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Inundaciones en Valencia

Neonazis, fascistas y anticatalanistas: quién agita a los damnificados por la dana contra el Gobierno

Agentes de la Guardia Civil sujetan a varios encapuchados durate la visita de los reyes a Paiporta, el domingo.

La indignación social ante la catástrofe provocada por la dana tuvo el pasado domingo en Paiporta su punto más crítico. Los reyes, el presidente valenciano, Carlos Mazón (PP) y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibieron gritos e insultos e incluso del lanzamiento de objetos y barro por parte de los vecinos desesperados. Sánchez llegó a sufrir una agresión a golpes que obligó a su equipo de seguridad a sacarlo de la escena ante el peligro que corría. En las escenas de tumulto aparecen vecinos indignados, pero también elementos de extrema derecha que habrían multiplicado el caos. Uno de los jóvenes que se dirigió al rey Felipe VI llevaba una chaqueta con un lema de la división azul, la enviada por Franco al frente de Rusia para apoyar a los nazis. Otros mostraban tatuajes y vestuario con imaginería fascista. Grupos cercanos a Vox, como la organización juvenil Revuelta, se vanagloriaron en redes de mensajería de haber golpeado al presidente del Gobierno y a uno de los coches que lo acompañaban. El partido ultra de Santiago Abascal ha ofrecido asistencia jurídica gratuita para todos.

El drama humanitario provocado por la dana se ha convertido en caldo de cultivo para las organizaciones neofascistas. La Comunitat Valenciana es uno de los territorios donde más ha crecido el apoyo a Vox en los últimos años. Mientras que en las últimas elecciones a las Cortes Valencianas obtuvo 310.184 votos (el 12,57%) situándose como cuarta fuerza política de la comunidad (13 escaños, tres más que en las anteriores), en las generales celebradas dos meses después consiguió adelantar a Compromís para ocupar el tercer lugar con el 15,65% de los sufragios. La Comunitat Valenciana es, además, uno de los territorios en los que las organizaciones neonazis sin representación parlamentaria se han mostrado más activas a lo largo de los años. Se trata de formaciones como España 2000 y Democracia Nacional. Moncloa ha señalado a esos grupos como decisivos el pasado domingo, cuando ciudadanos desesperados y elementos de estas organizaciones colaboraron activamente a reventar la visita del jefe del Estado y los presidentes del Gobierno y autonómico a la zona cero de la Dana.

La indignación por las muertes y los enormes destrozos de los vecinos tuvo mucho que ver en lo ocurrido el domingo. Pero también la propia configuración de esta ideología reaccionaria que, según los expertos, en la Comunidad Valenciana, tiene una configuración diferente. Al ultranacionalismo identitario español, el discurso antimigratorio y homófobo y el recurso a los bulos que defiende Vox en todo el país, la extrema derecha valenciana suma los vestigios de lo que se llamó blaverismo, el movimiento regionalista anticatalán de derechas surgido frente al valencianismo de izquierdas -más favorable a establecer vínculos culturales y lingüísticos con el vecino del norte- durante la Transición. Su expresión más institucional, la desaparecida Unió Valenciana, fue fagocitada por el PP de Zaplana y Camps. Algunos de sus representantes, como el exfalangista y ferviente anticatalanista Juan García Sentandreu, han acabado con los años en el partido de Abascal. Sentandreu fue el máximo dirigente del Grup d'Acció Valencianista (GAV), autor de múltiples acciones violentas desde su fundación en 1977.

Con el declive del blaverismo en los años noventa, varias organizaciones ultras como la neonazi Democracia Nacional (DN), Acción Radical y Alianza Nacional, pugnaron por ocupar su espacio, como recuerda Idoia Arreaza, politóloga e investigadora de la Universitat de Valencia. En esa época se produjo uno de los asesinatos neonazis más tristes de la Comunitat, el del joven antifascista e independentista Guillem Agulló, perpetrado el 11 de abril de 1993 en Montanejos (Castellón), cuando tenía 18 años. Le clavaron una navaja en el corazón. Uno de los condenados por su muerte, Pedro Cuevas, se presentó como candidato en 2007 por las listas de Alianza Nacional. Otro de los implicados, finalmente absuelto, Manuel Canduela, fue dirigente de Democracia Nacional hasta 2018. Tras los atentados islamistas de Barcelona y Cambrils, en agosto de 2017, Canduela y su formación también intentaron agitar el luto con una concentración contra "la islamización de España" en el punto de la Rambla en el que fueron atropelladas decenas de personas.

En Valencia también nació uno de los partidos ultras con más presencia hasta la llegada de Vox, alimentado en parte por esas formaciones en la comunidad. Se trata de España 2000, fundada en 2002 por el exfalangista y empresario de seguridad ligado al negocio de los clubs de alterne José Luis Roberto. España 2000 fue el primer intento de adaptar el discurso ultra a los nuevos movimientos ultras que empezaban a llegar durante esa década a los parlamentos de media Europa ampliándolo al populismo, la xenofobia y la homofobia y convirtiéndose en un precedente de Vox. Nunca consiguió representación en la cámara autonómica, pero sí obtuvo algunos concejales en ayuntamientos de la Comunitat Valenciana y Madrid.

Junto con Revuelta y Democracia Nacional, España 2000 fue una de las organizaciones que, tras las últimas elecciones generales, organizaron manifestaciones diarias en sede del PSOE en la madrileña calle de Ferraz. En octubre de 2019, boicotearon el estreno de la película Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar, en los cines Lys de Valencia, donde agitaron una bandera al inicio de la proyección en la que se podía leer "Únete a la resistencia. España 2000". Después, sus miembros, dispersados por todo el patio de butacas, se dedicaron a gritar "Viva España", "Viva Cristo Rey" o "España libre" entre las protestas del resto del público.

Su líder, José Luis Roberto, organizó dos años antes, en 2017, un escrache a la exvicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, a la que acusaron de apoyar "els Països Catalans". También ejerce la acusación popular contra la exvicepresidenta valenciana en la causa abierta contra ella por omisión del deber de socorro a una joven bajo tutela que había sufrido abusos por parte de su exmarido. El juez que llevaba el caso lo cerró en abril al considerar que no existía un solo indicio de delito, pero la Audiencia de Valencia le ha obligado a reabrirlo. El inicio de la investigación obligó a Oltra a dimitir de todos sus cargos y a abandonar el Gobierno valenciano en 2022.

A Mónica Otra también la acusa, por esos mismos hechos, la agitadora ultra y confundadora de Vox Cristina Seguí, una de las caras más conocidas de la esfera mediática ultra. La colaboradora valenciana de OkDiario y extertuliana de Todo es mentira, el programa de Risto Mejide en Cuatro, fue condenada el pasado julio a 15 meses de prisión en julio por un delito contra la integridad moral y otro de revelación de secretos por difundir un vídeo de una víctima de violación en manada a la que acusaba de haberse inventado su agresión, pese a que dos de los cuatro menores acusados de ese delito fueron condenados a tres y cuatro años de internamiento mientras que el resto permanece en libertad vigilada tras llegar a un acuerdo con el fiscal. El domingo justificó la agresión a Sánchez en su perfil de X llamándolo "villano corrupto" y acusándolo de retrasar la ayuda a los afectados "más de 48 horas" como "estrategia de erosión política del adversario".

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