Alcalá Norte: "Fue un flipe ver a Judas Priest debajo de nosotros en la lista de los discos más vendidos"
Están llamando a su puerta todas las grandes (y no tan grandes) discográficas, pero lo que a ellos les preocupa es tocar y tocar, algo que llevan haciendo sin parar desde que viera la luz en abril con el pequeño sello vasco Balaunka su homónimo disco de debut y de repente se convirtieran en the next big thing en el mundillo de la música independiente española. La vida cañón ha resultado ser el gran himno de 2024. Tanto, que ha llamado la atención de artistas tan dispares como Bunbury o Rosalía, y les ha metido por la vía rápida en el cartel de numerosos festivales.
Ahora el sexteto madrileño de Ciudad Lineal -formado en 2019, aunque luego vinieron muchos cambios y estuvieron incluso a punto de dejarlo hasta llegar a la estabilidad de la actual formación- enfila el otoño con una interminable turné por salas llamada, claro, La gira cañón, con la que seguro pasarán por tu ciudad. En su cuartel general reciben a infoLibre el bajista (y 'admin' en su famoso Twitter) Pablo Prieto, el guitarrista Carlos Elías, el baterista Jaime Barbosa y el vocalista Álvaro Rivas. Se quitan la palabra, no paran de reír y salirse por la tangente con cualquier reflexión que se les ocurre, musical generalmente. Se lo pasan bien. Cualquiera diría que están viviendo un día cañón. Otro más.
¿Cómo estáis? Tenéis una tralla muy importante por delante.
ÁLVARO: Pero yo he dejado de trabajar hoy, así que estoy despejado y aunque ahora llegue una traca superior me quito de mucho. Porque en los últimos tres meses de gira he estado un poco desconectado del curro, pero siempre con la cabeza en que tienes esas otras cosas, con lo cual ahora mismo estoy encantado. Imagínate.
Tenemos muchas ganas de crear cantera en todas las localidades, como titiriteros corriendo por la piel de toro
No habéis parado desde primavera pero, ¿ahora la cosa se pone seria con la gira por salas?
Á: Vamos como por la mitad de las fechas del año, pero ahora en otoño empiezan las salas, eso es.
PABLO: Y seguidas, además, hay un finde que tenemos cuatro bolos.
JAIME: Eso nos mola porque realmente pensamos que es lo que hay que hacer.
Á: Y que es algo nuevo. Hemos llegado a dar tres conciertos en un mismo fin de semana, pero cuatro no.
J: Ese finde yo acabé con fiebre, malísimo, así que pensé 'si he aguantado esto fatal ya voy a poder con todo porque nada va a ser más duro" (risas de todos). Pero tenemos muchas ganas de seguir y crear cantera en todas las localidades, como titiriteros corriendo por la piel de toro.
Es que las ligas se ganan en las provincias y en los partidos pequeños.
CARLOS: A mí eso me hace mucha ilusión, porque es lo más difícil.
J: En Madrid llenamos dos noches seguidas con entradas agotadas en el Teatro Eslava en octubre, pero agotar las entradas con cien personas en Algeciras es increíble. Hay que comparar la población de cada sitio. Porque es distinto a los festivales, que están muy bien, pero la gente de las salas va porque le gusta el grupo y compra la entrada para vernos a nosotros. Es un hito que alguien se gaste el dinero para ir a vernos a nosotros en una comunidad autónoma lejana de donde vivimos.
Vuestra aparición ha coincidido con el revival de Los Planetas. ¿Os gusta que os comparen con ellos?
Á: Llevarme bien con Los Planetas me hace muchísima ilusión.
J: Yo les escuché por primera vez hace unos pocos meses y no me dicen nada. Luego les hemos conocido y tenemos buen rollo con Jota y Florent, pero el indie no es una cosa que yo trabaje.
C: Tienen una trayectoria consagrada de varias décadas y me parece la leche que nos reconozcan como iguales.
J: A mí Mikel Erentxun me cayó súper bien, pensaba que iba a ser un tío chungo y es un máquina. Me dijo 'yo alguna vez he querido ser atormentado como vuestro cantante pero no me sale' (risas, siempre de todos).
Es que el atormentado nace, no se hace. ¿Igual por eso engancháis a tanta gente de primeras?
J: Hay una parte evidente de tormento, pero también otra de su papel a la hora de cantar. Recuerdo una vez que salió Rivas a cantar sonriente y de buen rollo y la gente decía 'pues este no ha estado bien hoy'. Es como que el público quiere ver al rockero atormentado y cabrón.
P: Pero resulta que simplemente es real.
C: A la peña le mola lo que se cree que es verdad.
Á: Soy un atormentado y es así, punto (risas). A ver si ahora al haber dejado el curro estoy más tranquilo.
