Los hosteleros hacen más caja que nunca, pero sus empleados cobran un 25% menos que la media nacional

La Semana Santa es temporada alta para el sector de la hostelería. Terrazas llenas, reservas a tope y la proximidad del puente de mayo multiplican la actividad y hacen que la contratación aumente. Los datos muestran un sector que crece: hasta marzo de 2025 el empleo en este sector aumentó un 5,4%, sumando unos 100.000 empleados, según los datos publicados por Randstad Research. Además, el año pasado se batió el récord histórico de turistas en España, con la llegada de 24 millones de visitantes. Sin embargo, el empuje del sector contrasta con la precariedad de muchos trabajadores de este ámbito profesional y para los sindicatos los buenos resultados del sector no se están traduciendo en una mejora de las condiciones laborales: “No puede ser que cada año la hostelería bata récords de actividad, pero que los salarios y el empleo no crezcan al mismo ritmo”, señala Marcos Gutiérrez, secretario de política institucional de Comisiones Obreras Servicios.
Este ámbito profesional es uno de los motores del empleo en España y ocupa a 1,8 millones de personas, pero también es de los sectores más precarios. Así, mientras el salario bruto medio en España en 2023 se situó en 2.273 euros, los trabajadores de la hostelería apenas alcanzaron un promedio de 1.818 euros mensuales, de acuerdo con los datos de Comisiones Obreras. En conjunto, se los empleados de este ámbito reciben una retribución media un 25% inferior a la media. La situación es aún peor para las mujeres, quienes, a pesar de constituir el 57% de las plantillas, ganan un 13% menos que los hombres, con una brecha salarial que equivale a 173 euros menos al mes. Si se observan los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), cuyo último dato corresponde a 2022, el salario bruto mensual rondaba los 1.390 euros al mes, muy lejos del promedio nacional: 2.129 euros al mes.
Daniela S. tiene 28 años y trabaja en una de las zonas más turísticas de Asturias, Cangas de Onís. “Desde los 18 he ido encadenando contratos, algunos fijos, pero en esos casos hacía muchas más horas de más que cuando estaba de extra”, explica. Trabajar de “extra” supone viajar por los diferentes restaurantes de la comarca, con contratos de un día o una semana, para cubrir los picos de actividad en comidas o cenas. Algo que sucede, sobre todo, en temporadas como Semana Santa o verano. Cuenta que pese a todo, ella preferible eso antes que las jornadas maratonianas que se dan cuando estaba contratada por una empresa. “Pagan muy mal, unos 1.200 en verano. Puedes cobrar 1.400 como mucho y terminas haciendo 12, 13 horas de seguido, casi sin descansar y asegurada solo por 8 horas”, concluye.
“La rentabilidad media de los negocios de hostelería, según los datos de la Contabilidad Nacional, estuvo por encima del 7% en el último año, pero el salario medio está por debajo de la media nacional”, señala. De hecho, si se toma la diferencia entre los salarios brutos que se cobraron en 2023, los empleados de hostelería están un 25% por debajo de la media nacional. Para Gutiérrez, esta dinámica es lo que provoca es que los trabajadores huyan de este ámbito profesional. Es lo que ha hecho Daniela, que desde hace un año trabaja en la limpieza de un centro de salud y sostiene que no regresaría “mientras tenga otra alternativa”. El delegado de CC OO explica que en el sector de la hostelería “es donde, tradicionalmente, más incumplimientos de la normativa laboral y de los convenios colectivos se dan”. Algo que, apunta, se debe solventar desde la inspección de trabajo y reconoce que esa presión se ha intensificado en los últimos años.
“No es, como dice la patronal, que la gente no quiera trabajar. Los hosteleros que no encuentran empleados suelen ofrecer malas condiciones y una prueba de ello es que los ámbitos del lujo o de cinco estrellas no tienen tantos problemas para encontrar personal porque suelen ofrecer mejores salarios y horarios”, concluye el representante de Comisiones.
Sueldos un 40% más bajos y precariedad extrema: qué hay detrás del cartel 'se necesita camarero'
Ver más
La centralidad de un sector como este se hace patente si se observa el peso que supone en el mercado laboral. En los últimos cuatro trimestres, el 8,6% de los trabajadores españoles se emplearon en hostelería y en regiones como Canarias y Baleares un 19% del empleo se concentra en este ámbito. Por otro lado, algunas comunidades dependen más que otras de la buena marcha del sector y solo cinco regiones concentran el 70% del empleo total en hostelería. Cataluña lidera la ocupación con el 18,3%, seguida por Andalucía con un 17,4%, Madrid con un 12,8% y la Comunidad Valenciana y Canarias con un 11,1% y un 10,8% respectivamente.
Menos temporalidad
Pese a que la hostelería arrastra los problemas de siempre, la temporalidad ha empezado a marcar una senda positiva y sitúan la tasa en el 13,9%, 1,5 puntos porcentuales por debajo de la media nacional, según Randstad. En el estudio señalan además que en torno a un 80% de los asalariados tienen contratos estables, aunque dentro de estos, un 16,1% corresponden a contratos fijos discontinuos. Esta última es una modalidad indefinida que se introdujo en la reforma laboral de 2021 y que combina periodos de trabajo con otros de inactividad, aunque vinculando al trabajador a la empresa. Aquí el trabajador tiene la garantía de volver, pero solo cobra la prestación por desempleo en los periodos de paro.
La cara negativa de esto, para el responsable sindical, es que se puede producir un abuso de este tipo de modalidades y cree que aún es necesario un cambio de perspectiva en la mentalidad de los hosteleros porque algunas de estas tendencias positivas responden al incremento de la presión sobre el cumplimiento de la ley. “No obedece a una decisión, por así decirlo, de política empresarial, sino que obedece a una modificación de la normativa vigente”, remata.