Sin pretenderlo, me voy a convertir de cronista en infolibre del Mundial de fútbol por la simpatía que me ha creado, y nos ha creado, Marruecos, con su pase a semifinales. Después de la nueva victoria con Portugal, lo que parecía un traspiés de España por su escasa producción de fútbol de ataque y mil pases a la nada, las opiniones de los comentaristas van variando, mientras las de los futbolistas y entrenador de Marruecos permanecen en su sitio.
El sábado por la noche, mientras el comentarista de una televisión narraba el juego de Francia e Inglaterra, se refirió en cinco ocasiones al “sorprendente Marruecos”, con ese tono un poco burlón y descreído; otros han referido que no ha perdido ningún partido, le han hecho un solo gol y éste en propia meta, tiene jugadores diferenciales, y aun más allá del talento y del planteamiento táctico, tiene la baraka que se necesita en un Mundial.
Marruecos no tenía hasta el momento tradición de grandes victorias de equipo, siendo así que ha tenido y tiene grandes deportistas mundialmente reconocidos en pruebas individuales, sobre todo en atletismo
Y Marruecos a lo suyo. Después de los partidos, las declaraciones de los futbolistas y de su entrenador rezuman la simplicidad y humildad de los que se ganan el pan con el sudor de su frente y de los que están elevando el ánimo y el orgullo de su pueblo en todas las ciudades marroquíes y el de todos sus conciudadanos dispersos por el planeta, que otra vez han salido a la calle. ”Cuando se acaba el músculo y la fuerza, se lucha con el corazón”, es su filosofía.
Marruecos no tenía hasta el momento tradición de grandes victorias de equipo, siendo así que ha tenido y tiene grandes deportistas mundialmente reconocidos en pruebas individuales, sobre todo en atletismo. Obligado es nombrar a Said Aouita, el gran atleta mediofondista, ganador en la década de los ochenta de innumerables carreras y competiciones, medalla de oro en los 5.000 metros en las Olimpiadas de Los Ángeles de 1984, cuando coincidió con los mejores atletas de media distancia de todas la épocas, como los británicos Steve Cram, Steve Ovett y Sebastian Coe y los españoles José Manuel Abascal y el toledano José Luis González, en emocionantísimas finales, que yo seguí con pasión. Más recientemente, El Guerrouj fue campeón olímpico en 1.500 y 5.000 mts en Atenas 2004.
“Los leones del Atlas” se unen así a “Las leonas del Atlas” que han conquistado el subcampeonato africano femenino de fútbol en julio de este año. Atletas y deportistas enjutos, fibrosos, competitivos, solidarios, se preparan para las batallas finales, asumiendo que cuando les falten el músculo y las fuerzas que las montañas del Atlas y el cuscús les han proporcionado, su corazón latirá al unísono con el de sus compatriotas, muchos de ellos dispersos por el mundo. El miércoles, se enfrentarán dos equipos con dos himnos distintos, La Marsellesa, “vamos hijos de la Patria, ¡el día de la gloria ha llegado”, con el Himno Jerifiano, “Tierra de soberanía y tierra de paz, Hermanos míos, vamos a lo más alto”, y los en principio más débiles lucharán hasta la extenuación, porque para ellos nada es imposible.
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Felipe Domingo Casas es socio de infoLibre.
Sin pretenderlo, me voy a convertir de cronista en infolibre del Mundial de fútbol por la simpatía que me ha creado, y nos ha creado, Marruecos, con su pase a semifinales. Después de la nueva victoria con Portugal, lo que parecía un traspiés de España por su escasa producción de fútbol de ataque y mil pases a la nada, las opiniones de los comentaristas van variando, mientras las de los futbolistas y entrenador de Marruecos permanecen en su sitio.