No voy a ser nada original pero, ¿os habéis cansado ya de que os pregunten por La vida cañón?
J: Yo entiendo que me va a tocar explicar La vida cañón mil veces y las que hagan falta porque es parte de mi trabajo, porque la idea además me salió a mí. Que me gustaría contar otras cosas que no me suelen preguntar, también.
P: Es que La vida cañón es nuestro Wonderwall. Lo que más gracia me hace es cuando después de un bolo entro en las stories de Instagram y son todas de la misma: 'La vida cañón, La vida cañón... y de repente Un pisito en la calle Elfo (risas). Pero es una canción que me gusta mucho tocar en directo, eso también.
¿No os habéis cansado de tocarla aún?
P: Escucharla, no la escucho (risas).
J: Hace mil años que no escucho nuestro disco, pero disfruto tocándolo. La que más me gusta tocar es La calle Elfo. Pero en pleno concierto disfruto de todas porque a mi lo que me gusta es tocar. El que está como Chaplin en Tiempos modernos apretando la tuerca todo el día está muchísimo peor. Aquí se toca lo que haga falta y punto. Cuanto más toquemos, mejor (risas).
Y es que es un privilegio, en estos tiempos con tanta música a tu alcance, que todo el mundo quiera subir una tuya a Instagram.
J: Ya te digo.
P: Hay tantas opciones que no sabes ni qué escuchar.
¿Cómo elegís vosotros la música que suena en vuestra furgoneta?
J: No se pone nada. Rara vez ponemos música.
Á: ¡Christopher Cross!
J: Christopher Cross, sí, es que a mí me gusta mucho el rock de padre, que funciona muy bien y a nadie le sienta mal. Y en la carretera, más.
C: Está pensado para eso, ¿no? (risas).
Hay gente que nos ha dicho 'llevaba veinte años sin escuchar algo que me llamara tanto la atención como vosotros'
Ya que dices lo del rock de padre (risas), ¿cómo sienta eso de que, efectivamente, gustáis a muchos padres a los que les recordáis a los ochenta?
Á: Y a los hijos. A los niños de diez años les mola el rollo, luego a los de 17 a 25 menos, pero a partir de 25 para arriba a todos.
J: A mí me flipa porque la horquilla generacional es acojonante. Ocurre cuando vienen grupos que llevan toda la vida que se dice 'ahora van los padres a verlos con sus hijos y los nietos'. Pues nosotros de repente hemos conseguido eso en los cinco años que llevamos o, si prefieres contar desde el disco, en cinco meses. Eso es todo un hito, es acojonante y alucinante poder gustar de repente a tanta gente diferente de todas las edades y abrir ese abanico generacional de esa manera. A mí ha habido gente que me ha dicho 'llevaba veinte años sin escuchar algo que me llamara tanto la atención como vosotros, llevaba veinte años sin escuchar algo que me flipara tanto como vuestro disco'.
P: Es la vuelta del rock, tío (risas).
J: Pues no lo sé, pero a esa gente no le llamaba nada la atención hasta que hemos llegado nosotros.
¿Ahora el objetivo es fidelizar a toda esa gente? Porque sois el grupo del momento, pero eso ya sabéis de sobra que también puede ser peligroso. ¿Dónde os veis dentro de un año?
Á: Menudo pedazo de reto. Pero dentro de justo un año estaremos terminando nuestro primer verano de festivales serio.
P: Y enfocando el segundo disco.
¿Os preocupa ir demasiado rápido? Es una de las exigencias para los creadores de cualquier ámbito ahora mismo, quizás más incluso en la música.
J: Sacar un primer disco en 2024 y el segundo en 2026 no me parece ir rápido. Me parece, de hecho, un ritmo bastante ochentero.
P: La idea es que este disco viva como un disco de los de antes, aparte de que puedan sacar algunas cosillas sueltas.
¿Apostar por un disco a la vieja usanza y pasar de los tiempos que marca la industria es contracultural?
Á: Pues no creo. Nosotros tenemos vinilos como objeto de merchandising y se venden bien, así que apostamos por un disco entero y no tantos singles. Ahí están Arde Bogotá, que también están todo el tiempo poniéndole mimo y vendiendo sus vinilos, lo cual no es mala idea, al contrario, es comercial a muerte. Y una de las veces que más alto estuvimos una semana en la lista de discos más vendidos estábamos con Judas Priest...
J: ... fue un flipe ver que estaban Judas Priest debajo de nosotros. Y yo dije '¡buah!' (risas).
P: Es un orgullo ver el underground ahí, rodeado de discos de las multinacionales.
C: La primera edición de 300 vinilos se agotó en doce días, contra todo pronóstico.
J: Ahora debemos estar por unos 4.000 vinilos vendidos, que son muchos para cómo está el asunto.
