Ser palabra desnuda
Ángela Serna
L.U.P.I. (La única puerta a la izquierda) (2023)
En noviembre del 2002 conocimos a Ángela Serna en el Encuentro de Mujeres Poetas que se celebró en Granada. Tres años después (2005) fue ella la que organizó este encuentro en Vitoria, entre uno y otro germinó una de esas escasas y luminosas relaciones que no precisan de frecuencia para seguir siendo imprescindibles.
Ángela Serna es una poeta que "encuentra sentido a la existencia desde la poesía y por ella" (dicho por la propia poeta), "la poesía es mi casa, la habitación en la que busco y me busco a través de las palabras" quizá por eso no se conforma con escribir versos, es también traductora y rapsoda… y sobre todo una lectora apasionada que se empeña en llevar la poesía de escenario en escenario. No solo su poesía sino también la poesía que nos inspira: Teresa de Jesús, Ángela Figuera Aymerich, Antonio Machado, Eloy Sánchez Rosillo, Ángel Guinda… Otro foro para expresar su amor por la poesía es su página de Desayunos en Calipso desde donde comparte en las redes los poemas que le emocionan o, las Citas con la poesía que ella coordina y que convocan mensualmente en Vitoria a poetas de toda la geografía en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa. Sin embargo, curiosamente, es una poeta que aspira al silencio: Con el viento a favor/ atravesé las estancias del silencio./ Del otro lado, nada,/ más viento y más silencio.
Con más de una docena de poemarios publicados, ahora nos presenta Ser palabra desnuda (con título prestado de Ángela Figuera Aymerich), un poemario exquisito donde los silencios hablan con la misma fuerza de las palabras. Recoge poemas de cuatro libros publicados entre 2006 y 2011 y lo hace de una manera muy singular y creativa, como ella sabe hacer las cosas, acompañada por otra magnífica poeta y narradora: Ángela Mallén, que se ha encargado de la edición y que no ha preparado una Antología al uso y costumbre sino algo mucho más singular, pues, recogiendo poemas de cada uno de los libros que la forman, los reúne de una manera especial. Ya en la introducción nos advierte de que "no se trata de un mero ejercicio recopilatorio sino de una propuesta de arqueología poética de la autora, definir su geografía personal, escuchar la musicalidad de su taller interno y descifrar el lenguaje del profundo silencio que en lo más hondo nos embarga y sobrecoge". Su decisión a la hora de antologar es muy original: "no optar, sino integrar (nos dice) engarzar piezas, fotografiar recorridos, puntear referentes, para componer una obra nueva que, partiendo de un material ya elaborado (y publicado) nos lleve a comprender y valorar el paisaje interior de la autora. Es decir, su antología".
Un desafío añadido a la hora de antologar, porque se trata no sólo de recoger y escoger entre el material poético de estos libros aquello que le parezca más significativo, sino que simultáneamente está elaborando también un retrato intelectual, estético y moral, por así llamarlo. Esto nos da una visión más completa, añade otra cara al complejo y atractivo prisma que nos ofrece la tan rica personalidad artística de la poeta. Así este libro se convierte en una celebración de la palabra, como la propia Ángela Serna es una celebración de la poesía. Cada vez que la escuchamos, que la vemos recitar es un disfrute, una vivencia compartida. No nos sentimos fuera. Cuando recita no somos espectadores que miran, que escuchan: somos parte de la acción, de la representación.
La Antología se divide en cuatro partes o Estancias, correspondientes a cada libro antologado. En cada una de estas Estancias Ángela Serna nos da detalles sobre el cómo y el porqué de los poemas. A su vez cada Estancia está constituida por tres partes: Enunciado o breve exposición que escribe Ángela Mallén, Corpus, que recoge los poemas en sí y Corolario o razonamiento consecuente de la Antóloga. Luego viene algo muy importante también y de nuevo muy original: se recogen comentarios sobre la recepción de cada libro, el estado de opinión que generó en su momento. Lo que arroja luz sobre la obra, sobre la autora y su trayectoria, los pasos que va dando, su caminar poético.
