El crujido del tiempo

Puntal del aire

León Molina

Ediciones Trea - Poesía (Somonte-Cenero, Gijón, 2024)

Incansable promotor de la brevedad, como confirman sus antologías y los libros de aforismos y haikus, León Molina (San José de las Lajas, Cuba, 1959) retorna a la poesía de la mano de Ediciones Trea con la entrega Puntal del aire, solo unos meses después de la llegada a las librerías de Olor a humo, una compilación de haikus subtitulada Haikus en el jardín.

El libro Puntal del aire contiene cuatro tramos de extensión variable, que comparten la querencia por la "urna breve", por decirlo con la luminosa expresión de Juan de Tassis, conde de Villamediana. Los poemas exploran un molde formal conciso, proclive a la resolución argumental inmediata. Cada sección aglutina composiciones reflexivas que ubican al sujeto poético en los miradores de la indagación existencial, frente al horizonte especulativo del estar solo, ante los renacidos brotes del paisaje.

En cada apartado, el sustrato enunciativo se organiza por temas. En el primero, Cuerdas de plata, la voz poética tiene un claro matiz enunciativo. Un testigo despliega percepciones en el entorno para acceder a las paradojas y sombras de los rincones interiores; percibe esa lluvia constante que humedece el silencio y el quehacer tenaz del pensamiento. En León Molina es continua la alabanza de aldea, no con el propósito bucólico de idealizar las apariencias de lo rural sino como pertenencia y construcción del espacio habitable de lo cotidiano. Hay en todos los textos una  afinidad pactada con los elementos naturales, como se percibe en el didáctico poema Retama: "La garganta amarilla / de la retama está diciendo / lo que yo pienso. / Somos la misma voz quemada / por la canícula/ en la vaina reseca".

Los reflejos del paisaje propagan connotaciones diversas que moldean el discurrir vital. Sujeto y naturaleza son vasos comunicantes, dibujan itinerarios comunes que se entrecruzan para descubrir la armonía de lo desconocido, esa búsqueda tenaz del asombro y lo nuevo en lo mismo de siempre: "Recostado en un viejo muro / el paisaje desgrana sus senderos para mí/ con la amabilidad de un anfitrión / que quiere compartir lo que conoce".

En el apartado Arjé, término griego de origen filosófico que alude al principio o comienzo, se focalizan los elementos primigenios de la cosmogonía clásica: tierra, aire, agua y fuego. La presencia tenaz en el ahora del agua, como molde y principio elemental que define el rostro de los campos, apuntala el renacer de los ciclos estacionales. Alguien mira y escribe como voluntad de convertir el lenguaje, no en literatura sino en expresión; alumbra un significado polisémico a través de un término conceptual que nombra lo indefinido. La arjé, en el vocabulario del filósofo presocrático Anaximandro, alude a la amanecida y el apagamiento de todas las cosas existentes; el concepto nombra lo intangible, aquello que trasciende los elementos genesíacos concretos.

La sección El velo y el arpa toma el título de la tradición islámica amorosa. La presencia de la amada se convierte en refugio y símbolo de fortaleza y permanencia. La convivencia sedimenta estados de ánimo marcados por la diversidad y añade al pensar colectivo efectos secundarios repletos de turbulencias anímicas como el deseo, la belleza o la erosión pautada de los sentimientos. Se abre así un itinerario de posibilidades que nutre las aguas argumentales del poema.

El afán de estar vivo

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Al hilo de una cita del poeta italiano Giuseppe Ungaretti se encarrila el apartado final Crujido, donde el poeta mira a cielo abierto su interior. La palabra explora el sentir existencial y las pulsiones de los sentimientos en las que siempre duerme la niebla gris de la tristeza, el manso conflicto entre la realidad y el sueño. El sujeto verbal recorre incertidumbres; hace de la duda un largo pasillo donde se pierden sus pasos cada vez con más sosiego, en un venero de conformidad y aceptación porque sabe que "más allá de la lluvia / todo es perfume de nada".

León Molina deja en Puntal del aire una lírica intimista y reflexiva que analiza la cambiante diversidad del entorno. La palabra poética captura irisaciones; la escritura se expande como acción y mirada frente a la realidad ambiental, toma el pulso al tiempo y aguarda el primer rayo de luz que anuncia el despertar de lo cotidiano, esas dudas fugaces que brotan en el pensamiento y calladas recuerdan, con precisa cadencia, la etérea extrañeza de vivir.

* José Luis Morante es poeta, crítico, aforista y autor del libro de microrrelatos 'Fuera de guion' (Lastura, 2024)

Puntal del aire

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