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Eva Orúe: "El visitante ideal de la Feria entra por la primera caseta, llega a la última y compra en todas"

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"Iba de asombro en asombro, porque era mi primera feria desde dentro y eso tiene poco que ver con la feria vista desde fuera", confiesa Eva Orúe (Zaragoza, 1962) recordando su apresurado debut el pasado año como primera mujer directora de la Feria del Libro de Madrid, cargo para el que fue escogida apenas cinco meses antes de su apertura. Con mucho más tiempo ha preparado esta segunda edición al frente, en la que pone sobre el parque de El Retiro todo lo aprendido en su debut y todo el trabajo desarrollado durante el último año, con los nervios lógicos por la inminencia de la apertura de las casetas el próximo 26 de mayo.

Ya casi estamos en la octogésimo segunda edición de la feria. ¿Qué nos vamos a encontrar?

Una feria básicamente igual, pero en la que el centro está todo rediseñado. La idea es que la gente, los visitantes circulen zigzagueando por la feria, que no va a tener país invitado pero sí un tema principal, la ciencia, que vertebra buena parte de la programación. Una feria en la que esperamos que no haga mucho calor, aunque eso ya no depende de nosotros, para que podamos disfrutarla bien.

Pregunta de rigor para cuantificar: ¿cuántas casetas y editoriales tendremos este año?

Vamos a tener 361 casetas en las filas, donde siempre, por así decirlo, y 24 en el centro. Una distribución distinta, que es la novedad de este año. Por otro lado, nos aproximamos a las mil editoriales contando las que van en caseta, las que van al centro, las que vienen con sus distribuidoras porque no tienen posibilidad de estar en la feria pero quieren estar de alguna manera, y las que van a estar con los seis gremios y asociaciones de editores que vienen –Cantabria, Asturias, Castilla y León, Valencia, Murcia y Andalucía–. De todas esas editoriales, 454 están en caseta, individual o compartida, y el resto a través de sus distribuidoras o con los gremios.

Organizar a tanta gente debe resultar de lo más complicado. De hecho, este año volvió a haber cierta polémica con algunas editoriales más pequeñas.

Es verdad que la gente que viene quiere estar en las casetas. Al principio sospechamos que cabía la posibilidad de que no todos pudieran estar en casetas y por eso ofrecimos la hipótesis de trabajar con una zona central en la que estuvieran los más pequeños que no entraran en caseta. Afortunadamente, al final pudimos acomodarlos a todos en caseta y todos los que han querido estar han podido estar. Con todos los que han querido estar quiero decir todos los que rellenaron las fichas de inscripción, porque yo sé que hay gente que le gustaría estar pero había renunciado previamente, menos la editorial que montó todo el follón y que no compareció en la última reunión y por lo tanto no está. Si hubiera comparecido hubiera estado.

En realidad, las pequeñas tienen proporcionalmente mucho más espacio en la feria del que pueden tener en el mercado editorial. Y eso es así porque las grandes lo ceden.

Para que te hagas una idea, la más pequeña este año en caseta es una editorial que tiene 26 títulos vivos en catálogo y cuenta con un metro de mostrador en una caseta compartida. Editoriales como Anagrama o Tusquets tienen cuatro metros de mostrador en una caseta individual. En términos de metros, hay un factor de corrección muy importante, pero es verdad que tenemos el espacio que tenemos y no podemos tener más porque hay un convenio vigente con el ayuntamiento y de momento nos tenemos que ceñir a ese espacio. Lo que intentamos es colocar a todo el mundo en la mejor de las disposiciones teniendo en cuenta nuestras limitaciones. Dicho esto, yo puedo entender que, como es un proceso muy complejo, en ocasiones haya gente que no tenga paciencia y que no acabe de entender cómo lo hacemos. Hemos intentado hacerlo lo mejor posible, igual tenemos que hacerlo todavía un poquito mejor. Pero es muy difícil colocar a todos los que quieren participar exactamente en las condiciones en las que quieren participar.

Es tan difícil que depende incluso de los árboles y la flora que haya en El Retiro en el momento de ponerse a montar las casetas.