Á: Igual son menos, pero con vinilos, CDs y casetes y tal serán unas 5.000 copias vendidas. A nivel comercial no me parece una mala estrategia, pero tienes que cuidar tu disco como intentamos cuidarlo nosotros, eso sí.
¿Y si dejáis de vender de repente?
Á: Me raya que el segundo no vaya bien.
P: Tener un primer disco con tanto éxito es un buen escaparate para el futuro.
C: ¡Pero ahora todo el mundo nos va a querer matar! (risas)
P: Ya lidiaré en redes con el segundo, porque irá la gente a puñal en Twitter, seguro, hagas lo que hagas.
En Twitter, Pablo ha creado escuela como 'el admin'. Ha sido una herramienta de promoción muy buena para vosotros. ¿Cómo llevas la cabeza?
P: Me lo tomo de risas, pero hay veces que me caliento, como todo el mundo. Pero no lo pongo porque no merece la pena discutir. Yo quería recuperar el buen rollo que había en Twitter antes de que se metiese todo el politiqueo, y además me di cuenta de que las bandas comunicaban muy corporativamente. A partir de ahí empezó a crecer y ahora tiene vida propia (risas).
¿Si, como aseguráis, Alcalá Norte no es un grupo político, qué tiene que remueve tanto a la gente? De alguna manera vuestras canciones incitan a la revuelta.
C: Es que entre las once canciones del disco no hay ninguna de desamor. Y hablas sobre un tema que le importa de verdad a la gente, aunque no te estés posicionando, el mero hecho de ponerlo sobre la mesa ya da la sensación de que te estás posicionando.
J: Parece que todo lo que no sea hablar de amor o desamor ya es política. O amor y chicas o política, no hay otra cosa. Porque todo el mundo entiende que el amor y el desamor es el sentimiento, y lo que no es eso es revolución. Pero no. Que la gente piense lo que quiera, nuestro incentivo no es la revolución, ni la política, ni nada, es decir lo que queremos decir porque nos sale de los cojones. Quizás decir lo que te sale de los cojones sea muy político... pues vale, pero no hay una base pensada de decir creemos en un grupo revolucionario o político. Lo cual no quiere decir que en algunas conciencias se remueva algo político por algo que hayamos dicho, pero no es nuestra intención. La gente piensa que todo lo que no es amor y desamor es política.
Á: Nuestro libro político es el manual para escribir canciones que publicaron los KLF.
P: Las canciones son de aquellos que las cantan y cada cual se puede inventar el significado de su película en su cabeza. Eso es lo que mola, que cada cual lo interpreta como le da la gana.
J: Entiendo por qué la gente piensa que esto tiene una intención política, pero nuestra realidad es que no, porque no nos parece que sea necesario. Pero entiendo también que decir ciertas cosas que a lo mejor no todo el mundo dice puede ser incluso político, porque al final la política está en todas las capas de la sociedad.
También puede ser porque la primera frase de la primera canción de vuestro primer disco sea esta: "La sangre del rico es pus, la vena del pobre derrama dinero".
Á: Pero es casualidad.
J: Esa canción podría ser la última, pero es la primera por la intro ascendente que es buena para abrir. No es que tuviéramos claro que lo primero que teníamos que decir es eso.
C: Ahora que lo pienso, es que claro, si un rico pone el disco y escucha eso lo va a quitar rápidamente (risas).
Á: La mente del rico seguramente no funcione así.
J: Que cada cual saque las conclusiones que quiera de nuestras letras.
¿Y si habéis escrito ya vuestra mejor canción en vuestro primer disco?
J: Pues no lo podemos saber. Igual La vida cañón es la mejor canción que vamos a hacer jamás, tampoco pasaría nada. Espero que no, claro, y que hagamos cosas que sean igual de guapas o más.
Á: Es que tenemos otras canciones que molan mucho.
P: La calle Elfo está calando despacito, era el regalito del disco.
J: Nosotros vamos a intentar hacer todo lo posible para que salgan canciones guapas. Tampoco sé quien decide cuál es la mejor canción, si el público o nosotros, porque hay mucha gente a la que le gustan cosas de mierda y no sé si ese es el baremo para medir lo que está guapo o no. Al final, tendremos que ser nosotros los que decidamos lo que más nos gusta y lanzarlo, y al que no le guste que se aguante.
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C: Todas, grandes y pequeñas. Y nosotros hemos escuchado a todo el mundo por igual.
J: Siempre que se pueda adaptar lo que te ofrecen con lo que nosotros queremos hacer sin mancillar nuestros principios, nunca se sabe. No se trata de vender tu alma al diablo, por ahora nos vamos apañando, y en futuro quien sabe lo que puede pasar. Eso de hacerse el guay y el underground no es necesario.
Á: Y que tampoco ponían tanto dinero (risas).