Los santos inocentes

La festividad cristiana del día de los inocentes surge en el siglo IV, inspirada en la fábula de los Reyes Magos y su visita al rey Herodes, a quien dijeron que una estrella había anunciado el nacimiento en Belén del “Rey de Reyes”. El rey ordenó la ejecución de todos los varones menores de dos años nacidos en Belén para eliminar la competencia. En la Edad Media se celebraba en Francia la Fiesta de los Locos, que daba paso al último carnaval de cada año. Uniendo la fiesta cristiana y la pagana, a lo largo de los siglos, la fiesta de los Santos Inocentes dejó de lado su origen trágico y pasó a ser un día dedicado a las bromas.

La Fiesta de los Locos tenía lugar en un período de muy poca actividad en el campo, en una época en la que la humanidad dependía del trabajo agrícola. Sin faena, los labradores se entregaban a un festejo alegre y mordaz del que hacían partícipe al resto del pueblo para aliviar las penalidades. Haciendo burla de las jerarquías sociales, se evidenciaba lo efímero de la riqueza material y del prestigio personal y tenía lugar una nostalgia por la idealizada abundancia y la armonía atribuidas a las pretéritas fiestas Saturnales romanas.

Por segundo año consecutivo, el mundo asiste sin inmutarse a una reedición de la ficción evangélica con un Herodes mezclado con un personaje crudelísimo como Hitler, éste histórico y reciente, en la persona del criminal Netanyahu. La leyenda bíblica no está documentada, por lo que conviene hacer cálculos: Belén, cuando nació Jesús, era una aldea de unos 1.000 habitantes, por lo que se estiman en 30 los nacimientos anuales, de los que morirían la mitad antes de los dos años y la mitad de los supervivientes eran varones, por lo que se calcula que los asesinatos rondaron los 14. Netanyahu y su ejército genocida llevan más de 40.000 muertos, de ellos unos 15.000 niños y niñas, y el holocausto no cesa.

Coincidiendo con la llegada de internet, aquel periodismo, como los santos inocentes, murió a manos de un Herodes que usa la subvención pública en lugar de la espada

En el aspecto lúdico, desde el siglo XIX era tradición que los medios de comunicación deslizasen noticias falsas, inocentadas, en sus páginas y emisiones a modo de broma. Eran tiempos en que se practicaba un periodismo ético entendido como un servicio público que fortalecía a la Democracia. Coincidiendo con la llegada de internet, aquel periodismo, como los santos inocentes, murió a manos de un Herodes que usa la subvención pública en lugar de la espada y ha convertido la inocentada del 28 D, la noticia falsa, en práctica habitual de todo el año con un fin superior y nada jocoso: el asesinato despiadado de la Democracia.

Miguel Delibes retrató de forma magistral la España profunda de los 60, en plena dictadura, en Los santos inocentes. Paco el Bajo, Régula, Azarías, Nieves, Quirce y Rogelio esbozan la España pobre y analfabeta, la santa inocente, al servicio de los caprichos del señorito Iván, la marquesa, el obispo, el ministro y el señorito de la Jara. Don Pedro, doña Purita, los maestros y el médico representan a una clase media sumisa al poder e indiferente ante los avatares de los más desfavorecidos. Los santos inocentes de 2024 siguen votando al señorito Iván, reverenciando al obispo y agradeciendo las limosnas repartidas por la marquesa en la comunión del nieto. Tal vez Azarías encarne como ninguno la dignidad.

Sin pena ni gloria, el día de los Santos Inocentes 2024 ha transcurrido con la monotonía de los demás días del año, a excepción del señorito Mazón, empecinado en generar titulares que asimilan a la mayoría de los medios de comunicación a El Mundo Today y que apoyan sin rubor los voceros Feijóo, Tellado y Gamarra. Por el lado sangrientamente criminal, el sionismo asesino masacra a niños, niñas, hombres, mujeres y ancianos de forma impune e indiscriminada y bombardea viviendas, escuelas, hospitales, mercados, calles y plazas. Herodes puso como excusa que un supuesto rey anunciado por un cometa quería destronarlo, el sionismo está haciendo a los palestinos lo que el nazismo hizo a los judíos.

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Verónica Barcina es socia de infoLibre.