Así es. Cuando le decimos a la gente que ya se pueden apuntar no sabemos cuantas casetas va a tener la feria. Cuántas de cuatro o cuántas de tres metros, ni tampoco cuántas solicitudes va a haber. Por eso, en ocasiones, cuando estás repartiendo el espacio te da la impresión de que el suelo se mueve bajo tus pies porque no tienes un número fijo de casetas y eso es raro. Pero es como trabajamos. Por eso hay que tener a veces un poco de paciencia para llegar a un buen resultado. Este año nos costó, hubo quejas, pero al final dimos buena solución a prácticamente todo el mundo.

Con ese asunto ya superado, se acerca la fecha. ¿Cuántos visitantes recibió la feria el año pasado y cuántos espera este 2023?

El año pasado tuvimos 3.100.000 visitas, que no visitantes, mayores de 18 años, porque el estudio que hicimos no incluye a los menores de esa edad. Este año ya veremos, pero 3 millones es un buen número. Tampoco imagino una feria de 10 millones de visitas porque en El Retiro y en las circunstancias en que nos movemos no parece razonable pensar eso. Tenemos que encontrar un equilibrio entre el número de visitas y la comodidad de la gente que nos visita. Siempre hay momentos pico de más lío, otros más tranquilos, pero nuestra tarea como organización es intentar que todos los días sean aceptables para quienes quieran disfrutar de la feria.

Que sea en El Retiro es fundamental. ¿Se contempla la posibilidad de otro emplazamiento?

No lo contemplamos. La feria tiene que estar en El Retiro porque es un poco como el salón de Madrid. Y por el salón de Madrid pasan todos los que visitan la ciudad o viven en la ciudad. Es verdad que en algún momento este año se rumoreó la posibilidad de moverla, pero ahora mismo hay un acuerdo general en que tiene que estar ahí.

Un salón por el que pasan, además, todo tipos de autores, géneros y propuestas. Con la diversidad siempre por bandera.

La feria es la Feria del Libro y por lo tanto, de todo aquel que lo escribe. Hay gente que es menos apreciada desde el punto de vista literario, pero que tienen unas ventas enormes y que tienen seguidores por todas partes. Nuestra intención es que todo el mundo encuentre acomodo y también que, por ejemplo, esos instagramers o youtubers famosos que firmen ejemplares se encuentren con sus seguidores. Y si podemos conseguir que algunos de esos seguidores luego pasen al flujo de la feria y se acerquen a otros tipos de literaturas será estupendo.

Es una buena forma de que niños y jóvenes vean que lo que ellos leen convive con naturalidad con lo que leen sus mayores. Es una puerta formidable.

Pero es que además los jóvenes, lo dicen los estudios, leen muchísimo. Y el hecho de que a veces lean cosas que a nosotros los mayores no nos gustan no es algo que deba desanimarnos, por decirlo así. Además, por lo general leen en papel, que es la esencia de la feria y de las ferias de España. Por tanto, nos interesa mucho que los jóvenes acudan y sigan leyendo lo que leen, ya sea cómic, novela negra o lo que sea, porque son géneros que tienen mala traducción al eBook y que encuentran su expresión perfecta en el libro en papel, que es el libro que nosotros potenciamos.

Casi apetece que haya más influencers y youtubers que políticos, que estamos ya cansados de ellos.

Ay, los políticos (risas). Hubo un tiempo de cocineros y triunfitos también (risas). Cada año tiene su moda. Pero las editoriales, bueno, recurren a ellos porque son ventas seguras y garantizan en algunos casos que además de esos libros luego se puedan vender otros. Y como dicen los actores cuando hablan de las películas comerciales: 'hago esto para luego poder hacer lo que yo quiero'. Pues esa es la idea, combinarlo todo. Insisto en que la feria es la Feria del Libro y, por lo tanto, todos los libros caben en ella.

Este año no hay país invitado, aunque sí que nos visitan otros países sin tener esa distinción específica. ¿Una buena representación?

Exactamente. No tenemos país invitado, pero sí muchos países que están en la feria. La Comisión Europea tiene pabellón, como el año pasado, donde estarán presentes 26 países más España. Luego tenemos pequeños stands de Portugal, Andorra, países nórdicos y el Instituto Cultural Rumano, que es otro clásico de la feria. También tenemos muchas actividades con instituciones iberoamericanas. Estamos trabajando con todos aquellos que pensamos que pueden aportar algo, de manera que sin que haya un país invitado por encima de los demás, sí que hay muchos países invitados que van a estar en la feria.

