El 'hombre público norteamericano' es una persona que sube a un escenario y convence a los demás. Tiene varias representaciones: el profeta, el político, el colono, el charlatán, el vendedor de crecepelo y el cómico. Esta es la premisa a partir de la cual Edu Galán (Oviedo, 1980) pone a Estados Unidos ante el espejo del 'stand-up', el género cómico allí nacido y que explica la historia, la cultura y la política de todo el país desde hace un siglo auspiciándose en la Primera Enmienda de su Constitución: la protección de la libertad de expresión.
Este es, junto a la religión y el libre mercado –y, por extensión, el individualismo– uno de los tres pilares fundacionales de Estados Unidos. Los profetas, los charlatanes –que coparon los medicine shows a lo largo y ancho de Estados Unidos desde el siglo XVIII–, los colonos, los políticos y, por último, los cómicos de stand-up (monologuistas) son su representación en la tierra. Arquetipos que aglutinan los atributos de toda una nación, al estilo de una matrioska que alberga unas muñecas dentro de otras con las barras y estrellas al fondo.
Estados Unidos parece a todas luces incomprensible y este 5 de noviembre se enfrenta a unas elecciones cruciales: Donald Trump, Elon Musk, protestantismo, libre mercado salvaje, libre posesión de armas, fake news, magnates, Kamala Harris... En Morir de pie. Estados Unidos ante el espejo del stand-up (Editorial Debate, 2024) trata Galán de desentrañar el misterio de un país fascinante, poliédrico, lleno de contrastes y con influencia planetaria a través de los más variopintos cauces. La comedia es uno más de ellos y le sirve al escritor, además, para comprender algo más profundamente su particular idiosincrasia.
"Trump es el 'hombre público norteamericano' perfecto", asegura a infoLibre Galán, defendiendo que aglutina todas las características para ser así denominado. "Este libro lo comencé hace veinte años –en forma de tesis doctoral– y mi primer hombre americano perfecto era Joseph Smith Jr, el fundador del mormonismo, pero claro, Trump le ha superado con creces, pues el otro nunca llegó a tener éxito porque le mató una turba", apunta, añadiendo: "Trump ha tenido éxito en todas sus representaciones. Igual no financiero, porque ha fracasado muchas veces estrepitosamente como empresario, pero sí evidentemente un éxito popular y electoral. Y no olvidemos que también es colono, porque fue promotor inmobiliario y coloniza espacios con sus torres".
Asegura, asimismo, que "Trump es comedia" en sí mismo, "pero con un objetivo político". Más allá de que pudiera lograr ser un monologuista de éxito, lo que el político republicano hace es usar la comedia para llegar más a la gente. "Cuando cuentas un chiste o algo de comedia, lo primero que haces es convertir en cosas sencillas otras cosas muy complejas. La comedia es muy reacia, por economía del lenguaje, a pensamientos e ideas complejas, por eso se dice siempre que no hay nada peor que una convención de científicos o de notarios contando chistes, porque requieren que el lenguaje tape hasta el más mínimo detalle de la fórmula científica o el contrato de arrendamiento", explica divertido.
Y todavía añade: "El humor cohesiona. Esto lo ves con los chistes privados entre amigos, si no pillas el chiste no perteneces al grupo. Trump utiliza esas dos herramientas para cohesionar al grupo y para poder transmitir de una forma más humana ideas muy sencillas, que con el pequeño barniz de la comedia entran mejor. La gran maestría de Trump es hacer esto a gran escala. Pensemos que Estados Unidos tiene 350 millones de habitantes. Es más fácil hacerlo en nightclubs porque es menos gente, pero a gran escala es digno de estudio. Hay que tener un respeto para semejantes fenómenos sociales, a Trump no se le puede despachar sin más".
Trump ha sabido conectar muy bien con lo que conocemos con el americano medio, que es mucha gente, y eso es digno de estudio
Un interrogante ante la inminencia de los comicios presidenciales estadounidenses: ¿Cuál de los dos aspirantes es mejor vendedor de crecepelo? "Trump es mejor vendedor de crecepelo que Kamala Harris", señala entre risas Galán, recordando que lo que venden los políticos, como los vendedores de crecepelo, "es cuantitativo y no cualitativo". "Tendremos que ver el que gane al final, porque ese es el que se va a coronar como el mejor vendedor de crecepelo. Por mucho que argumentes, al final en política importa el resultado. El resultado es el que va a decidir quien es mejor vendedor", explica.
"Diría que a priori me parece más efectivo Trump porque por mucho que Trump nos parezca odioso, y a mí me lo parece, tiene un lado humano, tiene sentido del humor, una familia... en cambio, Kamala es más hermética, tiene un marido que ni aparece y no tiene carisma", continúa, para acto seguido destacar que este es un asunto muy interesante que nos lleva a otra cuestión igualmente relevante: "¿Por qué muchas veces la gente vota irracionalmente? ¿Por qué vota basándose exclusivamente en la emocionalidad? Eso es lo que también trato de tratar en este ensayo. Trump ha sabido conectar muy bien con lo que conocemos con el americano medio, que es mucha gente, y eso es digno de estudio. Eso es lo que yo quiero entender en Trump".
