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España, nada menos. ¿Nos callarán de nuevo?

Cesar Moya Villasante

Yo no soy patriota. Y no lo soy porque, además, el mundo actual ha roto esas fronteras que hoy están digitalizadas y opacas por un mundo globalizado. Hago mía aquella frase que dijo un día Fernán Gómez en la que expresaba que él tenía un amor a España más que a Letonia, por ejemplo. Me pasa igual, amo a este país, pero sin la exageración de perder sangre por él ni creer que no exista parangón posible. El patriotismo es el mayor engaño de la política de los engañabobos. Y pido disculpas a aquellos que piensan de forma distinta por lo que supone de sagrada esa palabra.

El cambio mayor de la humanidad lo tapamos con una derecha que impone su no a todo creyendo que la oposición es eso porque ellos han gobernado siempre, aunque no figuraran en sus sillones. A ellos les bastaba esa patria que no es la mía para estar ahí, y nadie les exigía cambiar nada. El franquismo era su base y para ello contaron con la inestimable ayuda de un PSOE en donde Felipe estaba de acuerdo en no crear problemas en una transición que no critico porque hay que saber lo que había detrás de aquella simulación hacia la libertad. Pero se dejó de hacer una verdadera transición que era romper con el fascismo. Escuchando a algunas viejas glorias de ese partido se entiende bien. Y a otros que no son tan viejos. Pero por honradez personal se deberían haber apuntado a otro partido más afín a sus ideas.

Dicho esto, debo explicar a mi manera lo que siento por España, un país maravilloso en el que podemos morir de éxito. Un éxito que no ha sabido hasta ahora los tesoros que esconde. Porque este país era un gran desconocido por los ciudadanos de fuera y también de dentro por aquellos aciagos 40 años de franquismo en los que vivimos separados del mundo. En mis viajes laborales he visto a españoles limpiando letrinas en Alemania, por citar un caso, y eran ya los 80. Es la demostración de esa España dividida que nos dejó el franquismo, por el cual muchos perdedores tuvieron que emigrar, así como artistas, por ser la cultura otro objetivo de aquellos vencedores. Pau Casals y otros muchos juraron no volver hasta la desaparición de Franco. Pero parece como si aún no hubiera desaparecido de nuestras vidas.

En España hemos tenido demasiados gobiernos incapaces de ganarse la simpatía por corrupciones odiosas o por creerse los benefactores del mundo

Por este país han pasado de buenas o malas maneras todas las civilizaciones del planeta y eso indica lo atractivo que puede ser un terreno bellísimo en sus parajes, cultura , unos alimentos de la tierra que luego los sabemos transformar en un espectáculo gastronómico, y mil cosas con una sociedad que ha hecho posible colocarnos en un lugar medio alto de la economía, pero luchando contra los poderes fácticos y con una política demoniaca y corrupta hasta ahora, que las cosas sí empiezan a cambiar. Pese a ese odio entre españoles al que nos llevó Franco y que hoy revive por ellos mismos precisamente porque ven que la realidad es superior a su ideología. Porque ya no vale estancarse en aquella corrupción validada por unos medios y una judicatura, por encima de todo, que siempre se pone en el favor a esa derecha ya obsoleta. Y que lo único que hace hoy es estorbar a los cambios necesarios y vitales para el futuro llenando todo con el insulto a Sánchez, por ser el primero de verdad que quiere cambiar este país y es su liderazgo el que hace posible que España sea hoy objeto de admiración en muchas cosas, el turismo lo corrobora. Porque hasta hace pocos años aquí no venía nadie, primero fueron aquellos 40 años fatídicos, luego ETA, Aznar que era la continuidad de lo mismo, el 11M y sus secuelas, etc. Hoy Catalunya está más abierta y el liderazgo del gobierno actual más consolidado, por eso se le acosa. Porque el PP no tiene objetivos si se le elimina el problema catalán con ETA desaparecida, aunque ellos hablen cada día de ello, pero es que no tienen discurso posible más que la patria de nuevo. M.Rajoy fue la mejor representación de esa derecha que no hace nada y asume la corrupción como un sentimiento de propiedad de España. Pero su venta a los ciudadanos con ideas no existe porque cualquier avance social se hace con su negativa y si le eliminas la banderita en la muñeca no hay discurso que venda, exceptuando a ese ejército civil de votantes vencedores y sus descendientes y a muchos jóvenes que no conocen la historia que la derecha no quiere que sepan porque hay demasiadas cosas que dan vergüenza y hay que ocultarlas. Hoy sacan a pasear la migración como el mayor problema de la política de Sánchez, sí, de nuevo Sanchez, cuando partimos de que sin esos migrantes hoy no serían posible muchos trabajos. Y lo dicen aquellos que provocaron que muchos españoles, que no eran los “Nacionales”, ¿os acordáis de ese calificativo? tuvieran que estar limpiando aquellas letrinas fuera de aquí y que yo vi con mis ojos. Se supone que aquellos españoles sobraban y hoy, según Ayuso cada vez que habla, también. Hasta el punto de que hace poco atractivo vivir en Madrid si se le escucha y ese es el as que tiene la derecha en su mente. Una persona que odia cualquier acción social porque confunde esa palabra con el socialismo, cuando lo social es lo que pertenece a la sociedad en su conjunto, esa que ella como presidenta de su Comunidad debería cuidar en vez de insultar y despreciar a más de la mitad de sus habitantes. No creo que esa fama sea lo mejor para aspirar a gobernar la nación. Si a Aznar le quedara un atisbo de inteligencia en su mente borrada por el odio, debería pensárselo mejor.

Hoy hacer patria es ir a China, una primera potencia mundial, aunque no se quiera reconocer por haber inventado algo tan oxímoron como el Capitalismo Comunista. Pero funciona. Y Sánchez lo sabe y trata de ser el enlace europeo con ese pais que de momento puede poner aquí industria tecnológica moderna. Todos nos acordamos cuando enviamos allí la producción que allí salía barata para venderla cara aquí. Y ahora China, un país que iba en bicicleta hace 50 años recobra su salud potencial y aplica ese oxímoron. Un comunismo disciplinario para repartir de modo sensato y un capitalismo que sirve para ganar todo para sus gentes. Unas gentes obedientes a su trabajo que quizá lo son porque confíen en el mando. Puede que ese sea el mayor fallo de las democracias occidentales, que no dan soluciones, arrastrando a los jóvenes a despreciar lo politico. Y en España hemos tenido demasiados gobiernos incapaces de ganarse la simpatía por corrupciones odiosas o por creerse los benefactores del mundo cuando lo único beneficiado era su bolsillo. 

Con M.Rajoy comenzó una situación de descalabro de esa derecha y es Sánchez el que ahora lucha como un titán contra ese poder muy español de las instituciones mediáticas y jurídicas que tratan de batirle y con una izquierda demasiado personalista que no apoya decisiones que todo gobierno debe hacer aunque no guste porque lo dicta la propia política. Estamos en ese momento crítico en que o sigue el gobierno actual haciendo los cambios necesarios tecnológicos o formativos para ocupar el espacio que puede ocupar la sociedad española, muy capaz de levantarse de los hoyos, o nos sumergiremos de nuevo en ese silencio que desean Aznar, Abascal, Ayuso y desde lejos un Trump que no puede ser un ejemplo para nadie. Ojalá que Kamala Harris le impida el paso porque, aunque sabemos que lo único que manda hoy es el mercado y el mercado obliga, hay una parte pequeña para los ciudadanos que aún debe servir para tener libertad de pensamiento y de acción. En pocas palabras, no volver al silencio.

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Cesar Moya Villasante es socio de infoLibre.

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