“Parar y reflexionar”. Pedro Sánchez
PP y Vox quieren quitar los nombres de Paco Rabal y Asunción Balaguer de una plaza y un centro cultural de Alpedrete.
Quienes durante muchos años fueron vecinos del pueblo madrileño de Alpedrete...
¿Se acuerdan de Azarías, y de su “milana bonita”? ¿De cómo respirábamos aliviados cuando el “señorito Iván” terminaba colgado, sobrevolando su siniestra sombra sobre “los santos inocentes”, aunque terminaran Paco “El Bajo” y su mujer “Régula” desterrados ambos, muy lejos de “la civilización”, en algún chozo olvidado, junto a la Raya con Portugal, olvidados y malditos, tan “inocentes como señalados de por vida”, con aquella “pata quebrada” por habérsela dejado “mancar” al servicio de los “señoritos y la señora marquesa”?
Y ya creíamos haber superado otro tiempo de desigualdad y altivez dañina. Y nos hemos equivocado tanto, porque todo pende de un hilo... En primer lugar, empezando por la igualdad y la libertad consagradas bajo un régimen democrático “decente y digno”.
¿Y se acuerdan, en consecuencia, del bronco y desatado Paco Rabal, y de la dulce y esforzada Asunción Balaguer, ya patrimonio inmaterial, de toda una ciudadanía que había sabido evolucionar y sobrevivir, con sus luces y sus sombras, pero con una dignidad, insisto, por lo visto en “el palabro” que ya no se estila?
Y ya creíamos haber superado otro tiempo de desigualdad y altivez dañina. Y nos hemos equivocado tanto, porque todo pende de un hilo...
Como para ahora tener que soportar impasibles otra vuelta de tuerca hacia la involución más rastrera, vengativa y miserable.
Decía ayer Pedro Almodóvar: “Pedro Sánchez no puede más, nosotros tampoco".
Y uno teme, a veces, que, a ras de calle, estemos a un tris de comenzar a partirnos la cara, ¿o no? A nada que el autocontrol que la mayoría inmensa ha demostrado con creces empiece a agrietarse.
Recién y felizmente desperezados de una resolución de elecciones vascas en paz, en convivencia, en respeto mutuo, tras una dosis de, a pesar del ambiente irrespirable que asola nuestro país y hasta nuestro entorno internacional, aún ¿quedará espacio para la esperanza? Tal vez, o seguro, que por eso mismo convendría “parar y reflexionar”. Aunque sea un mísero momento...
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Antonio García Gómez es socio de infoLibre.