‘Adolescence’, un puñetazo en la cara, un portento técnico

Cartel de 'Adolescence'

Un niño que apenas asoma a la adolescencia es detenido de madrugada por su posible participación en un crimen violento. Poco más conviene contar del argumento de la serie que se ha comido la conversación sobe ficción televisiva. 

Sólo anticipar que se abordan un buen número de problemas que comparte nuestra sociedad con la británica, referidos al sistema educativo, a la influencia de las redes sociales en la infancia, a las figuras tóxicas que influyen en la juventud o a las nuevas responsabilidades que conlleva ser padre y madre en este entorno.

Tenemos que hablar de la ira masculina

Para no destripar demasiado lo que se cuenta, quedémonos con las palabras de uno de sus autores, Jack Thorne, en entrevista con Mico Saad: “El tema es la ira masculina. Parte por internet. Parte por las ideas propagadas en internet. Lo que hacen las redes sociales, la manera en que las redes, particularmente la cultura incel, sugieren ideas que aíslan a los hombres”.

El guionista también destaca que el fenómeno se refiere a una cultura internacional que se encuentra en un momento crucial. “La serie quiere mirar este fenómeno directamente a los ojos” explica. Algo que queda claro tras verla. Se trata de esas series se pueden quedar rondando en la cabeza durante días y que al ser evocadas remueven las tripas y hacen asomar las lágrimas. 

Rodada en únicos planos secuencia

A esta capa que contiene la historia y que por si sola sería ya una gran propuesta se suma una narrativa completamente diferente en cada episodio que se ha unido a un alarde técnico basado en virtuosos planos secuencias. Uno por entrega, nada menos que en torno a una hora de duración.

Para montar este complejo artefacto se han unido tres viejos conocidos. El guionista mencionado, Jack Thorne, el actor, padre del niño acusado en la serie, Stephen Graham, que se estrena como guionista y es creador de este título, y el director Philip Barantini.

Un equipo de viejos conocidos

Barantini ya había dirigido la película Hierve, además de coescribirla, con Graham de protagonista. Fue rodada también en un único plano secuencia de 92 minutos. Los coautores de Adolescence, Graham y Thorne coincidieron entre otros trabajos en la muy recomendable serie The virtues.

El carismático Stephen Graham conoce a su esposa en la serie, la actriz Christine Tremarco, desde que ambos son adolescentes, cosa que se añadió al guion. Graham compara hacer ficción, en concreto esta serie, con jugar al futbol en equipo. “Para mi actuar no es jugar al golf. No es una persona contra los elementos. Nunca debería serlo. Eres un colectivo. Te mueves en unión”.

Cuatro vistazos a una historia

Esta vez, el propósito del equipo a cargo del proyecto era no contar una historia entera sino mostrarla desde cuatro aproximaciones diferentes, cuatro vistazos. Casi funcionan como cuatro películas diferentes. 

Así tenemos un primer episodio que aparece como un policiaco clásico británico, realista, cuidadoso con como muestra los procedimientos. El segundo nos lleva a un drama social que muestra algunos problemas de los sistemas educativos, como una película de instituto que encuentra señales de peligro actuales de la juventud.

Celebrado tercer episodio

El tercero, muy celebrado en redes, remite a una obra de teatro claustrofóbica, psicológica, un vibrante duelo entre actores y personajes duro como una conmoción. Y el cuarto muestra las dinámicas de un drama familiar. En estas cuatro ojeadas al tema un personaje puede ser protagonista en un episodio y desaparecer en el siguiente porque lo importante es la historia.

Para Thorne, esta vez hablando a Bafta, “es un privilegio no tener la obligación de contar una historia completa. En televisión te suelen pedir que se entienda todo, pero si solo se muestran algunas cosas te permite profundizar más. Anima a los espectadores y te reta como guionista a descubrir cuales son las piezas importantes que mostrar, las que van a abrir la puerta a conversaciones”.

Rodado como una carrera de relevos

El guion fue concebido desde el principio para su rodaje en plano único. Según sus autores no complicó demasiado la escritura. Se ha concebido como una carrera de relevos para la cámara, que acompaña a un personaje y se queda con otros.

Cada entrega se ensayó durante dos semanas con los actores para ir engrasando la coreografía. Después, durante una semana se grababa dos veces entero cada episodio. De las diez versiones resultantes se ha terminado eligiendo una entera como definitiva.

Dos camarógrafos se pasaban el objetivo durante el rodaje porque resultaba imposible el trabajo para uno solo y el director, Barantini, asegura que no hay un solo corte oculto en la serie, solo completa continuidad.

Cada episodio tiene una personalidad diferenciada

Los planos secuencias de cada entrega son también muy diferentes entre sí. El primero pasa de la sorpresa de la acción detonante a un coche policial que nos permite posar los ojos en el infantil volumen del cuerpo del sospechoso y de ahí a las dependencias policiales. 

El segundo episodio es el de mayor lucimiento del recurso. La cámara se mueve entre varios actores y actrices, que han tenido que coordinarse con un extraordinario grupo de figurantes. Cientos de alumnas y alumnos de instituto y el profesorado. Escenas corales con un baile de hormiguero que tiene que desarrollarse en total fluidez y que termina poéticamente.

Debut de un gran actor

El tercer episodio supone un reto tan duro para sus protagonistas que sin duda marca el nacimiento de una estrella. El joven Owen Cooper, de quince años, aunque interpreta a un chico de trece, ha tenido que hacer en continuidad una densísima secuencia de una hora en su primera experiencia laboral de su vida.

Según ha declarado, estuvo a punto de decir que no al proyecto por su dificultad, pero ahora volvería a repetirlo gracias a la ayuda que le brindó todo el equipo. El director del episodio destaca que una clave de su portentosa interpretación es no conocer los recursos del oficio. 

Ha tenido que interpretar desde la escucha real y la reacción a lo escuchado. Cooper fue encontrado en un casting que rebuscaba en institutos y grupos de teatro. Ahora ya ha confirmado su participación en una nueva versión en cine de Cumbres borrascosas, con Margot Robbie.

Una secuencia emocionalmente agotadora

Su contraparte en este episodio, la actriz Erin Doherty, que fue la princesa Ana en las últimas temporadas de The Crown, ha confesado a Mico Saad que retener sus emociones durante toda esa larguísima escena es lo más “emocionalmente agotador” que ha hecho en toda su vida.  

El cuarto episodio afronta sus propios problemas. Es el que requiere un mayor desplazamiento de la acción, con trayectos en camioneta incluidos, uno filmado desde fuera del vehículo, otro desde dentro, además de contar con la participación de numerosos extras.

La forma no se come al fondo

Todo ese baile que conlleva un plano secuencia se olvida a ratos por la fuerza de lo que se está contando y su relevancia en el momento que vivimos. Hay quien se queja de que la historia no se centre en la víctima. 

Personalmente me parece muy pertinente alertarnos como sociedad, especialmente a padres, madres, educadores, pero también a medios de comunicación y a todos de un neomachismo con tintes de pandemia.

Más sobre este tema
stats