Dicen, quienes saben lo que hay que saber, que desde que el mundo es mundo y los animales del género humano poblamos la tierra, colonizándola, cambiándola, destruyéndola, no ha habido ni un solo día sin guerra en algún lugar del planeta. Siempre ha habido y sigue habiendo guerras, genocidios, torturas. Por más que algunos nos manden callar y afirmen que estamos siempre con las mismas peroratas; y otros afirmen que todo está mal, que siempre ha estado mal, que es imposible cambiar las cosas, que no vale protestar. Afortunadamente está la poesía y las poetas que no quieren callarse, que profundizan en el dolor del agua, de las piedras, del tiempo y de la muerte con libros impresionantes, que se interrogan por eso que se quiere callar, por eso que no se quiere reconocer, decir, gritar, hablar.
María Ángeles Pérez López es una de esas poetas insobornables, que escribe con una mirada crítica y hermosa en su Libro Mediterráneo de los Muertos, editado por Pre-Textos, IV Premio Internacional de Poesía Margarita Hierro de la Fundación Centro de Poesía José Hierro.
La poeta inventa una manera diferente de hacer poesía, le retuerce la lengua al lenguaje para introducirnos en el mar, y nos obliga a cuestionarnos el silencio. Un libro de poemas plagado de notas que siguen siendo poesía. Desde la primera línea está llamando nuestra atención Si las rocas respiran, ¿habrás de hacerlo tú? Brama el mar en su nombre y en el tuyo. Entra y rompe, imprudente, las costuras, el cuidadoso atado de los cuerpos. Se lleva por delante las costillas, ese armazón de barco y de velamen que reclama el oxígeno y el tórax.
El sábado, día 22 de junio de este año, en la Librería La Vorágine, escuché emocionada esa especie de réquiem de profundis, laico, en su voz única, valiente, decidida. El sonido del agua, las gaviotas, las palabras y la música S.S. dei naufragati, canción la de Vinicio Capossela. Una puesta en escena inolvidable.
Ver másVencer sobre la destrucción
Mientras todo sucedía, observé cómo, tras cada palabra suya, quienes escuchábamos éramos abducidos por su voz y el sonido de la música, para introducirnos en el mar Mediterráneo, resumen de todos los mares, intentando nadar hasta el fondo, descubriendo la obscenidad de las propias palabras en mitad de una muerte repetida y diferente para cada individuo invisible.
Enorme, después en el coloquio, descubrimos más de cerca sus dudas y certezas, la investigación tenaz, el acercamiento e impulso, el respeto a la Literatura cercana y contagiosa. Me volví a emocionar en la mención de la poesía de Raúl Zurita, su instalación Sea of Pain, en la Bienal Kochi de India. La maravilla y la honestidad hecha palabra eterna.
* Nieves Álvarez es escritora, poeta, investigadora y artista plástica.
Dicen, quienes saben lo que hay que saber, que desde que el mundo es mundo y los animales del género humano poblamos la tierra, colonizándola, cambiándola, destruyéndola, no ha habido ni un solo día sin guerra en algún lugar del planeta. Siempre ha habido y sigue habiendo guerras, genocidios, torturas. Por más que algunos nos manden callar y afirmen que estamos siempre con las mismas peroratas; y otros afirmen que todo está mal, que siempre ha estado mal, que es imposible cambiar las cosas, que no vale protestar. Afortunadamente está la poesía y las poetas que no quieren callarse, que profundizan en el dolor del agua, de las piedras, del tiempo y de la muerte con libros impresionantes, que se interrogan por eso que se quiere callar, por eso que no se quiere reconocer, decir, gritar, hablar.