De esta manera, partiendo de sus orígenes en el Borscht Belt, la zona vacacional de la clase media judía neoyorquina en las décadas de los veinte, treinta y cuarenta del siglo pasado, Morir de pie nos lleva por los nightclubs del Nueva York de principios del siglo XX, donde el género mutó a un fenómeno estadounidense, moderno, inédito y, posteriormente, de masas. El ensayo recorre los años de la contracultura y la rebelión juvenil en la Norteamérica de los sesenta, cuando el nuevo 'stand-up' comienza a actuar también en los campus universitarios y temas como la investigación del asesinato de John F. Kennedy, la guerra de Vietnam o la segregación racial centran los monólogos. Aquellos años en los que este espíritu crítico y contestatario con las estructuras del poder supusieron no pocos registros de clubs y cancelaciones de shows, además de detenciones o procesos judiciales para los cómicos.
También presenciamos el gran estallido del 'stand-up' en los años setenta y ochenta, los años del programa televisivo The Tonight Show de Johnny Carson, que ve nacer a figuras míticas como Jerry Seinfeld, Steve Martin, Robin Williams, Jim Carrey, Ellen DeGeneres, Chevy Chase o Richard Lewis y que extendió el impacto del 'stand-up' por toda Norteamérica (y más allá). Son años en los que, también, el 'stand-up' hace gala de un fuerte compromiso político y pasa a ser una de las principales vías de consumir información política en Estados Unidos, sustituyendo a los presentadores de noticias. Y así llegamos al 'stand-up' identitario actual, provocado por la exacerbación del individualismo del siglo XXI y el apogeo de las políticas identitarias, los años de la cultura de la cancelación y de una menor tolerancia al carácter subversivo de la ironía, la sátira y la parodia.
La comedia como caballo de Troya sirve para entender muchas cosas
La comedia como forma de explicar y entender un país de extremos como Estados Unidos porque "los cómicos, como los políticos, viven pegados a la reacción del público, que aplaude o no aplaude, se ríe o no se ríe". "El monologuista, el cómico de 'stand-up', vive atado a su público. Por lo tanto, cuando su público cambia él se ve obligado a cambiar, y a su vez él forma parte del público, por lo que es una dialéctica muy interesante. Todos los cambios en la comedia norteamericana explican en parte los cambios sociales que se produjeron en cada época", remarca.
Y se atreve a trazar una breve cronología con nombres ilustres del género, empezando por Jerry Lewis y Bob Hope en la época del cómico de variedades, en los años cincuenta cuando todavía no eran monologuistas, Cuando estalla la contracultura en los años sesenta, señala galán a Lenny Bruce o George Carlin con su "comedia politizada, todavía de universidad". En los setenta y ochenta se produce la masificación del 'stand-up' y hay que hablar de Jerry Seinfeld o Steve Martin, llegando así a la actualidad de la comedia identitaria en la que podemos hablar de Hannah Gadsby, Dave Chappelle y Chris Rock.
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"A veces para entender otros lugares y culturas viene bien utilizar pequeñas herramientas", defiende el autor, que se decidió a utilizar una tipología de comedia, este monologuismo norteamericano que se conoce como 'stand-up', para "explicar y tratar de comprender una cosa que para un europeo puede resultar muy compleja o despacharla muy rápidamente: Estados Unidos desde finales del siglo XX hasta nuestros días". "Se cree que el monologuismo ha sido igual toda la vida, con un señor que sube a un escenario y ya, pero yo siempre he creído que hay mucho más allá y que la comedia como caballo de Troya sirve para entender muchas cosas".
No hay mejor forma de empezar a escalar que subirse literalmente a un escenario y hablar a los demás
De esta manera, indica que Estados Unidos fue fundado con una "base protestante muy clara y con la idea de libertad individual, incluso para hablar con dios, algo inconcebible en España, donde vivimos en una tradición católica, por lo que uno no se puede subir a un escenario y decir lo que quiera, primero tiene que pedir permiso en la parroquia". En el país norteamericano no es, según recalca, en absoluto así, algo que se refleja también en el famoso 'sueño americano' de que "como persona puedes llegar con tus propios medios donde quieras, y quien no lo consigue es que algo habrá hecho mal, no que no tenía posibilidades".
"Una de las cosas que ocurren es que eso te impele a escalar, y no hay mejor forma de empezar a escalar que subirse literalmente a un escenario y hablar a los demás. Ese sería el 'hombre público norteamericano', que es la persona que en solitario sube y trata de convencer a los demás de algo, para él a su vez seguir escalando. Esto se entiende muy bien con las cinco representaciones que manejo: el político, el profeta, el colono, el vendedor de crecepelo y el cómico de 'stand-up'. Estas son todas personas que se suben al escenario, aunque sea el de un comercial a puerta fría que vende biblias, y convence al otro para que le dé su voto, para que le acompañe a colonizar un terreno, para que le siga en su búsqueda de la tierra prometida, para que le vote o para que compre la entrada y vaya a ver su espectáculo de comedia", termina.
El 'hombre público norteamericano' es una persona que sube a un escenario y convence a los demás. Tiene varias representaciones: el profeta, el político, el colono, el charlatán, el vendedor de crecepelo y el cómico. Esta es la premisa a partir de la cual Edu Galán (Oviedo, 1980) pone a Estados Unidos ante el espejo del 'stand-up', el género cómico allí nacido y que explica la historia, la cultura y la política de todo el país desde hace un siglo auspiciándose en la Primera Enmienda de su Constitución: la protección de la libertad de expresión.