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Como fieras salvajes

Felipe Domingo Casas

Así veo y juzgo yo a la Asociación de Fiscales (AF) o a su Junta Directiva, aunque sobra adjetivar a las fieras. En el último comunicado atacan sin piedad a Pedro Sánchez y al propio fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.

La investigación y el encausamiento contra el fiscal general del Estado tiene muy mala reversión. Se ha emprendido una diabólica persecución mediática, judicial y fiscal como nunca se había emprendido contra el jefe de la Fiscalía. Se puede comparar a los efectos catastróficos de una dana, pero no causada por la naturaleza sino por la acción indiscriminada y voluntaria de su propia y profesional especie humana, como si no tuviera derecho a la presunción de inocencia.  

El comunicado último de esta Asociación de Fiscales carga sin piedad contra Pedro Sánchez por haber defendido por undécima vez a “su” fiscal general, considerando que esa apropiación es indebida, malsana y vulnera la independencia del fiscal general. Y critica a Álvaro García Ortiz por su “clamoroso silencio” al no haber publicado un comunicado declarando su neutralidad e independencia. Por partes.

Se ha emprendido una diabólica persecución mediática, judicial y fiscal como nunca se había emprendido contra el jefe de la Fiscalía

Primero. ¿Cuando Aznar y Rajoy nombraron a los fiscales generales, Juan Ortiz Úrculo, Jesús Cardenal Fdez., Eduardo Torres-Dulce, Luis Navajas, Consuelo Madrigal y José Manuel Maza durante sus respectivos mandatos no nombraron a “sus” fiscales generales? Los respectivos Gobiernos y sus presidentes nombran en el uso de sus competencias al fiscal general para que sea “su” jefe fiscal en lo bueno y en lo malo, “en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad”. Hablando de posesivos, de los suyos, de ellos, de González Amador con Ayuso, de Mazón con Feijóo y de García Ortiz con Sánchez, que ocupan un puesto relevante por el padrinazgo que han ejercido sobre ellos sus mentores, bien por confianza o sentimientos, los dos primeros están manchados de barro y embadurnados de chapapote hasta el cuello.

Segundo. No hay nada que más cabree siempre y, en estos momentos, mucho más, que García Ortiz no publique nada, se haya autoimpuesto la ley del silencio. Que ponga en práctica el oxímoron “clamoroso silencio”. A los jueces y fiscales y al instructor Hurtado les gustaría que a cada investigación y acusación, verdaderas o falsas, publicadas a cientos en los medios, respondiera con comunicados e hiciera públicas sus opiniones y verdades para seguir alimentando la controversia e indagar en sus contradicciones. ¿Hay alguien mejor que el propio fiscal para defender al ciudadano García Ortiz? ¿Cuánto le gustaría al magistrado instructor del TS, señor Hurtado, que advirtiera en García Ortiz, al utilizar algunos medios de defensa, debilidades, victimismo o apariencia de fortaleza mental para utilizar él sus artes freudianas contra una cabeza perturbada o hueca? Es humano y no extraño que sienta alivio cuando Pedro Sánchez le defiende, mientras él calla.

Las dos Asociaciones de Fiscales, a las que no pertenece el fiscal general, han mandado al carajo su presunción de inocencia. Conviene que muera en favor de la institución que representan. Ni siquiera han ejercido con él el mínimo corporativismo. Los bomberos se defienden entre sí, los policías también, los periodistas no se acusan y defienden su sagrado secreto profesional, y no digamos los jueces. Parece que muestran delicadeza, como si su piel notara un fino sarpullido suficiente para ir a urgencias, pero han arremetido contra su compañero con furia salvaje, al estilo de los leones cuando van a la caza de los búfalos, sus enemigos naturales. Y aunque éstos los puedan herir de muerte, que no es este el caso de García Ortiz.

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia!” ¡Así sois también vosotros, que por fuera aparecéis justos ante los demás, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de maldad! Revertir esta situación va a ser muy complicado. El magistrado instructor del Tribunal Supremo ha revuelto todo lo que se podía revolver e indagar todo lo que se podía indagar en este 2024 y comienza el nuevo año con las mismas perspectivas y citaciones. Echar marcha atrás él y los supremos aplicadores de la ley sería muy duro, después de tanta investigación, aunque al Derecho y a la ley se le puede dar la vuelta como a un calcetín. Experiencia no les falta.

No obstante, ¡feliz 2025 para todos!

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Felipe Domingo Casas es socio de infoLibre.

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