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'Octubre Trans' un año y medio después de la ley: "No quiero tener depresión por ser quien soy"

El actor Álex Silleras confiesa que, cuando entra en un baño público, tiende a sostener su mano sobre la puerta, para impedir que alguien entre. "Aunque haya pestillo", dice. Cree, además, que no hay suficiente investigación sobre los medicamentos que las personas trans toman cuando hacen su transición. La actriz Laura Corbacho asiente cuando le escucha. Ella misma lo sufre en sus carnes. Igual que la "ansiedad" que le da entrar en el Metro. O la "depresión" que ha sufrido por ser quien es. "No quiero tenerla", dice. Han pasado casi dos años desde que se aprobó la ley trans en nuestro país y la vida de la T de las siglas LGTBIQA+ ha cambiado. Pero no lo suficiente.

Los dos actores lo denunciaron de forma tajante este lunes durante la celebración del foro infoLibre Octubre Trans, en el que la ministra de Igualdad, Ana Redondo, celebró entrevistada por el director del periódico, Daniel Basteiro, que la ley "está cumpliendo". "Es una norma muy positiva que ha resuelto situaciones muy problemáticas de miles de personas", dijo. El acto contó con el discurso de bienvenida del director editorial de infoLibre, Jesús Maraña, y la moderación de la subdirectora, Marta Jaenes, de la mesa de debate con los y las activistas.

Según las propias cifras de Igualdad, en poco más de año y medio un total de 5.900 personas han solicitado el cambio de sexo, de las cuales el Registro Civil ha denegado 85 solicitudes (1,44 % del total) y se han producido ocho desistimientos y cinco expedientes han caducado sin culminarse la modificación registral. Dicho de otro modo, era un texto necesario. Y que no ha provocado ese "apocalipsis" que muchos la avecinaban.

Fue incluso desde la misma confección de su borrador. Los augurios eran los peores. Y desde varios planos. Uno fue el social, plasmado a través de una brecha todavía viva dentro del movimiento feminista que enfrenta a un sector que alerta de las consecuencias simbólicas y materiales de diluir el sujeto mujer con una corriente que se reivindica transinclusiva y que apela a las reivindicaciones de las mujeres trans como parte de su agenda propia. El otro, el jurídico, que introdujo la posibilidad de un posible fraude de ley que todavía hoy sobrevuela a la norma pero que no es tal. "Eso se ha reducido a casos muy mediáticos que han respondido a una estrategia de desprestigio de la normal", criticó Redondo. "Tenemos casos concretos que hay que analizar con profundidad y ver si con la ley actual se pueden paralizar, que yo creo que sí", subrayó.

Y con ella coincidieron todas las voces presentes. La de Silleras, la de Corbacho y la de la presidenta del Consejo de participación de las personas LGTBI, Marina Echebarria. "Toda la tramitación fue un proceso muy angustioso porque además los defensores de la norma no tuvimos el mismo altavoz mediático que aquellos que estaban en contra", lamentó. Y que pretenden, criticó, devolverles a la "marginalidad" más cruel. "Han buscado convertirnos en la población negra de la Alabama de los años 50", denunció.

Según el análisis realizado por la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA) sobre los datos de la encuesta de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) realizada en 2019, más de un tercio de personas trans y no binarias (35,96%) había sufrido agresiones físicas o sexuales. El 24,14% de ellas, al menos dos veces.

El problema educativo

Pero, ¿por qué ocurre así? Según ILGA, Las mujeres trans identifican en mayor medida la transfobia como raíz de las agresiones, ya que el 66% lo indica así. Extrapolada la pregunta al colectivo en general, el 47% señala la LGTBIfobia como base de la violencia. Y la transfobia tiene un origen muy concreto. A juicio de Redondo, España está viviendo un claro "retroceso" en materia de derechos. Puso de ejemplo la reforma que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, hizo de la ley trans madrileña, algo que, en sus palabras, era una "reacción" a la legislación estatal. "Querían aprovechar políticamente esa ventana de oportunidad", apostilló la ministra, que está convencida de que el gobierno de Ayuso "le ha visto las orejas al Tribunal Constitucional".

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En cualquier caso, es la "extrema derecha" la principal responsable, a juicio de Redondo. "Tienen un paquete de odio siempre dirigido contra las mismas personas: las mujeres, los migrantes y el colectivo LGTBI", lamentó. Y este cala sobre todo, señaló, en los más jóvenes.

Por eso es importante la educación. Así lo recordó la presidenta de Chysallis, la asociación de familias de infancias y juventudes trans, Encarni Bonilla, que lamentó que todos los protocolos y herramientas de las que se disponen en los colegios e institutos son meros papeles guardados en un cajón hasta que se produce un caso de acoso o discriminación. "Todavía no se ha normalizado la diversidad. No hay que aplicar los documentos cuando se necesitan, sino informar y formar antes. Hacer de cualquier centro educativo un lugar seguro para niños, niñas y niñes sin necesidad de que pase algo antes", dijo.

Para eso hace falta compromiso. Y para el compromiso, presupuesto. "Hay que vencer las resistencias. Defender los derechos humanos a coste cero es muy bonito, pero es que cuesta dinero", sentenció Echevarría, que pidió que la próxima generación trans sea la primera que tenga una vida fuera de la marginalidad. "Tenemos derecho a estar en cualquier lugar de la sociedad", sentenció.

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