Sí, también yo quisiera ser palabra desnuda, deseaba Ángela Figuera en su poema El fruto redondo. Ángela Serna como un hermoso homenaje, pero también con aspiración profunda, titula a su Antología Ser palabra desnuda, añadiendo un subtítulo importante: ¿Quién es esta mujer que pasa? De eso va a tratar esta Antología, de desnudar la palabra, más allá de desnudar la poesía y de dilucidar quién es esta mujer que pasa, recordando también a otra gran poeta, Ana Ilce Gómez.
El primer libro, De eternidad en eternidad (título debido a José Ángel Valente, Ángela Serna siempre pone en evidencia sus referentes), sobre la pérdida, el silencio y el olvido, es una absoluta declaración de amor a la escritura, la palabra como objeto de deseo: la palabra confidente, la palabra amante, la palabra esquiva, la palabra acogedora, la palabra soledad, la palabra asidero, palabra-placenta, claustro. Son poemas redondos, circulares, breves, a menudo muy cerca del aforismo. Poemas sin estridencia, sin artificio, nacidos placenteramente: Escritura:/ unos instantes de libertad/ ante el precipicio del mundo.
Se trata de un libro escrito por una mujer en "reconstrucción", que maneja los recursos de la complicidad de tal modo que sus miedos, sus anhelos, sus emociones… las hacemos nuestras. Construye poemas que la hacen libre a ella como escritora pero también a nosotros como lectores. Una mujer que necesita olvidar para encontrarse a sí misma: Perezosa,/ negada por la visión/ de la niña que fui,/ la mujer que hoy soy/ es fruto del olvido.
El segundo libro Luego será mañana (en otra habitación), al contrario que el anterior compuesto por poemas breves, puede leerse prácticamente como un poema largo, respuesta al dolor sentido por la muerte de un escritor admirado: Claude Esteban, un homenaje a él dialogando con sus versos. Así Peut-être que tout est dit,/ Peut-être qu´on attend la nuit/ pour écrire la même phrase… dialoga con No quiero ser la herida/ ni rasguño/ o llaga/ de una historia/ ajena a mi historia y/ sin embargo/ tan mía…
El tercer libro, Pasos, el sueño de la piedra, reflexiona sobre el tiempo y el vacío, es de nuevo un poema largo que, como ella misma señala en la introducción, permite la lectura lineal, fragmentaria o aleatoria, dando lugar a poemas diferentes. Estructurado en doce peldaños que nos conducen hacia la nada por fin. Hacia ti. Doce peldaños cuyo título Tiempo de abandono, al borde del camino…la sutil línea del verso, el nombre de las cosas, el sueño de la piedra… y cuyo encabezamiento con citas que nos ponen en la pista de sus referentes poéticos: Caballero Bonald, Francisco de Quevedo, Blanca Varela, Amina Saïd, Ángela Figuera Aymerich, Bernardo Atxaga… son regalos que nos hace para que podamos comprenderla cabalmente. No dejar de pronunciar sus nombres./ Repetir hasta el agotamiento sus nombres nos dice en "el nombre de las cosas" un poema estremecedor donde evoca todos esos nombres que forman su bagaje.
El sujeto poético desaparece entre el infinitivo y el gerundio ofreciéndonos el poema para que lo hagamos nuestro: Comenzar el día/sabiendo./ Ignorando. De esta manera, los, ya mencionados, recursos de la complicidad se acrecientan y nos vemos envueltos en su corriente de reflexión hasta mucho después de cerrar el libro.
La desmesura del círculo cierra el poemario, un libro objeto que nos conduce desde el vacío a la desmesura. Poesía visual donde la palabra dialoga con la imagen "es un libro que se mueve… es un libro circular, giratorio, reversible, especular, reflexivo… y hasta metaliterario…" dijo de él Jesús Camarero.
Así llegamos al final de este precioso volumen. Un libro poderoso y singular, de auténtica palabra desnuda.
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* Teresa Gómez es licenciada en filología hispánica y poeta. Autora de 'La espalda de la violinista' (2018) y 'Plaza de abastos' (2022), ambas en Fundación José Manuel Lara.
* Ángeles Mora es licenciada en filología hispánica y poeta. Premio Nacional de Literatura en 2016. Acaba de publicar su obra completa 'Quién anda aquí' en Tusquet.