Los estudios sobre la literatura que tienen como tema la Guerra Civil española no paran de crecer. Buena prueba son los tomos que AMESDE, al cuidado de José Manuel Pérez Carrera y un nutrido grupo de colaboradores, nos vienen entregando todos los años, continuando así la labor que hace varias décadas inició la hispanista canadiense Marise Bertrand de Muñoz.
Pero ahora me gustaría llamar la atención sobre un libro reciente, convertido ya en una de las aportaciones más valiosas que tenemos sobre la materia. Se trata de un volumen colectivo, al cuidado de Joan Oleza y publicado por la editorial Renacimiento, de Sevilla, con el título de Claves ibéricas de la Guerra Civil. Memorias y narrativas (2023). Se compone de seis partes; dos de ellas, a cargo de Oleza, hacen la función de prólogo y epílogo, y ambas resultan imprescindibles. El libro, que tiene algo más de 900 páginas, se cierra con una utilísima bibliografía y un índice de nombres, igualmente necesario.
Cada una de las cuatro partes centrales se ocupa de la literatura en castellano, catalán, gallego y vasco, al cuidado de reconocidos especialistas en la materia. En los títulos de todas ellas, excepto en la dedicada a la literatura en lengua vasca, aparece la palabra memoria. No en vano, se repiten, bien barajados, conceptos como postmemoria, memoria afiliativa, políticas de la memoria o memoria transicional. Pero, además, en los trabajos sobre literatura española, a cargo de Oleza, Javier Lluch-Prats, José Martínez Rubio, Celia Fernández Prieto y Luz C. Souto, se resalta en el título el concepto de testimonio. En cambio, en el apartado que se ocupa de la literatura catalana, en el que colaboran Xavier Pla y otros, destacan en el título los conceptos de Historia e identidad. En el dedicado a la literatura gallega, por su parte, escrito por Dolores Vilavedra, junto a memoria aparece el término ficción, mientras que en los análisis sobre literatura vasca, en los que colaboran tres estudiosos, entre ellos Mari José Olaziregi, se llama la atención en el título sobre el legado de la Guerra civil.
No se trata de un libro, es importante advertirlo, sobre la recuperación de la memoria, sino que se compone de estudios sobre ficciones que tienen como tema común la Guerra Civil. En sus páginas, se aúna Historia, Teoría y Crítica, como debe ser. Así, los teóricos y críticos más citados son: Hannah Arendt, Maurice Halbachws, Marianne Hirsch, Roland Barthes, Carlos Castilla del Pino, José/Josep María/Maria Castellet y Pierre Nora. A los que habría que sumar el nombre de Primo Levi, por lo que se refiere a la literatura memorialística, testimonial, ocupando un lugar destacado. Pero el libro se centra, sobre todo, en la ficción narrativa, y en dicho género aparecen destacados, por el número de referencias que se les dedica: Max Aub, Francisco Ayala, Pío Baroja, Carlos Barral, Juan Benet, José Manuel Caballero Bonald, Cela, Javier Cercas, Rafael Chirbes, Juan Goytisolo, Juan Marsé y Ramiro Pinilla, si bien echo de menos los Días de llamas (1979), de Juan Iturralde, en castellano; y en catalán, se repiten las referencias a Pere Calders, Avel.lí Artís Gener y Jaume Cabré. En el caso del gallego y del vasco, las presencias me parecen más equilibradas.
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La lectura de estos libros debería llevar a plantearnos, en una materia como esta, qué importa más: si el valor literario o el testimonial. Y aunque habría que distinguirlos, quizá lo ideal sería que aparecieran ambos aunados. Además, creo que es necesario diferenciar las obras meramente anodinas, aquellas que han pasado sin pena ni gloria, sin dejarnos huella alguna, de los relatos comerciales, muy difundidos, y sobre todo de las narraciones complejas, ambiciosas; las únicas que, a mí, al menos, me importan. En suma, de los muchos libros que aquí se citan, distinguir cuáles forman parte del canon (esos pocos libros que la Historia Literaria señala como mejores), o cuáles han quedado en nuestra memoria, aunque no hayan alcanzado la categoría de canónicos. Dar unos nombres y unos títulos nos ocuparía un espacio del que no disponemos, pero los de Mercè Rodoreda, Ana María Matute, Juan Marsé, Joaquim Amat-Piniella, Juan Eduardo Zúñiga (en el terreno del cuento), Ramiro Pinilla (Oleza destaca, con razón, sus Verdes valles, rojas colinas, 2004-2005), Rafael Chirbes o Manuel Rivas, bien pueden valer como representativos de esta escueta lista mía.
En cierta forma, el libro puede leerse también como una historia, sin duda, parcial, y una reflexión, sobre la narrativa de la postguerra y de lo que llevamos de siglo XXI, en las cuatro lenguas oficiales españolas. Soy consciente de que lo expuesto aquí es un pálido reflejo de lo que contiene este excelente libro que, casi recién salido, ya se ha convertido en imprescindible para todos aquellos que quieran saber más sobre la literatura que ha generado la Guerra Civil, pero también sobre el papel de la memoria y de la identidad en nuestra cultura.
* Fernando Valls es profesor de Literatura Española Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona y crítico literario.
Los estudios sobre la literatura que tienen como tema la Guerra Civil española no paran de crecer. Buena prueba son los tomos que AMESDE, al cuidado de José Manuel Pérez Carrera y un nutrido grupo de colaboradores, nos vienen entregando todos los años, continuando así la labor que hace varias décadas inició la hispanista canadiense Marise Bertrand de Muñoz.