El jardinero
El jardinero
En mi jardín uno encuentra magnolias, zinnias, gladiolos, claveles, rosas, hasta orquídeas, azucenas, edelweiss y pasifloras. Muchos me preguntarían cuál es el secreto para recoger tantas flores y en cualquier momento del año. Me encojo de hombros, no hay ningún secreto, es algo curioso y a la vez demasiado comprensible. Mientras me sigo paseando, cada tanto cruzo una mujer sola, una pareja, una familia que deja ramos encima de las tumbas. Ninguna es la mía, pero eso qué demonios importa.
Dos destinos, un viaje
Efecto invernadero
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Un viaje como cualquier otro. Entre bostezos, ves llegar al tren, te ajustas los guantes y acomodas la chalina, subes al vagón, buscas tu asiento, cansado con la perspectiva de tantas horas por delante. Si tuvieras que resumir tu vida, sería una sucesión de esperas en andenes, trenes que llegan tarde y habitaciones de hoteles, todas idénticas y distintas. Estás tan concentrado que apenas te das cuenta de lo que ocurre, hay alguien sentado en tu asiento, alguien demasiado conocido, no lo puedes creer. Parpadeas, te frotas los ojos, pero ahí estás tú, sentado y tan concentrado en el trabajo que no te animas a molestarlo mientras abre su computadora. Para cuando el tren deja la estación, y él ya empieza a escribir en el teclado; de pronto, mira a través de la ventana, con las justas alcanza a distinguir a un hombre que avanza de espaldas, ligero, cada vez más envuelto por la bruma.
Nadie viaja y a la vez pierde el viaje, nadie elige y a la vez deja de elegir, aunque los vagones estén repletos de posibles y todos se empeñen en no perder el tren, llegar a la hora, continuar con su ritmo a cualquier precio. Sin duda, casi un viaje como cualquier otro, ¿no te parece?
* Félix Terrones (Lima, 1980), autor del libro de microrrelatos: 'El viento en tu cara' (2014), es profesor asociado en la Universidad de Berna.