Es importante señalar que la ciencia es relevante para la cultura española y que, en el mundo editorial, la ciencia tiene una presencia apabullante también

¿Por qué la ciencia es el tema central?

Porque me da la impresión de que después de la pandemia ha habido una especie de conjunción astral. Nos hemos dado cuenta todos de lo importante que es y de que tenemos que trabajar en ese sentido. Nosotros trabajamos modestamente en el sentido de que nuestra presencia pública son 17 días y vamos a hacer lo que podamos. Pero sí que creo que es importante señalar que la ciencia es relevante para la cultura española y que, en el mundo editorial, la ciencia tiene una presencia apabullante también. Por lo tanto, es normal que en algún momento nos acercáramos a ella desde la consideración de elemento vertebrador. No solamente está en la feria, sino que además la consideramos el elemento que la vertebra.

La ciencia es, además, una entrada al conocimiento que no puede entenderse sin los libros.

Como dice alguien, sin libros no hay ciencia. Ese es el espíritu que nos anima este año. Y, además, en la feria no solamente hay editoriales que hablan de ciencia directamente, sino que hay universidades que exponen habitualmente, universidades con sus servicios editoriales que tienen siempre una presencia relevante en la Feria del Libro de Madrid. A esas editoriales universitarias este año, además, sumamos el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que además ha colaborado con nosotros en la elaboración de la programación para niños y adolescentes, que será la que ofreceremos de lunes a viernes entre semana a aquellos colegios e institutos que nos visiten.

Porque aparte de la venta y las firmas, en la feria hay una programación mucho más extensa. Como un concurso de lectura para niños de diez años. ¿Cómo surgió esto?

Aunque a lo mejor el visitante habitual es algo que no tiene muy presente, entre los objetivos de la feria está el fomento de la lectura y el fomento de la escritura. El año pasado hicimos una prueba piloto de un concurso que se llama Los pequeños gigantes de la lectura, con dos colegios de la Comunidad de Madrid (CAM). Nos gustó mucho y este año nos hemos venido un poquito arriba y hemos llegado a colegios de toda la CAM y además hemos hecho pilotos en tres comunidades: una de Castilla y León, otra de Castilla-La Mancha y Asturias. Hay un finalista por cada uno de esos programas piloto y siete finalistas madrileños que van a venir a la feria el día 2 de junio y que van a leer sus textos. Son niños de diez años y van a leer con los autores de los libros. Ese es el espíritu. No solamente que ellos elijan los temas o los libros que les gustan, sino que los autores les acompañen. De hecho, en estos días algunos autores están visitando los colegios en los que hay finalistas para explicar sus propias obras, las que luego leerán los niños en la final.

Nos tenemos que acercar a niños, mayores y todas esas personas que a lo mejor en su día a día no tienen la feria como un lugar que tienen que visitar

La feria sale a por los visitantes para darse a conocer. ¿Vendrían igualmente sin ir a buscarles?

Igual que la gente no tiene que estar al tanto de lo complejo que es montar la feria, la feria es mucho más que vender libros. Lo sustancial es vender libros y presentar los libros y que los autores se encuentren con los lectores, vale. Pero además hay actividades diferentes porque tenemos que fomentar la lectura. Porque si no fomentamos la lectura y no tenemos lectores las ferias no tienen sentido. Este año estamos haciendo programas desde marzo fuera del ámbito estricto de la feria visitando asociaciones y colectivos que luego vendrán a visitarnos. Esto es lo que hemos llamado El vaivén de la feria. Porque creemos que nos tenemos que acercar a niños, mayores y todas esas personas que a lo mejor en su día a día no tienen la feria como un lugar que tienen que visitar. Y, sin embargo, es interesante ver lo que ellos hacen y es interesante que nos vean hacer lo nuestro.

Viendo la diversidad de contenidos y la amplitud de miras, me pregunto: ¿tiene la feria un visitante tipo?

No sé muy bien qué decirte. Las encuestas nos dicen que es más o menos mitad hombres y mujeres, que la gente entre 30 y 40 años es quizás la que más nos visita, pero es verdad que en esos estudios se nos escapan los niños y los adolescentes, que vienen entre semana por los colegios y los institutos, pero también en pandilla fuera de eso cuando hay autores que les gustan. Supongo que pasará lo mismo en muchas otras ferias, pero desde luego la de Madrid es una cita obligada para muchos madrileños. Un año en el que no pueden estar en la feria es un año diferente porque hay que ir y hay que estar, y a nosotros nos gusta mucho que la gente venga y darles lo mejor posible.

