Música
Aretha Franklin, terapia musical a golpe de versiones
El torrente vocal de Aretha Franklin se mantiene intacto a sus 72 años, con un cáncer de páncreas aún en sus entrañas y una terapia musical para olvidar los malos momentos que la reina del soul ha vivido en los últimos años. The great diva classics marca su retorno discográfico con fe renovada y el alma proclamando a los cuatro vientos que no ha perdido el optimismo.
La gran maestra de diversas generaciones posteriores de cantantes femeninas (Amy Winehouse, Sharon Jones, Adele y Joss Stone incluidas) se mira en el espejo de otras divas de influencia incuestionable. Otorga así una nueva vida a himnos tan irresistibles como You keep me hanging on (The Supremes), I will survive (Gloria Gaynor) o el Nothing compares 2 u de Prince, aunque popularizado por Sinéad O'Connor.
La inconmensurable Aretha camina de la mano de Clive Davis, productor del espectacular álbum y un personaje fundamental en la historia de la música como organizador que fue del legendario Monterrey Pop Festival. Su labor para Columbia Records (donde descubrió a Janis Joplin, Santana o Bruce Springsteen) le sirvió de antesala para fundar el sello Arista, hogar de Gary Glitter, Patti Smith, Dionne Warwick, Whitney Houston o Annie Lennox. Todo un póker de ases al que este veterano cazatalentos recurre para que Mrs. Franklin disfrute de una segunda juventud.
The great diva classics se abre con At last, aquella maravillosa pieza impulsada por otra de las grandes, Etta James. A partir de ahí, pasamos del feeling más reposado al desenfreno dance en una colección de canciones con mayúsculas: Midnight train to Georgia, People, Teach me tonight, No one y, sorpresa, Rolling in the deep, éxito planetario de su discípula Adele.
Clive Davis se empeñó en que Aretha sonara muy contemporánea. Y, naturalmente, lo consigue. Su olfato continúa fresco y sabe que, si sus alumnas están arrasando, ella no puede bajarse del trono, pues se tata de una leyenda viva.
Aretha Franklin, en su juventud.
Precisamente, el juego de las versiones ha ocupado algunos de los momentos más emotivos en la carrera de esta mujer oriunda de Memphis. Tanto es así que el propio Otis Redding reconoció que su interpretación del clásico Respect supera el original. Similar alabanza obtuvo por parte de Ben E. King cuando recreó Spanish Harlem. Y qué decir del Chain of fools de Don Covay.
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Su vida estuvo a punto de truncarse cuando le diagnosticaron el temible cáncer de páncreas en 2010, pero una operación de urgencia en diciembre de ese año logró atajar parte de la enfermedad.
Otro músico excepcional, el guitarrista Wilko Johnson, acaba de anunciar que ha vencido definitivamente esa metástasis 24 meses después de que los médicos le avisaran de que tenía los días contados.
Aretha Franklin se aferra igualmente a esa gran esperanza. Su mejor medicina: las canciones que habitan en su mente y en su corazón.