ideológica y física israelí. Además, es importante destacar que la obra evita la terminología que perpetúa la idea de un conflicto entre dos partes; en su lugar, pone énfasis en el uso de un lenguaje preciso que refleja el entramado de la colonización sionista en Palestina.

No es casualidad que el libro detalle con tanto cuidado el origen y uso de términos relacionados con Palestina y que sea una aportación fundamental para las lectoras en castellano. Luz Gómez García es autora del Diccionario de Islam e Islamismo (Trotta, 2019) y posee una experiencia sin par en la traducción de textos literarios, especialmente por ser la traductora del poeta nacional palestino Mahmoud Darwish, una de las figuras más prominentes de la literatura palestina. Además, recientemente Gómez tradujo Palestina/48. Poemas del interior (Ediciones del Oriente y Mediterráneo, 2024), una obra imprescindible que rescata las voces de los poetas de la generación que expresó la furia colectiva tras la Nakba de 1948. Estos poetas son en sí mismos parte de este futuro posible; forman un ejército de palabras.

A lo largo de once capítulos, la autora nos guía para comprender la situación actual de Palestina. Profundiza en conceptos como Nakba y sionismo, y aparecen figuras emblemáticas como Yasser Arafat, Leila Khaled, Dalal al Mugrabi, Ghassan Kanafani y Walid Daqqa, un preso palestino cuyo cuerpo no ha sido liberado, ni siquiera tras su muerte y cuyos textos son fundamentales para entender Palestina. El libro analiza procesos cruciales, como la deshumanización de los palestinos y el exterminio llevado a cabo por el ejército israelí, así como la cartografía colonial.

Nombrar es una forma de expresar relaciones de poder, y la terminología es especialmente relevante al hablar de Palestina. La autora advierte de que la batalla por las palabras ha sido ardua en la historia palestina; para ganar el relato, es necesario rescatar las palabras de la mitología y traerlas a la historia. Por ejemplo, Luz Gómez señala que no valen eufemismos al hablar de Gaza: en lugar de calificarla como una prisión al aire libre, estos espacios deben llamarse guetos.

En esta misma línea sobre el uso del lenguaje, el capítulo que más me sorprendió fue el dedicado a los nombres de las operaciones militares. Quizás esto se deba a que, a veces, en la militancia nos enfocamos tanto en Palestina que olvidamos explorar estas áreas. La elección de los nombres en hebreo revela tanto el carácter bélico como el teológico de las operaciones, y sus traducciones al inglés evocan significados diferentes de los que sugieren en hebreo.

El futuro de Palestina descansa en los palestinos y en que nosotras escuchemos a los palestinos. Existen tres conceptos clave para ese futuro: Nakba, el palestino frontera y el nuevo fedayín. En primer lugar, la autora destaca el poder performativo de la Nakba, cuya conmemoración ha sido penalizada por el parlamento israelí en 2011, así como su uso en textos y discursos oficiales. Este poder performativo amenaza la hegemonía del relato israelí, lo que subraya la importancia del término.

Otra clave para el futuro de Palestina es la idea del palestino frontera. Esta frontera ya no se entiende como un simple límite exterior, sino como un concepto en movimiento. La frontera palestina es una frontera insolente se presenta como una "antifrontera", pues desafía la voracidad del capitalismo y las identidades que buscan absorberla. Nos explica la autora que a los palestinos les corresponde el extraño honor de haber adelantado un modelo de frontera que se compone de fractales políticos, demográficos, geográficos y culturales.

Finalmente, la figura del nuevo fedayín, representada por Basil al-Araj —asesinado por el ejército israelí en 2017—, ilustra su testamento de martirio y se presenta como un intelectual de choque. Para este nuevo fedayín, es esencial dar voz a las narrativas silenciadas en el proceso de restitución de Palestina en la conciencia mundial, así como identificar y desafiar a un enemigo que opera tanto desde el exterior como desde el interior.

El libro, publicado en julio, es muy actual: predice los ataques contra el Líbano, ahora en curso, y los explica antes de que ocurrieran. Luz Gómez nos detalla cómo, para Israel, el Líbano es una cuestión clave de su política, ya que la estabilidad en la frontera israelo-libanesa determina la seguridad de las comunidades de la Alta Galilea. Nos relata cómo Ehud Olmert llamó "contención" a los años de paz transcurridos desde que se dio por terminada la Segunda Guerra del Líbano en 2006. Asimismo, nos explica la doctrina Dahiya, nombrada por el barrio chií de Beirut que Israel bombardeó y arrasó en 2006, resumida en "los civiles árabes deben responder por las decisiones de sus líderes", que ahora se aplica en una versión adaptada a los palestinos de Gaza. Esta lógica, arraigada en el sionismo, sigue impulsando hoy la limpieza étnica de Palestina.

Estar, pero no existir

Uno de los aspectos más valiosos del libro es la cantidad de referencias a otros textos académicos y literarios, lo que permite a la lectora consultar una significativa cantidad de fuentes originales. Sin embargo, me habría gustado ver referencias más detalladas a las poetas que abren cada capítulo; se presentan estrofas y nombres, pero no se proporciona ningún detalle sobre las autoras, ni si están traducidas o de dónde se han extraído. Es cierto que se trata de epígrafes, pero considerando quién escribió el libro y el tipo de obra que es, se echa en falta esa información. Además, me llamó la atención el uso repetido de la formulación "los palestinos hubieron de". Esta expresión funciona como un eufemismo que oculta lo que los palestinos se han visto forzados a aceptar a lo largo de su historia, lo cual contradice el enfoque que la autora refuerza en toda la obra.

Esta obra es especialmente valiosa no porque no existan estudios previos, sino porque ofrece una perspectiva distinta: no se centra en una visión geopolítica ni en proponer soluciones, como ya han hecho muchos otros autores. En cambio, condensa en pocas páginas lo esencial para comprender la realidad palestina hoy. Por eso, sus planteamientos, aportaciones y conclusiones resultan tan relevantes y oportunos. Pero lo más importante es la advertencia que nos hace sobre la necesidad de escuchar a los palestinos. La autora nos dice que ignorar sus voces es usurpar su capacidad de actuar y pensarse como pueblo; hacerlo es, además, imponerles una hegemonía disfrazada de contrahegemonía, orientalizándolos. En resumen, si todavía tienes energía para discutir con quienes piensan que esto es una guerra irresoluble y lejana, este libro no solo te ayudará con tus contraargumentos, sino que también te inspirará a reconsiderar cómo podemos imaginar un futuro para Palestina desde los palestinos.

Danaé Fonseca es investigadora posdoctoral en Estudios Árabes e Islámicos en la Universitat de Barcelona. También forma parte del grupo de investigación "Ideologías y Expresiones Culturales Árabes – IEXCUL" de la Universidad Autónoma de Madrid, donde cursé mi doctorado.

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