Si no hay un visitante tipo, ¿cuál sería el visitante ideal de la Feria del Libro de Madrid según su directora?

Pues uno que entra por la primera caseta, llega a la última, que es la trescientos sesenta y tantos, y compra en todas ellas (risas). Como eso no puede ser, pues alguien amante de los libros, curioso, que se acerca quizás ahí porque hay famosos o gente conocida a la que le gusta ver. Pero sobre todo que se acerca para comprar los libros, hablar con los autores y que se da cuenta de que en la feria consigue algo que en la vida diaria es difícil, como es acceder a muchos fondos editoriales. Porque en la feria no está solamente la novedad más inmediata, sino que muchos de los expositores traen libros que habitualmente no están o en sus librerías o en su oferta editorial más obvia, por decirlo así.

A todos los adolescentes que leen les estoy profundamente agradecida porque sé que roban ese tiempo a otras actividades que a veces son más divertidas o fáciles

Se dice mucho lo de fomentar la lectura. ¿Cree que España es un país lector? ¿Le gustaría que la feria ayudara a serlo mucho más?

Las encuestas y los estudios dicen que cada vez se lee más, que muy poquito a poco vamos subiendo, pero seguimos sin alcanzar el nivel que las encuestas dicen que ocurre en países cercanos como Francia, Italia o Alemania. Así que la cosa va mejor pero no tanto como en otros sitios. También es cierto que, por ejemplo cuando yo era joven, leer podía ser la única ocupación. Las tardes de los sábados a lo mejor no tenía otra cosa que hacer, mientras que ahora hay una competencia durísima. Así que yo a todos los adolescentes que leen les estoy profundamente agradecida porque sé que roban ese tiempo a otras actividades que a veces son más divertidas o fáciles.

Como lectora, ¿qué cree que nos aporta una buena lectura reposada en estos tiempos urgentes en los que hay tantas otras cosas que hacer constantemente?

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De entrada, una buena lectura abre un paréntesis en la vida, porque a diferencia de otras actividades como ver series o películas en televisión, la lectura requiere concentración, que es un bien escaso. Por eso creo que es muy difícil leer y hay que agradecer mucho la lectura a quien la practica. Yo lo que más agradezco es la posibilidad de hacer un paréntesis de media hora o una hora o lo que sea necesario, aislarme del mundo y centrarme sólo en el libro que estoy leyendo. Esa concentración creo que es fundamental porque es una habilidad importante en tiempos de distracciones. Además, hay estudios en España que dicen que el desarrollo de la comprensión lectora se paraliza mucho a partir del momento en que los chavales abandonan la escuela obligatoria, y creo que mejorar nuestra comprensión lectora en todo momento de nuestra vida es fundamental para leer literatura y para leer contratos y la letra pequeña. Concentración y aumento o mantenimiento de nuestra comprensión lectora son dos cosas importantes que la lectura de libros facilita.

Para terminar, vamos a ponernos en el último día de feria. ¿Qué tendría que haber pasado para que haya sido un éxito o se haya acercado un poco a lo que tiene en mente?

En términos de visitas, que venga más o menos la misma gente que el año pasado y, si es posible, que consigamos vender más. Con el enorme esfuerzo de programación que hemos hecho todos los implicados en la Feria del Libro de 2023, espero que tengamos visitas en los pabellones, participación de la gente... Es mucho trabajo durante muchos meses, nos lo jugamos todo a una carta durante 17 días. Confío en que el tiempo por un lado y la bondad de los visitantes por otro nos permitan decir al término que ha sido una buena feria o, como queremos decir todos, que haya sido la mejor feria de la historia.

"Iba de asombro en asombro, porque era mi primera feria desde dentro y eso tiene poco que ver con la feria vista desde fuera", confiesa Eva Orúe (Zaragoza, 1962) recordando su apresurado debut el pasado año como primera mujer directora de la Feria del Libro de Madrid, cargo para el que fue escogida apenas cinco meses antes de su apertura. Con mucho más tiempo ha preparado esta segunda edición al frente, en la que pone sobre el parque de El Retiro todo lo aprendido en su debut y todo el trabajo desarrollado durante el último año, con los nervios lógicos por la inminencia de la apertura de las casetas el próximo 26 de mayo.

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